El preferido de Xavi
Verratti, un organizador agresivo y equilibrado, encaja en el estilo del Barça
Bajito (1,65 metros), centrocampista, pocos goles (apenas 6 en cinco temporadas), muchos pases (575 en la última Champions, el que más de los que ya no jugaron cuartos de final), inteligente gestionando la posesión y los ritmos, protagonista en el juego y con personalidad. Si existe un perfil propio de los interiores del Barça, Marco Verratti (24 años) tiene el molde completo. No es extraño que desde hace tiempo sea el preferido de Xavi Hernández. El de Terrassa siempre tuvo claro que el futbolista italiano sería el ideal para ocupar el vacío que su adiós dejó en el Camp Nou en 2015.
Desde entonces, a Arda Turan, Denis Suárez y André Gomes les ha pesado la alargada sombra del 6. A Verratti le encantaría ocupar ese lugar. Y así se lo ha comunicado al PSG. Pero la negociación no se antoja fácil. Naser al Jelaifi es un brazo duro de torcer porque al qatarí dinero no le falta. De hecho, la única estrella que ha abandonado el Parque de los Príncipes por su propia voluntad es Ibrahimovic y fue porque el contrato le caducó.
Desde el Barcelona, que ya se ha topado con ese muro con Thiago Silva y Marquinhos, se desmiente rotundamente haber hecho una oferta de 100 millones por Verratti, como se dice en Italia. De hecho, tras la petición formal de salir, el club espera que el jugador tense la cuerda una vez se reincorpore el 4 de julio negándose a jugar. Sin esa rebeldía se entiende que será imposible porque los parisinos no venden.
Cuatro días después de la final de la Eurocopa del 2012 en la que España, con Xavi, Iniesta y Busquets llevando la manija, goleó a Italia en Kiev (4-0), el París Saint-Germain hacía oficial un fichaje chocante: contrataba a un chico italiano de 19 años que acababa de subir a la Serie A. Por un organizador que no tenía experiencia en la máxima categoría, no era internacional ni se había formado en alguno de los grandes clubs, sino en el Pescara, el PSG pagaba 12 millones de euros. Sin dudarlo. Fue esa determinación la que conquistó a Marco Verratti. “Mientras la Juve me hablaba de futuro, el PSG me quería para el presente”, razonó.
Si se miraba su ficha –altura, peso, edad, trayectoria–, era difícil de entender lo que le estaba sucediendo. Si se le veía jugar, se comprendía todo en un periquete. Verratti siempre lo tuvo muy claro en un campo. Pasa, regatea, se gira, aguanta en el cuerpo a cuerpo, defiende, equilibra, sabe hacer tackles, es agresivo y mueve a un equipo a su alrededor. Ya era así entonces y lo sigue siendo ahora que ha pasado de ser un hype a ser un must, de promesa a crack.
En 2012 Verratti era muy joven y apostó por un club en crecimiento que le daba galones desde ya. Pero son aquellas mismas prisas que le llevaron al PSG las que ahora le empujan a salir. No quiere ni encallarse ni acomodarse. Allí ha jugado 202 partidos y ha ganado cuatro ligas francesas, cuatro Copas de la Liga, tres Copas y cuatro Supercopas. Pero sigue sin saber lo que es jugar unas semifinales de la Champions. Eliminado por el Barça con una histórica remontada (6-1), además este año el Mónaco le ha privado de la Ligue 1. Verratti ya no tiene todo el tiempo del mundo.
NEGOCIACIÓN LARGA El club espera que el jugador tense la cuerda y niega la oferta de 100 millones que llega desde Italia