La discreción
Prisión incondicional para Sandro Rosell, el presidente más votado de la historia del Barça. El presidente más longevo, 22 años en el cargo, Josep Lluís Núñez, también pasó una temporada, entre rejas. Sí, es verdad que votamos mal. Ya lo habíamos comentado en estas páginas.
Josep Maria Bartomeu, por ejemplo, es el último presidente que ganó unas elecciones en can Barça. Lo hizo hace dos años, sólo tres meses después de que el fiscal de la Audiencia Nacional José Perals, aparte de 3,83 millones de euros de multa, también solicitara dos años y tres meses de prisión para él. Sin embargo, ganó las elecciones de calle. Y una vez ejerciendo ya de presidente electo, pactó con la Fiscalía que fuera el Barça quien asumiera la responsabilidad de su mala gestión anterior y pagara una multa de 5,5 millones de euros. Glorioso. Lo más triste del caso es que Bartomeu llevaba años exigiéndole a la directiva de Laporta que asumiera unas pérdidas inexistentes. Quien embadurna el club para evitar asumir la propia responsabilidad se erige en perseguidor de imaginarías responsabilidades de otros. Alucinante. Deprimente. Y cierto.
Tan cierto como que ni siquiera con esta vergonzante hoja de servicios en el club parece que se le tambalee la silla. Ni siquiera ahora, con unos resultados deportivos mediocres en el fútbol y desoladores en el baloncesto. La
Da toda la impresión de que tendremos presidente Bartomeu para muchos años. ¿Por qué?
gradería del Camp Nou despidió la temporada aplaudiendo al primer equipo. Ya podemos enzarzarnos en discusiones sobre la pérdida del estilo de juego y encendernos con la rebaja del peso específico de la Masia. Da toda la impresión de que tendremos presidente Bartomeu para muchos años. ¿Por qué? No habla bien, no tiene ningún tipo de carisma, ni un ideario original, ni un programa reconocible... ¿Por qué? La justicia todavía tiene que resolver definitivamente el caso Neymar y las acusaciones de espionaje a Jaume Roures, que a buen seguro enturbiarán la imagen de esta directiva en los próximos meses. Contrariamente a lo que piensa mucha gente, yo ni siquiera creo que tenga bajo control el grueso de la prensa deportiva. Si descontamos, claro, las cuatro momias de siempre. ¿Entonces, y por última vez, por qué tendría que sobrevivir al frente de la entidad deportiva más importante del país un presidente como Bartomeu?
De todas las razones que encuentro, la que más me fastidia y más rechazo me produce, la que mejor describe la retorcida psicología de nuestra tribu, la incapacidad crónica para reconocer el talento, el poso de paternalismo hipócrita sobre el que todavía dibujamos nuestros destinos, es la que dice que Bartomeu seguirá porque es un presidente discreto.