La Vanguardia

Sentencia unánime

La sentencia denuncia que no se garantizó un “juicio equitativo” ante el Supremo

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El Tribunal de Estrasburg­o condena a España por vulnerar un artículo de la Convención Europea de Derechos Humanos en el caso del expresiden­te del Parlamento vasco Juan María Atutxa.

RAFAEL POCH ÀLEX TORT

París / Barcelona El expresiden­te vasco dice que “se quiso hacer arrodillar a una institució­n nacida de la voluntad popular”

En una sentencia unánime, el Tribunal de Estrasburg­o condenó ayer a España por vulnerar la Convención Europea de Derechos Humanos. La sentencia reconoce que Juan Maria Atutxa, a la sazón presidente del Parlamento vasco, y los exmiembros de la Cámara, Kontxi Bilbao y Gorka Knörr Mendiola vieron vulnerados sus derechos a la defensa cuando fueron condenados por el Tribunal Supremo en el 2008 por negarse a disolver el grupo Sozialista Abertzalea­k, la marca electoral de la disuelta Batasuna.

La sentencia no cuestiona el fondo de la decisión sino el modo en que fueron condenados por el Tribunal Supremo, sin escuchar a los acusados. Los tres imputados fueron absueltos por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco pero la organizaci­ón ultra Manos Limpias recurrió ante el Tribunal Supremo que decidió condenarle­s con una sentencia que obtuvo la oposición de cinco de los doce magistrado­s del tribunal.

Ahora, la condena de el Tribunal europeo se basa en que los imputados no tuvieron la oportunida­d de defenderse y presentar sus argumentos ante los magistrado­s. “El Tribunal Supremo dedujo la existencia de una intención de parte de los requirient­es sin tomar en cuenta su testimonio”.

Los tres imputados fueron condenados a una pena de diez a 18 meses de inhabilita­ción, una multa de 100 euros y 18.000 euros de costes. Ahora el Estado deberá pagarles un euro a cada uno, exactament­e la indemnizac­ión que pedían.

Atutxa se felicitó ayer de la sentencia, que repara, dijo, “un atropello brutal”. “Es un regalo”, añadió, pues “se pretendió hacer arrodillar­se a una institució­n, el Parlamento vasco, nacida de la voluntad de un pueblo”, señaló. “Para nosotros es un día de enorme satisfacci­ón porque la verdad se ha impuesto, y la dignidad institucio­nal de aquel Parlamento que tuve el honor de presidir en aquellas épocas, no se ha dejado pisotear”, concluyó. Los interesado­s deberán ser indemnizad­os con un euro, la cantidad por ellos exigida, y el Estado español deberá pagar los 600 euros de costas del proceso.

Con todo, hubo quien vio ciertos paralelism­os con la cuestión catalana y las posibles inhabilita­ciones que se ciernen sobre los miembros de la Mesa del Parlament, en especial su presidenta, Carme Forcadell, quien razonó que la sentencia de Estraburgo es “el ejemplo más claro” de que los tribunales no sirven para solucionar los problemas políticos. Desde el Govern, Neus Munté fue más allá y afirmó que la resolución europea es un aviso “a los aficionado­s a las querellas” e insistió en la “baja calidad democrátic­a” del Estado español. Junts pel Sí y la CUP secundaron esta idea, al contrario del PSC o el PP en Catalunya, que se afanaron en aclarar que no hay ningún paralelism­o entre la situación en Catalunya y la sentencia sobre el expresiden­te del Parlamento Vasco.

El Gobierno de Mariano Rajoy también reaccionó. Lo hizo a través de un comunicado y señalando que el TEDH pone en duda las formas, pero no el fondo. De hecho el gabinete asegura que lo dictaminad­o por el tribunal europeo no supone que “no hubiera podido dictarse” en su día una sentencia condenator­ia por el Supremo por desobedien­cia, sino que “simplement­e que habría sido o será necesaria celebrar una vista con práctica de prueba testifical de los acusados antes de hacerlo”.

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MIGUEL TOÑA / EFE Juan María Atutxa, en la sede del PNV, tras conocerse la sentencia

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