¿Colaborar con las ‘start-up’?
Vivimostiempos veloces. Lo vemos a diario en cualquiera de los medios que utilizamos para estar informados, en la inteligencia artificial, la robótica, el internet of things, los coches autopilotados, etc. La tecnología inyecta velocidad en todos y cada uno de los procesos en los que participa, haciendo las distancias mucho más cortas y más eficiente. Para volver a empezar.
Sabemos que la innovación es un valor diferencial. Que ha sido una de las fuentes de diferenciación y sostenibilidad para las compañías y que puede centrarse en cualquiera de sus caras: productos y servicios, modelos de negocio, precios, etc.
LOS DOS FRENTES
Las empresas trabajan en dos frentes. Tienen el día a día de las operaciones y mantienen la mirada puesta en un futuro cada vez más cercano y con menos luces. Hay que mirar al futuro, es cierto. Pero sin desatender el presente, proque sin presente no hay futuro. Cuando mantenemos ese difícil equilibrio es cuando vemos que las compañías que han generado más riqueza en los últimos años han sido las que han inventado nuevas formas de hacer las cosas y de entender las necesidades de los clientes. Muchas de las más grandes corporaciones que hoy operan en el mundo no existían hace algunos años. Sin embargo, las que no se cuestionaron los cambios, a pesar de tener recursos muy superiores, no han sabido adaptarse, básicamente porque han estado haciendo lo de siempre de forma más eficiente y, créanme, acabarán cerrando.
Emprendedores y start-up coinci- en esa mirada al futuro. Su día a día está centrado allí; el presente, en muchas ocasiones, todavía no existe, y la esperanza de grandes frutos futuros les permite volar con unos motores que se llaman ilusión, pasión, conocimiento y recursos económicos. Todos ellos deben estar bien encendidos, especialmente los económicos, que son los que alimentan los primeros; si no, el trayecto termina abruptamente.
Existen compañías consolidadas que mantienen unos buenos recursos económicos, fruto de inversiones pasadas. Pero, como la música sigue sonando, se duermen, viven del pasado en vez de ocuparse del futuro. Así que se ls van apagando las llamas de la ilusión, el compromiso y el conocimiento que permiten explorar nuevas
oportunidades. Y todo esto sazonado por un excesivo reporting, presupuestos centrados exclusivamente en los costes y jerarquías mal aplicadas que simplemente actúan como aceleradores de esta situación, por lo que hay que aplicar alguna medicina.
Aunque parezca exagerado, esto ocurre, por lo que debe reconducirse cuanto antes. Una posible solución es crear un modelo de colaboración con
start-up que ayude a las compañías establecidas a identificar, explorar, desarrollar y digerir nuevas oportunidades sobre las que dirigir la inversión futura.
Como se puede intuir, esto no va solo de recursos económicos, sino que las capacidades para desarrollar estas nuevas oportunidades, las formas organizativas que requieren, así como los criterios financieros de rentabilidad, tiempo y retorno, son una gran fuente de aprendizaje y de transformación, lo que motiva y evita caer en la complacencia de los éxitos pasados.
RECURSOS SOSTENIDOS
Para las start-up, encontrar un socio industrial con el que hacer el viaje puede ser una gran oportunidad para validar el modelo de negocio y conseguir el volumen que permite obtener recursos económicos propios o ajenos de forma sostenida. De lo contrario, puede alargarse y morir por falta de oxígeno.
Gran parte del éxito de esta colaboración reside en que exista un claro sentido por ambas partes y, lo más importante, libertad y autonomía en la gestión. Si se dan estas circunstancias, todo lo demás, la ilusión, la pasión, el compromiso, las nuevas oportunidades y la innovación cobrarán vida en ese viaje con la mirada en el futuro.
ENCONTRAR UN SOCIO INDUSTRIAL CON EL QUE VIAJAR PUEDE SER UNA GRAN OPORTUNIDAD