La Barceloneta quiere ofrecer terrazas de diseño
Una quincena de restaurantes del frente marítimo piden al Ayuntamiento que les deje instalar unos singulares veladores
Una quincena de restaurantes de la fachada marítima de la Barceloneta pedirán estos días al gobierno de la alcaldesa Ada Colau que les permita instalar unas terrazas muy bonitas que les acaba de diseñar la arquitecta Benedetta Tagliabue. Son básicamente unos veladores cuyos parasoles recuerdan a mástiles, cuyos toldos se asemejan a las viejas velas de las embarcaciones pesqueras de toda la vida. La actual disposición de mesas y sillas luce mucho menos. Los responsables del Salamanca, el Can Majó o, entre otros, el Tapa Tapa Xiringuito entienden que este lado de la ciudad es tan transitado, ofrece una estampa tan inconfundible de Barcelona, que merece un trato especial por parte del Ayuntamiento.
“Yo creo que los establecimientos de cada lugar han de mejorar la calidad del espacio público del que forman parte –explica la arquitecta Tagliabue–. Las terrazas han de contar cosas sobre los lugares donde están. Y con este diseño tratamos de hablar un poco de la historia del barrio de la Barceloneta”.
La petición de estos hosteleros está del todo auspiciada por el Gremi de Restauració de Barcelona. Y es que el gremio quiere que la nueva ordenanza de terrazas de la ciudad incluya una nueva figura: la de la zona de excelencia, lugares donde sus mesas y las sillas también pasen a formar parte de su identidad. De esta manera, entienden en el Gremi de Restauració, determinados espacios de la urbe podrían disponer de unos veladores mucho más acordes con su idiosincrasia. Muchos piensan que lo que se montó en la avenida Diagonal fue una oportunidad desperdiciada, que podría haberse aprovechado la tramitación de su ordenación singular para revalorizar este espacio público recién remozado, que Barcelona es todo un referente del modo de vida mediterráneo y del diseño que ha de abrir caminos para el desarrollo de la creatividad y la imaginación en todos los ámbitos. Hablamos de la Rambla, del paseo de Gràcia, de un montón de escaparates de la capital catalana... Fue precisamente Tagliabue quien de manera reciente elaboró por encargo del gremio un estudio sobre cómo diversas ciudades europeas se permitían algunas excepciones a la regla general. Hasta ahora, el gobierno de Colau recurrió a las ordenaciones singulares y a las distribuciones previas con el objetivo de reducir el número de mesas y sillas de determinadas zonas. La intervención en torno a la Sagrada Família sirvió para decretar la eliminación de todas las terrazas en el perímetro del templo. Las relaciones entre la administración local y la pequeña y mediana empresa no atraviesan últimamente sus mejores momentos.
“Creemos que con iniciativas como las de los restaurantes de la Barceloneta podemos ayudar a recuperar el camino que mejor resultados dio siempre a Barcelona –sostiene Pere Chias, el presidente del gremio–, el de la colaboración público-privada. Hasta ahora la administración, y no me refiero únicamente al gobierno de Colau, se mostró principalmente recelosa, su regulación tendió demasiadas veces hacia la uniformidad, hacia una homogeneización de la ciudad basada en la proliferación de mesas y las sillas metálicas, iguales... Tenemos que cambiar el chip. Las terrazas no son únicamente para los clientes de los bares. Forman parte del espacio público. Es el momento de aprovechar que el Ayuntamiento está reformando la ordenanza para crear una nueva figura: las zonas de excelencia”.
El gremio del sector reclama al gobierno local una figura jurídica que dé protagonismo a la creatividad