La Vanguardia

Ofensiva policial contra los ladrones de relojes de lujo

Los Mossos ya han detenido a 27 asaltantes, de los que 14 siguen en prisión, pero este tipo de robos sigue por lo rentable que resulta

- MAYKA NAVARRO Barcelona

A la última víctima la detectaron este pasado fin de semana en los alrededore­s del hotel Majestic del paseo de Gràcia. De un certero tirón le arrebataro­n de la muñeca el reloj, valorado en unos 10.000 euros. No es de las piezas más caras. A finales del año pasado, los Mossos d’Esquadra detectaron la presencia en Barcelona de varios grupos organizado­s especializ­ados en la sustracla ción de relojes de lujo. Desde entonces, 27 de estos ladrones han sido detenidos, 14 siguen en prisión. Pero falta todavía dar con la pieza clave que garantiza que estos robos sean rentables: el receptador, la persona que compra a buen precio las piezas millonaria­s para revenderla­s al mejor postor.

Los Mossos decidieron a finales de año agrupar las denuncias que principalm­ente estaban en Ciutat Vella y el Eixample y que el grupo de multirrein­cidentes de Barcelona investigar­a a estas bandas especializ­adas en el robo de relojes de lujo. Hay dos grupos principale­s. Unos son jóvenes de origen argelino que se mueven con facilidad en las principale­s ciudades turísticas europeas y que actúan en grupos de tres o cuatro. Los Mossos d’Esquadra facilitaro­n ayer las imágenes de una cámara de seguridad que mostraba manera de actuar de estos delincuent­es.

Siempre hay un trabajo previo de vigilancia. Merodean en los alrededore­s de los hoteles más exclusivos de la ciudad, les gusta mucho el paseo de Gràcia y no pierden de vista la muñeca al aire, en estos días de verano, de los hombres que abandonan las tiendas de lujo o los buenos restaurant­es. Tienen una capacidad asombrosa para distinguir un reloj bueno de uno malo. Y sólo van a las marcas que saben, de antemano, que venderán sin problema: Rolex, Los multirrein­cidentes vigilan hoteles y tiendas del más alto nivel, donde los ladrones selecciona­n a sus presas Richard Mille, Patek Philippe, Hublot, Audemars Piguet, Breguet... En el momento elegido, una persona se acerca al objetivo. Pregunta a la víctima la hora, una dirección, le pide un cigarro, cualquier excusa vale. Mientras otros vigilan de cerca la escena, le agarra la muñeca y tira fuertement­e del reloj. Una maniobra ensayada con precisión decenas de veces para que en el momento decisivo no falle.

Uno se puede preguntar cómo un reloj de ese precio –una de las víctimas presentó una factura de 200.000 euros– se puede abrir con esa aparente facilidad. Responde el relojero Esteve Rabat. “Esas piezas son seguras en el día a día. Pero precisamen­te por seguridad tienen un pasador que se rompe automática­mente a partir de una cierta presión para que en caso de accidente el que lo lleva no se rompa la muñeca. De eso se aprovechan estos ladrones”, explica.

Rabat conoce bien el problema y recuerda los riesgos de comprar estas piezas sin tener la certeza de su procedenci­a legal. “Estos relojes tienen su matrícula, un código de barras, indestruct­ible que impedirá al comprador enviar la pieza a un distribuid­or oficial porque enseguida salta que fue robado”, dice.

El otro grupo especializ­ado de ladrones de relojes está integrado por napolitano­s de origen argentino y uruguayo que se desplazan en motos alquiladas con documentac­ión falsa. Trabajan en parejas. A estos, las piezas de 10.000 euros no les interesan. Vienen, eligen muy bien a su víctima, le dan un palo, huyen en moto y salen del país.

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