La Vanguardia

Maryland y el DC demandan ahora a Trump por corrupción

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

Los fiscales demócratas ven ilícito que el presidente siga enriquecié­ndose Está claro que la estrategia del Partido Demócrata para recuperar el control del Senado en las elecciones de medio mandato previstas para noviembre del 2018 implica desgastar la figura del presidente forzándole a dedicar sus energías a defenderse en los tribunales y en el Congreso de diversas conductas aparenteme­nte ilegales. Con el Rusiagate monopoliza­ndo prácticame­nte la actualidad política, los fiscales generales de Maryland y el Distrito de Columbia (DC) se han conjurado para que Donald Trump no levante cabeza y han presentado una demanda contra el presidente acusándole de cometer corrupción al enriquecer­se, ilícitamen­te según ellos, con dinero procedente de gobiernos extranjero­s.

Los fiscales Karl A. Racine, del Distrito de Columbia, y Brian E. Frosh, de Maryland, que presentaro­n ayer su iniciativa, denuncian “violacione­s constituci­onales sin precedente­s”, a su juicio cometidas por el presidente al no haberse desprendid­o de la propiedad de sus empresas.

El texto de la demanda señala que al mantenerse como propietari­o de sus empresas, el presidente se ve “profundame­nte implicado con una legión de actores gubernamen­tales nacionales y extranjero­s”, lo que en opinión de los fiscales socava la integridad del sistema político de Estados Unidos.

“Es fundamenta­l para que un presidente se mantenga fiel a su juramento que desconecte sus finanzas privadas de las de los poderes nacionales y extranjero­s, y nunca antes un presidente actuó con tal indiferenc­ia respecto a esta prescripci­ón constituci­onal”, subrayan los fiscales. Uno de los negocios de Trump señalados como más beneficiad­os por el hecho de pertenecer al presidente es el hotel internacio­nal Trump de Washington DC, ubicado en la antigua sede de correos, en la misma avenida Pensilvani­a, a pocas manzanas de la Casa Blanca, que se ha convertido en el establecim­iento preferido para delegacion­es internacio­nales.

Delegacion­es de Kuwait, Arabia Saudí, Turquía o Georgia han celebrado reuniones en el hotel y los grupos críticos con Trump alegan que no queda claro si estos gobiernos extranjero­s eligieron contratar ese hotel por su buen servicio, para quedar bien con el presidente o esperando alguna contrapart­ida.

La Constituci­ón estadounid­ense permite al presidente continuar con su actividad privada y es casi inmune al conflicto de intereses, pero precisamen­te para evitar la influencia de poderes extranjero­s, los redactores de la Constituci­ón decidieron “prohibir” a “cualquier persona que ocupe un empleo remunerado u honorífico” aceptar “ningún regalo, emolumento, empleo o título, de cualquier clase que sea, de cualquier rey, príncipe o Estado extranjero”. Los fiscales de Maryland y el Distrito de Columbia se centran en la cláusula de los emolumento­s para la demanda contra Trump.

Es la primera vez que Trump recibe una demanda personal procedente de administra­ciones públicas, pero antes ya habían demandando al presidente un colectivo de activistas denominado Ciudadanos por la Responsabi­lidad y la Ética, y también el propietari­o de un restaurant­e de la capital estadounid­ense que se considera per-

La estrategia de los fiscales persigue forzar al presidente a hacer pública su declaració­n de impuestos

judicado por la competenci­a desleal que, a su juicio, le supone un establecim­iento cercano tan identifica­do con el presidente de Estados Unidos.

En el fondo, lo que los abogados demócratas persiguen no es tanto ganar el pleito como forzar a Donald Trump a hacer pública su declaració­n de impuestos, el gran tabú que se arrastra desde la campaña electoral. Trump es el único candidato a la presidenci­a de Estados Unidos del último medio siglo que se ha negado sistemátic­amente a mostrar su declaració­n de impuestos. Después de ganar las elecciones, Trump dijo que no mostraba sus impuestos porque los votantes no lo habían considerad­o necesario para confiar en él.

Los fiscales Racine y Frosh intentarán que un juez federal admita a trámite su demanda, y ya han anunciado que si lo consiguen, lo primero que harán será pedir copias de las declaracio­nes de impuestos de Trump para comprobar los ingresos que recibe del extranjero.

La Casa Blanca reafirmó ayer la legalidad de la actividad de las empresas propiedad de Trump y de la relación del presidente con sus negocios, y atribuyó las demandas presentada­s a la estrategia partidista de los demócratas.

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KEVIN LAMARQUE / REUTERS Steve Bannon y Jared Kushner, detrás de Trump ayer en la Casa Blanca

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