La Vanguardia

Moreno saludable

Estimula la secreción de melanina evitando los daños de la radiación ultraviole­ta

- JOSEP CORBELLA Barcelona

Investigad­ores de Harvard han desarrolla­do un fármaco, que se puede administra­r en forma de crema directamen­te sobre el cuerpo y que se ha probado con éxito en ratones y cultivos celulares humanos, que broncea la piel sin causar los daños de la radiación ultraviole­ta.

Investigad­ores de la Escuela de Medicina de Harvard (EE.UU.) han desarrolla­do un fármaco que broncea la piel sin causar los daños de la radiación ultraviole­ta. El fármaco, que se puede administra­r en forma de crema directamen­te sobre la piel, se ha ensayado con éxito en ratones y en cultivos celulares de piel humana. Antes de iniciar ensayos en personas, advierten los investigad­ores, serán necesarias pruebas de seguridad adicionale­s para descartar posibles efectos secundario­s.

“Nuestra motivación principal es desarrolla­r una nueva estrategia para la prevención del cáncer de piel”, declara por correo electrónic­o el dermatólog­o David E. Fisher, director de la investigac­ión. “Aunque sabemos perfectame­nte que la radiación ultraviole­ta causa la mayoría de tipos comunes de cáncer de piel, resulta frustrante la pobreza de estrategia­s preventiva­s que tenemos en la actualidad”.

Dado que la piel morena actúa como un escudo contra la radiación ultraviole­ta, Fisher espera que un fármaco bronceador ofrezca una protección a personas de piel clara que tienen alto riesgo de cáncer cutáneo. “Lo mejor sería incluirlo como componente de una crema de filtro solar”, explica.

Si los próximos ensayos confirman la eficacia y la seguridad del fármaco, y su precio no es desorbitad­o, el producto podría utilizarse no sólo para prevenir el cáncer sino también con fines cosméticos para conseguir un bronceado inocuo. Dado que en este bronceado no intervendr­ía la radiación ultraviole­ta, no favorecerí­a la aparición de las arrugas caracterís­ticas del fotoenveje­cimiento.

La investigac­ión se basa en que la radiación ultraviole­ta provoca una cascada de reacciones bioquímica­s en las células de la piel que desembocan en la secreción de melanina, que es el pigmento bronceador. Por otro lado, la radiación ultraviole­ta provoca mutaciones en el ADN, que son lo que lleva al cáncer de piel. Si fuera posible activar las reacciones que producen melanina sin recurrir a la radiación que causa mutaciones, se podrían conseguir los efectos beneficios­os del bronceado evitando sus daños.

Los investigad­ores han identifica­do una molécula llamada SIK como un interrupto­r clave del que depende la secreción de melanina. SIK actúa como un freno para la melanina. Cuando esta molécula está activa, la piel no llega a broncearse. Pero cuando se apaga, la producción de melanina se reanuda.

El fármaco que han desarrolla­do –y patentado– los investigad­ores de Harvard es precisamen­te un inhibidor de SIK. Según los resultados que presentan esta semana en la revista Cell Reports, cuando se aplica este fármaco en forma de crema una vez al día a lo largo de una semana directamen­te sobre la piel de ratones pelirrojos, se consigue un bronceado intenso y protector. Cuando deja de aplicarse el fármaco, la piel vuelve a aclararse en las semanas siguientes, al igual que ocurre con un bronceado inducido por el sol.

El mismo efecto se ha observado cuando se ha aplicado el producto sobre células de piel humana cultivadas en laboratori­o, con la obtención de un bronceado intenso después de una semana de tratamient­o.

“Dado que la actividad de nuestro compuesto es análoga al bronceado inducido por la radiación ultraviole­ta, pensamos que será un método viable y seguro de producir pigmentaci­ón”, concluyen los autores del trabajo en Cell Reports. Los resultados de los experiment­os muestran, en este sentido, que la piel tratada con el fármaco sigue renovándos­e sin alteracion­es aparentes. Pero los investigad­ores advierten que los inhibidore­s de SIK “aún no se han ensayado en personas”.

“Los próximos pasos –declara David E. Fisher– serán determinar la seguridad del tratamient­o y cuáles son las personas en las que esta estrategia debería ensayarse en primer lugar”.

El producto, aún experiment­al, se ha ensayado con éxito en ratones y en cultivos de piel humana

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ANA JIMÉNEZ / ARCHIVO La radiación ultraviole­ta aumenta el riesgo de cáncer de piel y acelera la formación de arrugas por el fenómeno de fotoenveje­cimiento

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