El Gobierno cree que la solución al conflicto sólo depende de Puigdemont
El Ejecutivo intuye señales que ponen en evidencia la debilitación del proceso
El Gobierno está contento. Ha comprobado la buena acogida que ha tenido entre una parte de la sociedad catalana su invitación a Puigdemont para que acuda al Congreso a explicar sus pretensiones soberanistas. El equipo de Rajoy considera alcanzado el objetivo.
El requerimiento del Cercle d’Economia al presidente de la Generalitat para que acepte la oferta y acuda al Congreso a explicar qué quieren los catalanes, le ha servido al Gobierno de apoyatura a sus tesis. Cree que a partir de ahora la pelota está en el tejado de Carles Puigdemont. “El Gobierno ya se ha movido”, subrayó ayer en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el portavoz del Ejecutivo, Íñigo Méndez de Vigo.
Se ha movido porque “ha dicho dónde está dispuesto a dialogar”, afirmó, y a hacerlo, “con luz y taquígrafos”. “Ahí es donde se puede debatir lo que el señor Puigdemont quiera”, dijo.
Una invitación que muestra, según el ministro, la disposición al diálogo y que “contrasta con la ley de transitoriedad” que prepara la Generalitat para imponer la independencia de Catalunya si no se celebra el referéndum que reclaman.
El Gobierno está convencido de que algo ha cambiado en la sociedad catalana, no sólo por la oferta realizada a Puigdemont hace siete días, sino al divulgarse el contenido de un borrador de la ley de transitoriedad y la voluntad de los impulsores del proceso de ir a una declaración unilateral de independencia. El Gobierno interpreta que hay catalanes asustados. “La sociedad catalana está reaccionando”, aseguran fuentes gubernamentales, y lo hacen como lo ha hecho los socios del Cercle, porque no quieren ir a una confrontación con decisiones unilaterales que dejarían todo en un limbo.
El equipo de Rajoy quiere aprovechar ese temor que parece surgir en determinados sectores sociales sobre lo que puede ocurrir si hay una declaración unilateral y por ese motivo potenciará sus llamadas al diálogo, su presencia en Catalunya, empezando por Rajoy que hoy estará
Se insta a Puigdemont a recuperar el sentido institucional que su cargo comporta
en Sitges al tiempo que la vicepresidenta seguirá cumpliendo su agenda de contactos catalanes.
A juicio del Gobierno “es bueno que sectores representativos de la sociedad catalana digan a Puigdemont lo que piensan” y, a su enten- der, esto no ocurrió de un modo tan claro cuando se celebró la consulta del 9-N.
Ahora, piensa el Gobierno “la mayoría de los catalanes no entienden lo que hace Puigdemont”, y se
El Gobierno subraya que la Constitución se puede cambiar, incluso los artículos 1 y 2
trata de que ahora vean en el mensaje del Gobierno lo que buscan, los beneficios que ha tenido para los catalanes la política que ha llevado durante los años de la crisis.
Por este motivo el Gobierno tiene “esa posición activa de brindar las Cortes Generales para que se explique” la cuestión catalana, y a juicio del ministro Portavoz, “es una oferta que no debería despreciar el señor Puigdemont”.
El Gobierno quiere dar ahora ese doble mensaje. Por un lado, la disposición al diálogo: “Se puede discutir de todo pero de acuerdo con la Constitución”.
“Existen mecanismos para plantear toda clase de aspiraciones políticas”, “sólo la Biblia fue escrita para durar miles de años”, puntualizaba ayer el portavoz Íñigo Mendez de Vigo- La Constitución se puede cambiar, señala el Gobierno, incluidos los artículos 1 y 2, que proclaman que la soberanía nacional reside en el pueblo español, y en los que se fundamenta la indisoluble unidad de la nación española, “patria
común e indivisible de todos los españoles”, tal y como se encargó de recordar el portavoz.
Y por otro lado, el discurso duro, para que cale en la sociedad catalana la realidad de lo que pretenden los independentistas. Denunciar que lo que propone Puigdemont atenta contra la Constitución, “pero también contra el Estatut” aprobado por los catalanes. Poner de manifiesto cómo Puigdemont sólo representa ya “a los secesionistas que están en manos delos radicales de la CUP”. Por eso, Méndez de Vigo ayer, en nombre del Gobierno, se volvió a dirigir a Puigdemont para pedirle que “recupere el sentido institucional” que su cargo lleva implícito y vuelva a ser “presidente de todos los catalanes, y no sólo de una facción, de los secesionistas”.