Vandalismo cavernícola
Un grupo de vándalos se instaló en el lugar, de gran importancia cultural
La cueva de la Victoria, en Málaga, que alberga pinturas rupestres del paleolítico y del neolítico, ha sufrido los daños de unos desaprensivos que se han instalado en su interior y se han dedicado a pintarrajear y rayar las paredes sin importarles el patrimonio.
La cueva de la Victoria guardaba una sorpresa, pero no era un cargamento de oro y plata procedente de la época musulmana. Todo lo contrario. Unos vándalos pertrechados con litronas, pintura, sillas y colchones se han dedicado a rayar y hacer grafitis en unas paredes que contienen pinturas rupestres, algunas procedentes del paleolítico y otras del neolítico.
El nuevo Ayuntamiento del Rincón de la Victoria (Málaga) denunció a finales de la semana pasada los daños producidos en una cueva que es bien de interés cultural y debía, por tanto, tener la máxima protección que establece la ley andaluza de Patrimonio. Ayer, funcionarios del Seprona de la Guardia Civil y un arqueólogo de la Junta de Andalucía examinaron durante toda la jornada los desperfectos causados, por si existe alguna solución.
Descubierta por el arqueólogo Henri Breuil en 1918, la cueva de la Victoria, junto a la cueva del Higuerón y la cueva del Suizo, son conocidas a efectos turísticos en su conjunto como la cueva del Tesoro, porque existen varios testimonios que hablan de la existencia de un impresionante botín, escondido por el musulmán Tasufín ibn Alí en el siglo XII mientras huía de los cristianos, con la intención de recuperarlo después. Pero, al margen de historias románticas, las tres cuevas, con un recorrido espeleológico cercano a los dos kilómetros, atesoran una importancia científica de primera magnitud al tratarse de una de las tres de origen marino que se conocen en el mundo y la única de estas características en Europa.
Además, la cueva alberga pinturas de 30.000 años de antigüedad, en la misma pared en la que 23.000 años después, durante el neolítico, se realizaron nuevos dibujos, “una asociación muy rara que se da en apenas una decena de yacimientos en el mundo”, declaró al Diario Sur el arqueólogo Pedro Cantalejo, el mayor experto en esta cavidad, conservador de la cueva de Ardales y autor de varios estudios sobre el lugar asaltado por los vándalos.
La responsabilidad de lo ocurrido se ha convertido en una guerra política en el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria, que hace una semana fue recuperado por el PP tras una moción de censura que tumbó a la anterior regidora socialista. Los populares acusan al equipo precedente de haber desprotegido la cueva de la Victoria, “porque lo primero que hicieron nada más llegar a la alcaldía fue anular el contrato con la empresa de mantenimiento que se ocupaba de vigilar la zona”, señala José Ramón Carmona, portavoz del PP de Málaga.
La dificultad de acceso a la cueva no ha sido obstáculo, sin embargo, para que los gamberros hayan podido destrozar las pinturas tras inutilizar el único candado que cerraba la entrada de un bien de interés cultural muy poco protegido.
¿Puede atribuirse la proliferación de rayaduras, grafitis y logotipos que han aparecido junto a las pinturas rupestres única y exclusivamente a la maldad, la ignorancia o la estupidez humana? “Posiblemente, sí. Pero también cabe la posibilidad de que los autores del desaguisado no se hayan dado cuenta de la presencia de las pinturas, ya que incluso los expertos tardaron un tiempo en advertir su existencia debido a su tono ocre amarillento, lo que hace difícil que puedan apreciarse a simple vista por los profanos”, señala Ángel Collado, experto en pintura del Paleolítico.
En opinión de Cantalejo, “se trata de la representación de un grupo humano en su territorio y, lo que es más importante, probablemente el mismo que realizó las pinturas y que fue enterrado en este lugar”. Un tesoro que ahora puede haberse perdido para siempre por la desidia de unos y la ignorancia de otros.
El tesoro arqueológico de 30.000 años había quedado sin vigilancia por decisión municipal