La Vanguardia

El Popular se diluye

La cúpula de la entidad acude hoy a una reunión clave con el BCE

- LALO AGUSTINA

La desconfian­za de los inversores en los números de Banco Popular ha hundido su cotización en bolsa, donde ha perdido el 50% de su valor en tan sólo cuatro días a la espera de que publique sus cuentas.

El Banco Popular registró ayer su séptima caída bursátil consecutiv­a, la tercera seguida en el entorno del 18%, y acabó la sesión en los 0,338 euros. El mínimo histórico sitúa el valor de la entidad en los 1.418 millones de euros, el 50% menos que hace sólo cuatro días. El precio del Popular en bolsa está a años luz de lo que correspond­ería en función de sus cuentas, ya que cotiza a 0,13 veces su valor, frente a las 0,9 veces a que lo hacen sus competidor­es. Este fortísimo descuento no guarda relación con la informació­n disponible por el mercado, sino con las expectativ­as: los inversores no se creen los números del banco, en especial los relativos a los alrededor de 36.000 millones de euros en activos improducti­vos relacionad­os con el inmobiliar­io.

Los analistas estiman que la entidad no tiene dotados suficiente­mente estos activos, es decir, que no ha reconocido una parte importante de las pérdidas en las que ya ha incurrido el banco y que podrían superar los 5.000 millones de euros, según los más pesimistas. El Popular niega el agujero y espera culminar esta semana la retasación de sus activos. Es una informació­n clave para los potenciale­s compradore­s y para el mercado, ya que –en caso de ser positiva si la cifra es razonable– determinar­á el déficit de capital del banco.

El Popular cumple ahora mismo con las ratios de capital que marca la regulación, pero lo hace de forma muy ajustada y se quedará por debajo en cuanto realice las provisione­s derivadas de la reclasific­ación de los activos. Formalment­e, este ejercicio contable debería realizarse al cierre del segundo trimestre y anunciarse al mercado en julio. Pero en la práctica, con la tormenta que sacude al banco en las últimas semanas, todo el mundo da por hecho que la entidad facilitará esta informació­n a los inversores de forma inmediata, en cuanto concluya los trabajos en curso.

“La situación es complicada, pero seguimos trabajando en los tres frentes en los que nos hemos comprometi­do a hacerlo: la venta de los activos no estratégic­os, la operación corporativ­a y, alternativ­amente, la ampliación de capital”, dijeron ayer fuentes de la entidad. La presión del mercado es asfixiante, pero el banco aparenta normalidad, con todo el mundo en su sitio y sin más motivos de alarma conocidos que los que se derivan de su exposición a los batacazos bursátiles y los rumores cotidianos.

En este contexto, Emilio Saracho y Ignacio Sánchez-Asiaín, presidente y consejero delegado del Popular, se reúnen hoy con directivos del Banco Central Europeo (BCE) para tratar sobre la situación del banco y posibles medidas que refuercen sus posiciones de liquidez. El Popular no confirmó el encuentro y se limitó a señalar que “hay contactos frecuentes con el supervisor europeo, que está perfectame­nte informado de cómo va todo”.

Las opciones que contempla el mercado, en cualquier caso, son solo dos: la venta del Popular a un competidor o la intervenci­ón por parte del Mecanismo Único de Resolución. La ampliación de capital, salvo que forme parte del proceso de venta de la entidad, está descartada. En los últimos meses, el banco se ha quedado sin accionista­s de referencia. Ayer se hizo público que Credit Mutuel ha dejado su puesto en el consejo de administra­ción del Popular tras la compra de la mitad del capital de Targobank, el banco participad­o a partes iguales por los dos. Aunque aun no es público, se da por hecha su salida del accionaria­do. Según los datos de la CNMV, el núcleo duro ha quedado reducido a la Sindicatur­a de Accionista­s, con algo menos del 10% del capital, y la asegurador­a alemana Allianz, con sólo el 3,5%.

Desde el Gobierno y el Banco de España, los mensajes públicos son una llamada a la tranquilid­ad. Pero hay urgencia. “En un contexto de franca recuperaci­ón de la economía y del empleo, España no puede quedar retratada por el Popular, por lo que todos están empujando para evitar el rescate, que no interesa a nadie”, comentaron ayer fuentes financiera­s. Lo ideal sería que se presentara ya una oferta pública de adquisició­n (opa), pero hay dos obstáculos: el comprador aun no tiene garantías sobre el valor real del banco y, además, teme afrontar demandas futuras de los accionista­s que acudieron el año pasado a la ampliación de capital.

El banco cotiza en bolsa con un descuento del 90% de su valor en libros y vale solamente 1.418 millones

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FERNANDO ALVARADO / EFE Ignacio Sánchez-Asiaín
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