“Mamá, lo hemos conseguido”
Mamá, cuando tenía ocho años te dije que sería campeón de la NBA y lo hemos conseguido”. Kevin Durant, micrófono en mano, le dedicó el título a su madre, presente en el Oracle Arena de Oakland y que saltó a la pista para celebrarlo con su hijo. Porque esta final que los Golden State Warriors han conquistado por 4-1 frente a los Cleveland Cavaliers ha sido la de Durant (28 años), su anillo, su tesoro. Nadie como él deseaba esta victoria. Nadie como él quería estrenar su casillero. Su madre, Wanda, lo sabía y cuando se acercó a él le dijo ante las cámaras: “Kevin, mírame, mírame Kevin, lo has logrado, estoy orgullosa de ti”. Entonces le estampó un beso. Su hijo estaba al borde del llanto. Diez temporadas le había costado cumplir el sueño de levantar el trofeo de campeón y además lo consiguió siendo el mejor jugador de un playoff final en el que ha promediado 35 puntos. Una bestialidad, como los 39 que metió en el quinto y definitivo partido, en el que los Warriors atraparon su segundo anillo en tres temporadas al vencer por 129-120 a los Cleveland Cavaliers.
La mamá de Durant es bien conocida en el mundillo de la NBA. En el 2014 Kevin hizo girar el foco sobre ella cuando recibió el trofeo de MVP (mejor jugador) de la temporada y comentó que la auténtica MVP era su madre. Wanda crió en solitario, con 21 años, al jugador y a su hermano Tony, en unas condiciones muy difíciles, en el condado de Prince George, en Maryland (luego vendrían dos hijos más). “Nos apoyaste siempre. Nos hiciste creer. Nos sacaste de las calles. Nos pusiste los pantalones. Nos pusiste comida en la mesa y cuando no teníamos bastante nos dabas tu parte y te ibas a dormir hambrienta. Por eso tú eres la auténtica MVP”, dijo Durant. Su discurso caló, hasta el punto de que el año pasado se estrenó una película que narra la historia de Wanda y cómo crió a sus hijos. La madre da discursos motivacionales, también participa en tertulias en las que defiende a Kevin y, cuando en febrero Durant volvió a jugar en Oklahoma, allí que estuvo para apoyarle. El alero dejó ese equipo el pasado verano para enrolarse en las filas de los Warriors y se preveía, como así fue, un recibimiento hostil. Eso no acoquinó a Wanda, que se sentó en la butaca que solía ocupar cuando su hijo era aclamado en Oklahoma. “Le han dedicado los peores insultos. Es odioso. Nosotros pusimos en esta ciudad todo nuestro corazón”, lamentó Wanda.
Cuatro meses después sólo tienen motivos para la celebración. “Siempre supe que no me equivoqué al venir a los Warriors.
MICRÓFONO EN MANO “Con ocho años te dije que sería campeón de la NBA y aquí está”, le recordó Durant a su madre
Kevin Durant lidera a los Warriors en la lucha por el título de la NBA ante los Cavaliers y se corona mejor jugador del playoff final
LA OTRA MVP Wanda Durant crió en solitario a sus hijos y en el 2016 se estrenó una película sobre su historia
Formo parte de un equipo fantástico, un modelo”, señaló el alero. Lo cierto es que la temporada de Golden State ha sido maravillosa, no sólo en la fase regular (65 victorias17 derrotas), sino también en los playoffs (16-1), unos números sin precedentes en las eliminatorias. Durant ha sido el factor añadido, el desequilibrante, el que ha roto la baraja. Estuvo muy bien secundado por Stephen Curry (34 puntos y 10 asistencias en el quinto encuentro) y por un equipo que ha hecho del baloncesto ofensivo su razón de ser. Nadie ataca como estos Warriors, que han convertido la final en un espectáculo de toma y daca. Nada de juego especulativo. Nada del imperio de las defensas. En ese intercambio de golpes tenían todas las de ganar, como así ha sido. “Con Durant sabíamos que contábamos con la bendición de poder seguir haciendo un gran baloncesto”, elogió Curry a su compañero.
La victoria de Golden State es un duro golpe para un LeBron James imperial, que despidió la temporada con 41 puntos. Es su quinta derrota en sus ocho finales, pero esta vez nadie le puede poner un pero. Es el primer jugador que tiene promedios de triple doble en la lucha por el título (33,6 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias), pero no ha sido suficiente. Se ha dejado hasta el último aliento de esfuerzo en intentar revertir una situación casi imposible. El año pasado levantaron un 1-3, pero esta vez la lógica se ha acabado imponiendo. “Es normal que estemos un poco frustrados. Ya reflexionaremos sobre lo sucedido e intentaremos ser mejores la próxima campaña, pero no hay razón para que me vaya con la cabeza baja”, reflexionó LeBron. Lo primero que hizo la estrella de los Cavaliers cuando acabó el encuentro fue ir a felicitar a Durant, con el que tuvo un breve diálogo al oído. “Me dijo que ya nos veríamos en las finales del 2018”, reveló Kevin. El desafío está servido.