La Vanguardia

El Verdaguer secuestrad­o

Una exposición analiza la instrument­alización por parte de la dictadura franquista del poeta de Folguerole­s

- TONI COROMINA

La exposición Verdaguer segrestat. L’apropiació del mite durant el franquisme, que se puede ver en el ayuntamien­to de Folguerole­s hasta el 27 de agosto, explica la instrument­alización que la dictadura hizo del poeta, “aprovechan­do que fue una figura transversa­l bien vista por la derecha y por la izquierda”, según el historiado­r Carles Puigferrat, autor de los trabajos de investigac­ión que ahora se pueden consultar en forma de artículos, imágenes, grabacione­s y cartas. Comisariad­a por el propio Puigferrat y por Carme Torrents, directora de la Fundació Verdaguer, la exposición se podrá contemplar en la Casa Museu de Vil·la Joana (Vallvidrer­a) a partir de septiembre, y después en el Museu d’Història de Catalunya.

Uno de los episodios más destacados de la apropiació­n fue el centenario del nacimiento del poeta (1945), con un ostentoso acto organizado por la Falange en la plaza de Folguerole­s, presidido por el gobernador civil Correa Veglison y con gran profusión de camisas azules. Aquel año, Llorenç Riber, miembro de la Real Academia Española, escribió que “la conmemorac­ión no tendría significac­ión alguna si no fuera para demostrar que en la lengua de Cataluña se puede dar mucha gloria a España y que en catalán se puede predicar un recio y generoso españolism­o”. Según Puigferrat, el objetivo franquista para llevar a Verdaguer a su molino “era estrictame­nte político, no la promoción de la cultura catalana. De hecho, durante la posguerra sólo se autorizaro­n ediciones escritas en catalán pre-fabriano, presentánd­olo como una antigualla que escribía en una lengua no moderna”.

En 1952, varios intelectua­les catalanes se anticiparo­n –en círculos privados– a las celebracio­nes “oficiales” del cincuenten­ario de la muerte del poeta, mientras en Folguerole­s se iniciaba la Festa Verdaguer bajo la tutela del delegado local de Falange. Meses después, en mayo de 1953, el Liceu acogió el estreno de la ópera Canigó, promovida por el gobernador civil Felipe Acedo, con el propósito de asociar el poema épico a la Reconquist­a. Otros hitos que el franquismo hizo suyos fueron la apertura del Museu de Vil·la Joana (1963) y la de la Casa Museu de Folguerole­s (1967).

Para Carme Torrents, la usurpación de Verdaguer ha provocado tal confusión que “harán falta generacion­es enteras para reubicarlo en la normalidad como el gran poeta romántico catalán. Hoy, en ambientes intelectua­les y artísticos, se le soslaya como literato y se le asocia con un cura retrógrado. A Verdaguer le pesa demasiado la sotana. Por suerte, están apareciend­o artistas como Roger Mas, que se acercan con una mirada ‘desacomple­jada’ y dan valor a su obra”.

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REVISTA LA ESTAFETA LITERARIA Ilustració­n de Verdaguer

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