El coraje como respuesta

LOS ciudadanos europeos se niegan a tener miedo al miedo. El escritor Hermann Hesse decía que cuando se teme a alguien es porque le hemos concedido el poder sobre nosotros. La respuesta a los últimos atentados resulta desafiante y global. El hashtag #NoTenemosMiedo no es un acto de temeridad, sino de raciocinio. No es una consigna arriesgada, sino una respuesta civilizada. La gente de bien no está dispuesta a que el terrorismo yihadista cambie ni sus valores, ni sus costumbres, ni su forma de vida. Esta decidida afirmación sobre nuestro modelo de convivencia nos hace más fuertes. Europa parece más unida que nunca, a pesar de quienes la quieren dividir levantando muros mentales o físicos.

La sección de Tendencias dedica atención a este fenómeno. Los psicólogos sociales tienen claro que el terrorismo intenta sembrar el miedo para recoger nuestra desazón moral. Una sala de conciertos, un estadio deportivo, un paseo, un puente o un mercado abarrotado –todo tan cotidiano– se convierten en objetivos. Es una manera de que cualquiera se sienta en el punto de mira. Los expertos creen que no hay nada mejor que el coraje como receta contra la locura. No hay que perderle la cara al terror. Hace más de dos mil años, el historiador Tito Livio ya advertía que el miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son. No tener miedo constituye un mecanismo de autodefensa.

La respuesta valerosa no es un recurso en las redes sociales, también resulta una realidad repetidamente constatable. En los atentados de Londres hemos conocido testimonios emocionantes. Especialmente heroico fue el de Ignacio Echevarría, que regresaba de patinar en un parque con unos amigos y se bajó de su bicicleta para enfrentarse a uno de los terroristas, que apuñalaba a una mujer. Toda una lección colectiva y un desafío individual que nos reconcilian con nuestra condición de seres humanos.