No amplificar el mensaje yihadista
El protocolo de prevención y detección en las escuelas y otras acciones sociales
Los Mossos d’Esquadra explican que desde los atentados de Charlie
Hebdo, en enero del 2015, que elevaron el nivel de alerta en Catalunya a 4 sobre 5, los ciudadanos se han acostumbrado a la presencia de la policía armada en espacios públicos. “Hasta ese momento, eran percibidos casi como una amenaza; a partir de entonces se les ve como elementos tranquilizadores”, indica un inspector del cuerpo especializado en violencia terrorista. La colaboración interdepartamental contra el yihadismo se produce con la misma conciencia colectiva de luchar contra una amenaza global.
“La formación que impartimos –policía local, justicia penal o centros escolares– pone el énfasis en la prevención del radicalismo, no en la detección”, explica el inspector de la policía catalana que ha dado formación a todos los directores de escuelas de Catalunya, desde infantil hasta bachillerato, en virtud del protocolo de prevención, detección e intervención de procesos de radicalización islamista. La formación a maestros se basa en la información sobre cómo funcionan los procesos de radicalización (cambios de comportamientos, de ropa, abstención de clases de gimnasia...) pero, paralelamente, se desmontan estereotipos sociales que nutren una narrativa de exclusión que los terroristas pretenden para amplificar su mensaje. Esa narrativa está en muchos ciudadanos. Según los Mossos, se quiere excluir cualquier ánimo xenófobo y fortalecer las políticas de integración y educación, conscientes de que la marginación es el caladero de los grupos yihadistas. Desmontar tópicos como que es culpa de la inmigración, que se radicalizan en las mezquitas y no en las redes sociales, o que son islamistas y no extremistas (el 20% de los terroristas son conversos), o que se les identifica por su vestimenta. E informar que algunos estudiantes son vulnerables a “grupos de manipulación psicológica” con técnicas de control y alteración de la personalidad. En este sentido, la detección, especialmente en los primeros estadios de la captación, ayuda a estos estudiantes que “son derivados a servicios sanitarios o sociales”.
“El primer peldaño de la radicalización es la humillación”, afirma Ingerbor Porcar, directora de Unidad de Crisis de Barcelona (UAB) que indica que hay jóvenes que no tienen las mismas oportunidades que los otros a pesar, incluso, de haber nacido aquí. “Tenemos que desmontar el nosotros y el ellos, e implicar a todas las instituciones para crear una sociedad realmente plural”, señala. Y no desatender a aquellos que salen a la calle con pancartas con “El islam es pacífico”.
“Los jóvenes universitarios de origen árabe, muchos nacidos en Catalunya, están cansados de tener que justificarse después de cada atentado”, explica Ricard ZapataBarrero, director del grupo de investigación interdisciplinario sobre inmigración. Este profesor de la UPF apunta que la principal responsabilidad es de los políticos que banalizan el terrorismo. ¿Por qué el discurso político machista es impensable y no se condena el racista?, se pregunta. “En el Parlamento Europeo se impulsa la autorregulación de los partidos de modo que no aparezcan ideas racistas (ni machistas, ni homófobas) en los discursos”.
La policía ha formado a todos los directores de escuela catalanes para prevenir casos y desmontar tópicos