Blancos malos y blancos buenos
Ningún equipo del mundo ha ganado tantas finales continentales seguidas (siete) como el Auckland City neozelandés
Cuando la temporada acaba como ha acabado la de este año, y pasan las cosas que pasaron el sábado en Cardiff, y uno es culé, lo mejor es instalarse en un lodge del desierto del Kalahari en Namibia donde no hay Internet, ni cobertura en el móvil, y la central de comunicaciones más cercana es una choza de un grupo de nómadas bosquimanos con una parabólica. Por suerte, casi todos son hinchas del Liverpool.
Pero si uno tiene la mala fortuna de tener que escribir de fútbol en tan trágicas circunstancias, la única opción válida es irse lo más lejos posible. Preferiblemente a las antípodas, y a un país (Nueva Zelanda) donde el deporte rey no es el balompié sino el rugby, y las entradas a los estadios para partidos comunes y corrientes de liga son de unos pocos miles de espectadores. El récord es de 35.000, cuando los all whites (la selección nacional) se enfrentó a Bahréin para ganarse el acceso a la fase final del campeonato del mundo de Sudáfrica 2010, que ganó España.
Es un destino futbolístico con muchos puntos a favor en medio del duelo. Primero, porque si el innombrable ganó cinco finales continentales consecutivas al Stade de Reims (dos veces), al Milan, el Fiorentina y al Eintracht de Frankfurt, el Auckland City FC ha superado ese récord con siete Champions de Oceanía seguidas, ante enemigos que no hay que despreciar, como los rivales nacionales Wellington y Waitakere United, el Ba de Fiji, el Koloale FC de las Islas Solomon, el AS Tefana de Tahití y el Amicale FC de Vanuatu. Segundo, porque su entrenador es el catalán de 44 años Ramon Tribulietx, muy cotizado en ese lado del planeta y con un palmarés envidiable. Y una pieza también importante en los éxitos del club ha sido otro barcelonés, el veterano centrocampista Albert Riera Vidal. Y tercero, porque al crearse la Premier League neozelandesa en el 2004, un club llamado los Olé Madrids (vaya a usted a saber de dónde ha salido y qué ha sido de él) quedó excluido, llevó el asunto a los tribunales y perdió. En España no habría pasado.
El fútbol neozelandés no hay que tomárselo a broma, y el Auckland City es un habitual de los Mundiales de clubs, habiendo protagonizado duelos memorables contra el Al Ahly de Egipto, el Raja de Casablanca, el Mohgreb de Tetuán, el Sanfrecce de Hiroshima o el Mazembe de la República Democrática del Congo, y llegado a una semifinal que perdió 2-0 contra el San Lorenzo de Almagro argentino. Y su eterno rival de los suburbios de la ciudad, el Waitakere United, no se queda corto, con dos Champions oceánicas en sus vitrinas.
Los derbis de Auckland no atraen cien mil espectadores, pero no están exentos de pasión, no en vano si el City ha ganado seis ligas, el Waitakere le pisa los talones con cinco. La más memorable de todas ellas la conquistó el United hace una década, por 4-3, con el gol del empate en el último minuto y el de la victoria en la prórroga, después de que el árbitro sacara tres tarjetas rojas y diecisiete amarillas, un récord que todavía perdura. Choques así generan animosidad, y en el 2015 se registró una batalla campal en la Sandringham Road entre dos grupos de ultras, después de que los hinchas visitantes se negaran a pagar la cuenta de una hamburguesería por considerar que era una estafa.
Si eso es a nivel de club, a nivel de selección los all whites (condenados a vivir a la sombra de los all blacks en un país donde el rugby es el emperador) han progresado también mucho, aunque ocupen el puesto 112 en el ranking de la FIFA. Se marcharon imbatidos del Mundial del 2010 en Sudáfrica (su única otra aparición había sido en el 82), con empates ante Eslovaquia, Paraguay y la poderosa Italia. No está mal para un país cuya liga es semiprofesional (la mayoría de jugadores tienen otros empleos), y uno de cuyos equipos más potentes, el Wellington Phoenix, compite en la Premier de Australia contra el Melbourne Victory, el Perth Glory y el Adelaide United. Como si el Barça, sin necesidad de que Catalunya fuera independiente, disputara la Ligue 1 francesa (tal vez, a la vista de los últimos resultados, sería mejor...).
Actualmente se encuentran de gira por Irlanda, preparando la Copa Confederaciones de Rusia que empieza dentro de un par de semanas, y soñando ya con un playoff contra el quinto clasificado de Sudamérica (en este momento Argentina) para disputar la fase final del próximo Mundial. Su entrenador, el inglés Anthony Hudson, es un gran admirador de Marcelo Bielsa, Allegri, Antonio Conte y José Mourinho. ¿He dicho Mou? Nadie es perfecto, ni siquiera en Nueva Zelanda. Blancos malos, blancos buenos...
El City y su rival local Waitakere han ganado todas menos una de las ligas disputadas en el país