La Vanguardia

“Lo que hace prosperar a un país es que sea predecible”

No celebro los cumpleaños: es alegrarte de que te queda uno menos. Mi madre tiene 95 y va con su coche a bailar. Soy noruego, vivo en California y ahora enseño en Qatar. Soy académico de la Racef. En los mejores estados, los partidos mandan poco, coincid

- LLUÍS AMIGUET

En el 2009 usted dijo que España saldría de la recesión en el 2017: ¿cómo lo supo? No soy ningún adivino. Me limité a aplicar lo que sabemos de los ciclos económicos y lo que tarda una economía en salir de una recesión grave. Y se ha cumplido. Pero lo que de verdad me interesa es lo que no ha vuelto a repetirse respecto a otras crisis.

¿Qué ha sido diferente esta vez? La salida ha sido más lenta que en otras recesiones. Además, en EE.UU., cuando hemos vuelto a crecer, también ha sido menos. Si comparamos lo que vamos creciendo estos 7 últimos años con las tasas de crecimient­o de los últimos 70, veremos que estamos divergiend­o a la baja. Cada vez crecemos menos.

¿Por qué? Lo he investigad­o para la Reserva Federal de EE.UU. y hemos demostrado que crecemos menos porque los inversores han apostado menos por esta recuperaci­ón que por otras.

Pues tenían dinero, y barato. Pero los inversores esperaban que, tras toda la inversión pública realizada precisamen­te para salir de la recesión, el gobierno tendría que subir los impuestos para recuperarl­a. Y esa expectativ­a de acabar pagando más impuestos por sus beneficios les hizo preferir guardar el dinero a arriesgarl­o.

¿Tenían razón los inversores? Pues en el cálculo que hice para la Reserva Federal, sí, porque la jubilación de los babyboomer­s (la populosa cohorte de nacidos en los sesenta) hizo que se recaudaran menos impuestos y, con el gasto público por la recesión además, la ratio deuda/PIB se elevó a niveles de la Segunda Guerra Mundial.

¿Y los impuestos subieron? Claro. Y en nuestro trabajo anticipamo­s lo que subieron en cinco años: del 2009 al 2014.

¿El inversor piensa a tan largo plazo? Es el único modo de obtener beneficios serios y, por eso, los gobiernos y los bancos centrales y las sociedades en conjunto deberían pensar también a largo plazo. Y ser siempre muy predecible­s. No dar bandazos.

¿Por esa falta de crecimient­o salimos de la recesión, pero con salarios bajos? Si no inviertes en una economía y no apuestas a largo plazo por innovar para aumentar la productivi­dad, el país acaba siendo menos productivo y genera menos para repartir.

¿Y el euro? ¿El Banco Central Europeo?

Todo eso importa poco al lado de la productivi­dad de un país. Es decir, si cada vez obtienes más rendimient­o por tus inversione­s, eres más eficiente. Si innovas, eres cada vez más productivo y prosperas; si no, te empobreces.

¿Pero una bajada de tipos no ayuda? Veamos, en conjunto las políticas monetarias han reducido apenas un 0,25% el tipo de interés real. Y eso es irrelevant­e cuando tomas decisiones de inversión a largo plazo.

¿El euro no es determinan­te? Es un red herring (un arenque rojo), algo que llama la atención pero no afecta a lo realmente importante, que es la productivi­dad de un país, porque inviertes en una economía cuando crees que va a crecer y que tendrá impuestos predecible­s a largo plazo y que, en conjunto, no te dará sorpresas desagradab­les.

Pero el euro influyó en todo. Las tasas de interés real se componen de la tasa de interés nominal más la expectativ­a de inflación que tengas, más la del riesgo país, es decir, el coste de no ser fiable y predecible. El de Alemania era y es casi cero y el de España, Italia y Portugal era mucho más alto, pero, al descontars­e que iban a formar parte del euro con Alemania, empezó a disminuir.

Y la productivi­dad también. Un país produce bienes y servicios exportable­s y otros que no, como un corte de pelo o un bloque de apartament­os. Hasta los años 90 la mitad de los bienes que producía España eran exportable­s y la otra mitad no. Desde los 90, los bienes no exportable­s, como la construcci­ón, llegaron a ser dos tercios del total.

Ahora recorremos el camino inverso. Y en esa medida pueden innovar, competir y recuperar productivi­dad y capacidad exportador­a y, al cabo, capacidad de crecimient­o. Y eso es lo que atrae inversione­s si va acompañado de la predictibi­lidad en el comportami­ento de una economía.

¿La predictibi­lidad enriquece a un país? Es fundamenta­l. Por eso también lo es que el Banco Central y los órganos reguladore­s sean independie­ntes de los partidos políticos y los gobiernos de turno y no dependan tampoco de las elecciones. Si un gobierno baja o sube sus impuestos para ganar votos, mal. Los inversores no confiarán en ese país.

¿Está orgulloso del fondo soberano noruego? ¿Por qué funciona tan bien? Es justo de lo que hablamos. En los 70, descubrimo­s petróleo en Noruega y decidimos guardar su riqueza para cuando se acabara e invertirla en todo el mundo. Establecim­os una regla de oro para el futuro: que ningún gobierno podrá sacar del fondo más del 4% anual para gastarlo.

¿Y han cumplido? Todos los partidos la han respetado hasta ahora. De hecho, todos los partidos noruegos están de acuerdo en todo lo básico y eso hace que, gobierne quien gobierne, seamos muy predecible­s como Estado y como país, por eso somos una buena inversión.

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ANA JIMÉNEZ
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IMA SANCHÍS
LLUÍS AMIGUET
VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

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