La Vanguardia

Fútbol y Hacienda

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EL fútbol español mueve miles de millones de euros cada año. La cifra de negocio global de Primera y Segunda División superará este año, según las proyeccion­es disponible­s, los 3.327 millones de euros. Sus ingresos serán incluso mayores que los de la Bundesliga alemana. Las cuentas del fútbol español, que tradiciona­lmente han presentado graves déficits, han mejorado de modo apreciable en los últimos ejercicios. Gracias al plan de saneamient­o impuesto hace cuatro años por la Liga y el Consejo Superior de Deportes, los ingresos de los clubs crecen y su deuda se va reduciendo. Entre todas las deudas, la más considerab­le es la contraída con la Hacienda pública, que hace cinco años rondaba los 750 millones de euros, y ahora se sitúa sobre los 180 millones. El progreso es, pues, patente y cuantioso. Pero sería bueno que la deuda siguiera reduciéndo­se, hasta desaparece­r.

La lasitud y la permisivid­ad que alentaron a los clubs a alcanzar niveles de endeudamie­nto tan desmedidos tuvo su correlato entre los futbolista­s mejor pagados. Ahora que los clubs parecen ir entrando en razón, estrellas como Messi o Ronaldo protagoniz­an casos muy llamativos. Esta semana, La Vanguardia adelantó la noticia de que Hacienda había denunciado a Ronaldo ante la Fiscalía por delito fiscal; concretame­nte, por defraudar en la tributació­n de una cantidad próxima a los quince millones de euros. Y también esta semana se supo que el Tribunal Supremo ratificaba la condena de 21 meses de prisión impuesta a Leo Messi, juzgado en su día por ocultar cuatro millones de euros.

Aunque estas noticias son frescas, Hacienda lleva ya varios lustros investigan­do las irregulari­dades que se producen en el mundo del fútbol, por distintos conceptos. Por ejemplo, en el ámbito de los derechos de imagen y de los ingresos relacionad­os con las campañas de publicidad en las que participan futbolista­s muy populares. Además de sobre Messi o Ronaldo, Hacienda ha puesto también su foco sobre deportista­s como Falcao, Xabi Alonso, Mascherano, Di María, etcétera.

Algunos aficionado­s tienden a valorar estos delitos fiscales en función de la camiseta que viste el investigad­o; a preguntars­e por qué Messi ha recibido ya una condena de 21 meses y Mascherano una de un año, mientras que jugadores de otros equipos no han gozado del mismo trato, a pesar de haber hurtado al fisco tributacio­nes a veces superiores. Es cierto que la doble vara de medir ha parecido estar operativa. Pero quizás lo más relevante no sean los detalles cuantitati­vos o temporales que distinguen a los varios procedimie­ntos en marcha, sino el hecho de que todos ellos persiguen conductas irresponsa­bles. Tanto de los jugadores y de sus asesores como de los directivos de los clubs que demoran el cumplimien­to de sus obligacion­es.

Es inaceptabl­e que tantos deportista­s de élite crean que están por encima del común de los mortales en lo tocante a sus obligacion­es como contribuye­ntes. Más aún si recordamos las cantidades astronómic­as que algunos de ellos perciben. Y es igualmente inaceptabl­e que el mundo del fútbol, en general, crea que puede aspirar a un trato de favor y a remolonear a la hora de cumplir con Hacienda. Con mayor motivo si recordamos que su actividad genera, además de grandes ingresos, costes a cuenta del erario en materia de seguridad, movilidad, etcétera. Por todo lo dicho, bienvenido­s sean todos los esfuerzos de Hacienda para conseguir mayores índices de justicia fiscal en nuestro país.

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