Francisco denuncia “la cultura del derroche” y “la riqueza descarada”
de Asís en un documento, bajo el título de No amemos de palabra sino con obras, que ocupó cuatro folios y se tradujo a siete idiomas. “Si deseamos ofrecer nuestra aportación efectiva al
Francisco es incansable en su defensa de los más desfavorecidos de la sociedad y en su llamamiento a la misericordia, los rasgos más sobresalientes de su pontificado. Ayer hizo público su mensaje para la jornada mundial de los Pobres, en el que denunció “la riqueza descarada que se acumula en las manos de unos pocos privilegiados”, e invitó a los creyentes a reaccionar “ante la cultura del descarte y del derroche” de nuestros días.
El papa argentino, criticado a veces por idealizar una suerte de pauperismo y por no valorar lo suficiente la iniciativa empresarial en las sociedades, decidió crear la jornada mundial de los Pobres al término del jubileo extraordinario de la Misericordia, el año pasado. La primera edición se celebrará el próximo 19 de noviembre.
Jorge Mario Bergoglio citó el Evangelio y también a san Francisco cambio de la historia, generando un desarrollo real, es necesario que escuchemos el grito de los pobres y nos comprometamos a sacarlos de su situación”, afirmó el Papa.
Francisco explicó que la pobreza ofrece muchas caras, no sólo la de la mera miseria material, sino también las que derivan de la guerra, la tortura, el analfabetismo, el tráfico de personas y la migración forzada. “Hoy en día, desafortunadamente, mientras emerge cada vez más la riqueza descarada que se acumula en las manos de unos pocos privilegiados, con frecuencia acompañada de la ilegalidad y la explotación ofensiva de la dignidad humana, escandaliza la propagación de la pobreza en grandes sectores de la sociedad entera –prosiguió Bergoglio–. Ante este escenario, no se puede permanecer inactivos, ni tampoco resignados”. Frente a las culturas del descarte y del derroche, el Papa instó a los fieles a abrazar “la cultura del encuentro”. Según Francisco, “los pobres no son un problema sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio”.
El 19 de noviembre, el Papa presidirá una misa en la basílica de San Pedro y luego acogerá a 500 pobres en el Aula Pablo VI, el gran auditorio donde en invierno se celebran las audiencias. Allí los invitados podrán almorzar.
Durante la presentación del mensaje, a cargo del arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, le preguntaron si la pobreza siempre es un valor, también cuando se sufre y no sólo cuando se escoge. Sabedor de que se aludía a las críticas al Papa desde algunos sectores, Fisichella, para eliminar equívocos, corroboró que la pobreza sólo es un valor cuando se elige como forma de vida, pues de lo contrario supone una injusticia.
Francisco, dado su privilegiado acceso a los líderes mundiales, tiene la oportunidad de hablar a menudo de estas cuestiones en sus encuentros privados con ellos. Lo hizo hace poco con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y podrá repetirlo el próximo sábado en la reunión que mantendrá en el Vaticano con la canciller alemana, Angela Merkel.
“Los pobres no son un problema, sino un recurso para vivir la esencia del Evangelio”, recuerda Bergoglio