Los Emiratos amenazan con la cárcel a quien apoye a Qatar en las redes

Apoyar a Qatar se ha convertido en un delito en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), cuyo fiscal general amenaza con penas de hasta 15 años de cárcel a los que expresen simpatía hacia el rival regional –en los medios de comunicación o en las redes sociales–, además de multas de hasta 120.000 euros.

Los atentados de Teherán añadieron ayer tensión a la situación en el golfo Pérsico. Senegal, Mauritania y Comores se han unido a la lista de países que han cortado sus relaciones con Qatar, mientras que Jordania las ha rebajado.

Aunque el asediado Qatar cuenta con reservas de alimentos para varias semanas, el Gobierno elabora planes con Irán y Turquía para garantizar los suministros. Recep Tayyip Erdogan es de los pocos estadistas que han mostrado solidaridad sin fisuras con Doha y ayer el Parlamento turco autorizó enviar tropas a su base conjunta en Qatar.

En Abu Dabi –el emirato de los EAU que se ocupa de Exteriores– aclaran que no buscan un cambio de régimen, sino un cambio de política. Dicho de otro modo, que Qatar deje de proteger a los Hermanos Musulmanes y a Hamas y que su canal, Al Yazira, deje de actuar como agitador del mundo árabe.

Es cierto que Qatar lleva dos décadas jugando a todas las cartas y acumulando contradicciones, condenando desde Al Yazira las ofensivas estadounidenses que parten desde su propio territorio. Y sin ver incompatibilidad en adquirir activos señeros de la City y Wall Street , a la vez que el 20% de la petrolera rusa Rosneft –hace seis meses– por 10.000 millones de euros.

Asimismo, la flexibilidad qatarí es un obstáculo para la línea dura suní contra Irán, resucitada por Trump y su secretario de Defensa,

Perro Rabioso Mattis, que pasó sus últimos años como general al mando de la base de EE.UU. en Qatar, planificando posibilidades de guerra con Teherán, su fijación desde que estuvo destinado en Irak.