Al otro lado de la burbuja
¿Qué consecuencias puede tener para el mercado del arte, tan dependiente de los ricos, la irrupción de un presidente como Donald Trump capaz de sacudir el mundo con un tuit? La preguntaba la formulaba Edward Helmore en The Guardian poco después de las elecciones de EE.UU. y aunque admitía que nadie conoce la respuesta, el hecho de que se hubiera convertido ya en un tema de conversación candente entre los galeristas y ejecutivos de las casas de subastas hacía presagiar un 2017 pleno de turbulencias. Alborotado, que no es sinónimo de catastrófico. Porque en momentos de incertidumbre global el dinero suele migrar hacia otras
fuentes de valor, y en ese podio del poder el arte sigue ocupando el escalafón más alto.
Eso explicaría por ejemplo el delirio que ha suscitado entre el nuevorriquismo una exposición como Tesoros del naufragio del ‘Increíble’, la multimillonaria aventura submarina de Damien Hirst que está sucediendo ahora mismo en los dos museos del magnate François Pinault en Venecia y que en apenas dos meses habría colgado ya el cartel de “todo vendido”. El artista invirtió en ella una fortuna, 50 millones de libras, y según algunas fuentes, no queda ya a la venta ni una sola de las 189 piezas expuestas. De cada una de ellas existen tres copias más dos pruebas de artista y los precios van de los 400.000 dólares la más barata a los cinco millones de dólares. Hagan cuentas.
Pero, al menos a corto plazo, el mercado del arte español no parece que vaya a verse sacudido por los vaivenes caprichosos de los coleccionistas rusos o chinos, cuyas fortunas han alimentado en los últimos años una burbuja que por suerte no ha acabado de estallar. El informe de Clare McAndrew constata la modestia de un mercado que a lo largo del 2016 registró unas ventas totales de 385 millones de euros –lo cual parece una cifra muy inferior a la que habrá obtenido Hirst con su operación veneciana–, y donde el precio medio por obra es de 5.000 euros, la mitad de la media internacional. Los galeristas capean el temporal gracias en buena medida a sus cada vez más frecuentes salidas a las ferias internacionales. ¿Y los artistas? El 47% obtienen unos ingresos anuales (en todas sus actividades, sean artísticas o no) inferiores a los 8.000 euros y un 78% no supera los 20.000 euros.