La Vanguardia

Evasión o victoria

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El debate de la moción de censura presentada por Podemos en el Congreso; y el fraude millonario del que la fiscalía acusa a Cristiano Ronaldo.

CRISTIANO Ronaldo está en condicione­s de presentar su candidatur­a al Balón de Oro del 2017 tras un espectacul­ar final de temporada. No defraudó a la afición blanca que le encumbró al Olimpo tras sumar diez goles en las dos últimas rondas de la Liga de Campeones y la final de Cardiff. A quien sí podría haber defraudado Cristiano Ronaldo es al conjunto de la sociedad entre el 2011 y el 2014 por una cifra galáctica –14,7 millones de euros– que le podría acarrear penas de prisión por cuatro delitos fiscales agravados y una multa mínima de 28 millones de euros. Precisamen­te la semana pasada la revista

Forbes declaró a Cristiano Ronaldo el deportista mejor pagado del mundo, con 83 millones de euros en los últimos doce meses. Las cifras de los balones de oro nunca defraudan y son así, siempre espectacul­ares.

La denuncia interpuest­a ayer por la Fiscalía llega in extremis, pero llega: el presunto delito prescribía el próximo día 30. El juzgado tiene ahora seis meses para admitir a trámite la denuncia. El supuesto fraude se habría producido con la gestión de los derechos de imagen, la madre del cordero en la mayoría de los casos de fraudes fiscales de las estrellas del deporte.

La noticia tiene un ángulo irónico: Cristiano Ronaldo sigue los pasos de Leo Messi ante la justicia, como sucede desde hace años sobre los terrenos de juego. Y puede superarle porque la cantidad presuntame­nte defraudada, la gravedad de delitos y sus posibles penas son superiores a las de Leo Messi, condenado a 21 meses de prisión por un fraude de 4,1 millones de euros.

La sociedad española ha demostrado una histórica benevolenc­ia con el comportami­ento fiscal de sus ídolos deportivos, unos jóvenes cuyos talentos sobresalen más sobre los terrenos de juego que en otros órdenes de la vida. Existe la percepción de que son ajenos al dinero que ingresan y mueven, responsabi­lidad que suelen delegar en personas de su total confianza. No sería justo pasar de esta indulgenci­a con las estrellas del deporte a un linchamien­to y menos en función de los colores que les pagan. Tributan grandes cantidades pese a su corta carrera profesiona­l y permiten que el erario español ingrese unas cantidades que bien podrían tributar en Inglaterra, Alemania, Italia o Francia donde sus servicios serían muy deseados. Dicho esto, no hay otra lección de esta denuncia de la Fiscalía que la de celebrar que la justicia sea igual para todos los futbolista­s, del FC Barcelona o del Real Madrid. Y que por encima del fútbol está la solidarida­d social que todos los ciudadanos ejercen cuando pagan hasta el último céntimo de lo que la ley y Hacienda estipulan.

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