Adiós al ‘edificio blanco’
Las autoridades de Camboya apuestan por derruir un icono del modernismo local tras años de dejadez
Las familias reciben como compensación una cantidad difícil de rechazar con sus bajos sueldos
Es el fin de una época en Phnom Penh, la caótica capital de Camboya. El edificio blanco, como lo llaman los lugareños, tiene los días contados. Considerado una obra simbólica del modernismo en este país del Sudeste Asiático, que ha sobrevivido al régimen de los jemeres rojos, a la guerra civil y a los tiempos de agitación social, está condenado a ser víctima de la piqueta en pocas semanas. Una demolición que pondrá fin a toda una época de la historia reciente de Camboya, dominada por los vaivenes de su rey Sihanuk, fallecido en el 2012, y que supondrá quizás lo mejor que les podía pasar a las casi 500 familias que vivían allí.
Muchos de los vecinos de este complejo de 468 apartamentos que, con una altura de cuatro pisos, se extiende a lo largo de medio kilómetro en el céntrico boulevard Sothearos, llegaron allí hace veinte años. Los edificios, conectados entre sí por unas pasarelas con escaleras, cuyas barandillas sirven de tendederos de ropa, se convirtieron en su pequeño mundo en una ciudad donde todo estaba por hacer tras lustros de violencia.
Estas familias llegaron con lo puesto, sin papeles, ni títulos de propiedad, que desaparecieron bajo el régimen de los jemeres rojos de Pol Pot y que aún hoy son fuente de conflictos. Ahora, las autoridades les ofrecen una indemnización de 1.400 dólares por metro cuadrado de su vivienda y 100 dólares más por gastos de reubicación. A algunos les parece insuficiente y temen no encontrar una nueva vivienda, pero otros no esconden su felicidad. “Me siento como un millonario”, dijo al diario Phnom Penh Post Sim Vorlin, de 57 años, tras recibir un cheque de casi 54.000 euros, una suma mucho mayor de la que podría haber ahorrado para su jubilación con su salario de 100 dólares mensuales. “Además, no siento ningún remordimiento, porque la casa estaba muy deteriorada”, añadió.
Su afirmación no es la única. La visión que ofrece el edificio blanco es escalofriante. Se cae a trozos. Y lo de su color, que responde a la tonalidad original de sus muros, es un
mero recuerdo que ha dado paso a unas paredes envejecidas y desgastadas por el paso del tiempo y la dejadez humana.
Una decadencia que se ve acentuada estos días por el trajín de familias cargadas de muebles y de enseres que empiezan a mudarse, algunas con alegría, como la de Sim Vorlin, otras con nostalgia, como la de Pam Man. “Voy a extrañar mi casa. Me gusta estar aquí. No quiero marcharme, pero la indemnización no es tan buena para que pueda pagar otra casa aquí”, explicó esta mujer de 37 años a
The Cambodia Daily.
Al bullicio alrededor del inmueble se suman los empleados de los bancos, atraídos por la posibilidad de captar clientes. “Se interesan por si la gente ya ha encontrado piso o necesita dinero. Algunos piden préstamos de unos 890 o 1.780 euros para comprar artículos de primera necesidad”, explican testigos presenciales, que reconocen que el derribo del edificio blanco es imprescindible por su deterioro.
Y es que los muros de este bloque de edificios construido en 1963, bajo la dirección del arquitecto local Vann Molyvann, discípulo de Le Corbusier, han visto de todo. Desde familias de ingresos modestos –para quienes fue construido inicialmente, según deseo de Sihanuk–, hasta yonquis y prostitutas, pasando por ser durante unos años refugio de la comunidad de artistas locales.
Al final, tras años de dejadez, las autoridades han optado por echarlo abajo movidas por el peligro que supone su mal estado y la especulación inmobiliaria que se ha apoderado de Phnom Penh, que vive una transformación acelerada. En su lugar, el promotor nipón Arakawa levantará un moderno inmueble de 21 plantas, con tiendas, parking y pisos de lujo. “Una construcción que encaja con el desarrollo que vive Phnom Penh, al que este edificio no se ajusta”, ha dicho un portavoz del Ministerio de Construcción, ante la alternativa de rehabilitar un icono del modernismo local.