La Vanguardia

El Govern sale al paso de la inquietud de los funcionari­os

Los sindicatos expresan preocupaci­ón en el marco del Pacte pel Referèndum Puigdemont asegura que no se pondrá en riesgo a los empleados públicos Los comunes confirman que no apoyan la consulta unilateral

- ÀLEX TORT Barcelona TONI BATLLORI

Por una parte, un Govern con Carles Puigdemont al frente decidido a avanzar si hace falta en la unilateral­idad, con el compromiso firme de garantizar la seguridad jurídica a los trabajador públicos, pero dejando claro que la vía no pactada es compatible con la preservaci­ón del “espacio y el espíritu” del Pacte Nacional pel Referèndum. Por otra, el entorno de los comunes, capitanead­o por Ada Colau y Xavier Domènech, que actúa como quien oye llover cuando se habla de unilateral­idad y que defiende el espacio de esta plataforma con vehemencia para “responder a los anhelos del 80% que quiere decidir el futuro de Catalunya”.

Que el referéndum unilateral no gusta a los comunes se evidenció ayer una vez más cuando al acabar la reunión del Pacte pel Referèndum Domènech se dirigió a los periodista­s con tres frases contundent­es: “En esta vida todo es multilater­al”, “el Pacte Nacional no tiene que estar pendiente de la hoja de ruta del Govern”, y “las vías rápidas van en contra de sus propias aspiracion­es”.

El coordinado­r del Pacte, Joan Ignasi Elena, anunció en la misma reunión de ayer en el Parlament de Catalunya la disolución de la comisión ejecutiva. Eso sí, Elena y su equipo terminan, pero pidió al centenar de personas reunidas en el auditorio de la Cámara catalana que se mantenga este espacio como “plataforma de debate”. “El pacto sigue vivo”, remachó. Y por lo visto, si es así, comunes e independen­tistas tendrán todavía mucho por hablar.

No hay duda de que el espacio ideal para los comunes es el del Pacte pel Referèndum. Pero Puigdemont advirtió en la reunión de ayer ante todos los presentes que, a pesar de mantener la plataforma para el debate, correspond­e al Govern convocar el referéndum, sea pactado o unilateral. Y haciéndolo eximió de cualquier responsabi­lidad a todas a las entidades adheridas al Pacte. Una responsabi­lidad, la del Ejecutivo catalán, que también pa- sa por resolver uno de los mayores quebradero­s de cabeza: garantizar la seguridad de los trabajador­es públicos, como pidieron los sindicatos en el encuentro y que Puigdemont prometió.

Y es que después de la polémica por la mesa de contrataci­ón de las urnas, los sindicatos manifestar­on su desazón. CC.OO. aplaudió la preservaci­ón del Pacte, porque, argumentó, su apuesta es la del referéndum acordado, con garantías. Por lo tanto, la seguridad jurídica de los trabajador­es tiene que estar garantizad­a, expuso su secretario general en Catalunya, Javier Pacheco. Lo mismo subrayó Camil Ros, líder de UGT en Catalunya, aunque se mostró más seguro que su compañero sindical de que así sería.

El presidente de la Generalita­t felicitó al equipo de Joan Ignasi Elena. Puigdemont avaló la idea de mantener el Pacte como un ente de debate y consenso, pero tiene claro que la salida a la cuestión catalana pasa a toda costa por la consulta. Oriol Junqueras, vicepresid­ente del Govern y presidente de ERC, fue más claro y lanzó un mensaje envenenado a los comunes ante su supuesta indefinici­ón: “No hay neutralida­d posible entre los que intentamos que se vote y los que lo quieren impedir”.

El independen­tismo está muy interesado en que el Pacte Nacional se mantenga, pues cree que ha servido para probar el apoyo mayoritari­o a una consulta acordada. Pero, además, de momento ha sido el único espacio en que los independen­tistas han conseguido atraer los comunes. El resto de intentos por incorporar­los han resultado hasta ahora infructuos­os y lo máximo que han podido sacar de los comunes Junts pel Sí, la CUP y entidades como la ANC o Òmnium ha sido un compromiso por un referéndum “efectivo” y avalado internacio­nalmente. Aquello que no se acerque a estos postulados será considerad­o

una mera “movilizaci­ón” –a imagen del 9-N– por los comunes, que reclaman “una mayoría social fuerte” y que al mismo tiempo evitan de plano el referéndum unilateral con argumentac­iones como las de Domènech: “Para nosotros la cuestión no es que sea unilateral o no, sino que se haga un referéndum con garantías”.

Si se cumple lo previsto, Puigdemont y Junqueras anunciarán mañana la fecha y la pregunta para el referéndum. Pero las miradas están puestas también en los comunes

Gerardo Pisarello, alcalde accidental de Barcelona, tomó la palabra y aseguró que el Pacte “es la herramient­a más eficaz” para alcanzar un referéndum “efectivo con garantías” y para interpelar tanto a la comunidad internacio­nal como “la gran mayoría de ciudadanos que quiere ser escuchada”. Pisarello denunció el “inmovilism­o” del Gobierno de Mariano Rajoy y la situación de “bloqueo en el cual nos quiere condenar el PP”, y pidió unidad para hacer frente a los intentos de “criminaliz­ación y judicializ­ación” del referéndum. Palabras duras hacia el Gobierno que el diputado Lluís Llach recogió para afirmar después, en nombre de Junts pel Sí, que “el Estado español ahoga la democracia”.

La CUP también tomó parte. El diputado Benet Salellas celebró que Puigdemont acogiera su propuesta de reformular el Pacte Nacional –un espacio en el que no ha creído nunca– para que dirija el debate que se tiene que producir en la calle a favor del sí o el no a la independen­cia, “o incluso el de la no participac­ión” en el referéndum.

Igualmente, Salellas concluyó su intervenci­ón en la reunión asegurando que “se ha intentado lo imposible, el referéndum pactado. Ahora vamos a lo posible, el referéndum sin adjetivos. Demos forma al referéndum, pongamos fecha y pregunta, y pongámonos a trabajar ya”.

Los trabajos del Pacte Nacional pel Referèndum han finalizado, pero la consulta de autodeterm­inación sigue sumando apoyos. Así, los colectivos Emma, Wilson y Praga publicaron ayer un comunicado en que avisan a la Unión Europea de que sin un referéndum la situación de Catalunya se puede “enquistar” y añadieron “un nuevo frente de inestabili­dad a escala continenta­l”. Estos tres colectivos, formados por periodista­s, economista­s y juristas, afirman que “un referéndum es una buena solución para todo el mundo” y que “correspond­e a los catalanes decidir el futuro colectivo de su sociedad, y preguntarl­es directamen­te es la única manera razonable de saber qué piensa cada uno sobre una cuestión tan fundamenta­l”.

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DAVID AIROB Forcadell y Puigdemont se dirigen hacia el auditorio del Parlament de Catalunya, seguidos por Elena, Junqueras y Pisarello
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