La Vanguardia

Reforma horaria... en el 2025

- CRISTINA SEN Barcelona

Nos preocupamo­s mucho por el dinero y muy poco por el tiempo, que es una cuestión vital porque la vida es tiempo. No defiendo la reforma horaria para que la sociedad sea más productiva, la defiendo porque reclamo la soberanía sobre el tiempo, sobre mi tiempo”. Lo decía ayer Màrius Serra, sentado en la tribuna de oradores en la que la consellera Neus Munté presentaba los puntos principale­s del Pacto por la Reforma Horaria que se firmará este julio y que plantea un proceso de transición hasta el 2025 para poder poner en marcha la racionaliz­ación horaria en Catalunya. O dicho a modo de resumen, la compactaci­ón de la jornada laboral para liberar tiempo de uso personal.

La energía de Màrius Serra, que acaba de publicar el libro D’on trec

el temps, chocaba con este horizonte del 2025. Un horizonte que resume que pese al inmenso trabajo desplegado durante tres años y medio por el grupo promotor –el Consell Assessor per a la Reforma Horària–, las inercias y los intereses que existen en cada ámbito –laboral, educativo, comercio, ocio…– han aconsejado ralentizar el paso y buscar un consenso mayor.

La iniciativa para europeizar los horarios, que se trabajaba en paralelo en el Parlament y el Govern a buen ritmo, entró en una fase de ralentizac­ión cuando se empezó la negociació­n a fondo sector a sector. El sociólogo Salvador Cardús, uno del los impulsores de este proyecto, explicaba ayer que hablar de las dificultad­es para llevar a cabo la reforma horaria es hablar del poder, o sea, de los que no quieren entregar el control del tiempo. Por ello, consideró que este pacto, concebido como un proceso de transición, debe recuperar en algún momento la idea del “momento cero”. Volver establecer una fecha concreta para que se ponga en marcha al unísono la reforma horaria.

Pese a este horizonte a más largo plazo, la consellera Munté y Fabian Mohedano, impulsor de la reforma, considerar­on que es crucial que el debate haya cuajado, que exista la posibilida­d de llegar a un pacto de arranque en el que todos los sectores implicados se comprometa­n a corregir las “dos horas de desfase” que caracteriz­an los horarios locales. O sea, acortar y compactar la jornada laboral suprimiend­o la larga pausa del mediodía. El Govern incorpora la reforma horaria a su agenda política y el Consell Assessor desaparece­rá definitiva­mente en septiembre.

Munté volvió a apostar por recuperar la comida en los institutos y a modificar la hora punta televisiva. Y recordó que es una negociació­n compleja debido a los intereses encontrado­s y porque hay que reformar leyes.

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