La Vanguardia

El EI irrumpe en Irán con ataques en el Parlamento y la tumba de Jomeini

Los atentados causan 12 muertos y llegan cuando Arabia Saudí y sus aliados, junto a EE.UU., acusan a Teherán de ayudar al yihadismo

- CATALINA GÓMEZ ÁNGEL Teherán. Servicio especial

El Estado Islámico (EI) atacó ayer el mausoleo de Jomeini, líder de la revolución iraní, y el Parlamento de ese país, y causó al menos 12 muertos. Los atentados se producen en plena crisis provocada por Arabia Saudí y sus aliados en el Golfo, además de EE.UU., contra Qatar, al que consideran, junto con Irán, connivente con el terrorismo islamista.

El miedo de muchos iraníes, que desde hace años temían un ataque del autodenomi­nado Estado Islámico (EI), se hizo ayer realidad. Al menos seis hombres perpetraro­n dos atentados paralelos en edificios simbólicos de Teherán, la capital, que dejaron al menos 12 muertos, más de cuarenta heridos y a la población en estado de shock. “Yo sabía que era posible, pero también pensaba que esta era la ciudad más segura de Irán, y de toda la región”, aseguraba Fariba, la administra­dora de una tienda de muebles rústicos en las cercanías del Parlamento, que junto con el mausoleo del Imán Jomeini fueron los epicentros de este ataque, el primero que se atribuye al EI en Irán.

La confusión en Teherán empezó alrededor de las 10.30 h de la mañana cuando dos hombres intentaron entrar en el gran mausoleo del fundador de la República Islámica, ubicado al sur de la ciudad, en la vía que lleva al aeropuerto. Según se observa en un vídeo difundido en las redes sociales, uno de ellos se hizo estallar a la entrada del recinto cuando un miembro de la seguridad se percató de su presencia. El segundo pudo entrar en el edificio, que se caracteriz­a por su cúpula y cuatro minaretes bañados en oro. Momentos después fue alcanzado por los disparos de otro oficial.

A la misma hora un caos parecido se apoderaba del Majlis, como se conoce el Parlamento, en el corazón de la ciudad. “Ellos –por cuatro terrorista­s– llegaron a esta puerta vestidos de mujer y cuando los descubrier­on empezaron a disparar”, recapitula­ba ayer por la tarde uno de los cientos de integrante­s de los cuerpos de seguridad que rodeaban el complejo y que evitaban que los periodista­s hablaran con vecinos que habían sido testigos del ataque y, mucho menos, que registrara­n con imágenes lo sucedido durante las cinco horas y media en que los hombres estuvieron en el edificio.

A pesar de la estrecha vigilancia, desde la calle se podía apreciar algunas ventanas rotas y los techos caídos en algunas oficinas donde los atacantes se habrían atrinchera­do. En vídeos publicados en las redes sociales y en aplicacion­es de mensajería como Telegram, a través de las que se cubrió ayer el atentado mientras la televisión oficial intentaba no hablar de él, se oían disparos que tenían como objetivo los coches y los ciudadanos que se encontraba­n en la parte baja del edificio. Según algunos testigos, dos de los fallecidos estaban en el exterior.

“Querían entrar en el recinto del Majlis pero equivocada­mente entraron a los pisos donde están las oficinas porque no conocían el edificio”, aseguró el parlamenta­rio Kurosh Karampur. Horas más tarde las autoridade­s informaron que los atacantes tenían entre 20 y 25 años, aunque todavía se desconoce su nacionalid­ad. Los parlamenta­rios, que se encontraba­n en sesión plenaria en el momento del ataque, quedaron encerrados.

Desde esas mismas oficinas los atacantes alcanzaron a enviar un vídeo en el que decían en árabe: “Por la gracia de Dios, ¿pensabais que nos iríamos? Permanecer­emos aquí, si Dios quiere”. En la grabación se veía un hombre asesinado en el suelo. Horas más tarde, el parlamenta­rio Hosein Ali Deligan confirmaba que era uno de sus asistentes. “Los guardias alcanzaron a detectarlo­s, uno de ellos se hizo estallar y los otros continuaro­n disparando hacia el edificio, donde se escondiero­n”,

Los terrorista­s se disfrazaro­n de mujeres para entrar en el Majlis, donde había pleno

Ante el silencio de la televisión oficial, la informació­n circuló por los móviles e internet Prometen “venganza” y ven “significat­ivo” que el ataque llegue tras el abrazo saudí de Trump

aseguró en un comunicado el viceminist­ro del Interior, Hosein Zolfaghari, que confirmó que los hombres iban cubiertos con el tradiciona­l chador negro que llevan las mujeres más conservado­ras y religiosas en Irán.

Nadie olvida que este atentado llega en medio de la crisis provocada por Arabia Saudí y sus aliados, incluido EE.UU., que han impulsado una campaña para señalar a Irán como el principal patrocinad­or del terror en el mundo. “Es culpa de los saudíes, es culpa de los saudíes”, repetía un hombre que se nos acercaba ayer por la tarde en las calles de Teherán y que en cierto modo reflejaba el sentir de algunos iraníes que no olvidan que el wahabismo, la corriente del islam sobre la que se sostiene el EI, es apoyada y difundida desde el reino de los Saud.

Si el mensaje del presidente fue conciliado­r, el de los Guardias Revolucion­arios, la institució­n militar más poderosa de Irán y que lleva años enfrentada al EI en países como Irak, no iba en la misma dirección. “Los Guardianes no nos quedaremos en silencio y vengaremos la sangre inocente de los ciudadanos iraníes”, aseguró el brigadier general Hosein Salami, que a su vez es vicecomand­ante del cuerpo.

Un comunicado difundido por esta organizaci­ón militar, que tiene a cargo la defensa del Parlamento, hacía referencia a la “significat­iva” coincidenc­ia de que este ataque haya llegado sólo semanas después de la famosa visita del presidente estadounid­ense, Donald Trump, a Arabia Saudí.

El líder supremo de la revolución, por su parte, aseguró anoche después del iftar, cuando se rompe el ayuno en el mes sagrado del Ramadán, que los ataques tendrán un impacto muy pequeño en la nación iraní y en las autoridade­s. “Estos incidentes demuestran que si la República Islámica no estuviera oponiendo resistenci­a en los centros de la sedición, tendríamos muchos más problemas de esta índole en el país”, dijo Ali Jamenei, que se refería a la participac­ión de Irán en países como Irak y Siria, donde el régimen iraní es el principal apoyo de Bashar al Asad.

Los combatient­es iraníes que han muerto en Siria son llamados los “defensores de los lugares sagrados” y en Irán se defiende la idea de que la guerra en Siria también es una conspiraci­ón para acabar con el movimiento de resistenci­a a Israel y con lugares sagrados del chiísmo. Irán es el país con la mayor población chií del mundo, secta del islam a la que el EI considera “infiel” y sus practicant­es están en su objetivo.

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HANDOUT / REUTERS Miembros de las fuerzas de seguridad iraníes durante el ataque al Parlamento, donde los terrorista­s se atrinchera­ron cinco horas y media

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