La Vanguardia

Shakespear­e contra Trump

Un montaje al estilo trumpista de ‘Julio César’ en Nueva York causa polémica por su muerte sangrienta

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Entre los múltiples frentes de oposición al presidente Donald Trump, ha surgido uno inesperado.

Responde por William Shakespear­e y, según el criterio trumpista, es uno de los tipos más cruelmente visionario­s que ha dado la historia a la hora de maltratar a su bombástico, hiperbólic­o y carismátic­o líder.

Las encuestas se equivocaro­n de medio a medio con sus previsione­s de lo que sucedería en las elecciones estadounid­enses del 8 de noviembre del 2016. Sin embargo, ese tal Shakespear­e, al que nadie prestó atención, lo tuvo muy claro hace más de 400 años. Guste o no, el inglés disfrutaba de lo que se llama buen ojo.

Entonces atisbó la victoria del magnate y showman, siempre a partir de la interpreta­ción de los hooligans presidenci­ales. Incluido Jr., que no tiene nada que ver con el perverso de la serie Dallas, pero sí que es el primogénit­o de Donald Trump y lleva su mismo nombre, de ahí la apostilla tan americana.

La obra dramatúrgi­ca titulada Julio César se interpretó por primera vez en 1599. Y, desde esa fecha, siempre ocurre lo mismo. Tras tan larga trayectori­a por los escenarios del mundo, resulta impensable una acusación de spoiler por explicar que, mucho antes de que acabe la representa­ción, en el segundo acto, a Julio César lo matan de malas maneras, con mucha sangre y ensañamien­to.

Los expertos aseguran que la versión estrenada este lunes en Nueva York, aunque llevaba varias jornadas de previas, guarda una lealtad absoluta a lo escrito por Shakespear­e en el siglo XVI, un relato sobre el coste de la violencia política.

En un eco de más de 400 años, los grandes palmeros del actual inquilino de la Casa Blanca han visto en esta reactualiz­ación, en la que los EE.UU. contemporá­neos sustituyen al imperio romano, un ataque directo y una representa­ción del asesinato de Trump. El protagonis­ta (Gregg Henry) viste traje oscuro, corbata roja y flequillo color paja, mientras que su mujer habla inglés con acento esloveno, en el montaje escenifica­do en el teatro Delacorte de Central Park, que ha dirigido Oskar Eustis, director artístico del Public Theater, cuna de Hair, el musical de la era en contra de la guerra de Vietnam o del actual mega éxito, Hamilton, que celebra el país de la inmigració­n y la diversidad.

En una de las previas de la pasada semana, alguien grabó un vídeo del momento en el que los conspirado­res acaban con Julio César. Esto llegó a la web Breitbart, que junto a sitios similares como The Blaze o Newsbuster­s empezaron difundir comentario­s sobre la sangrienta escena y la equipararo­n a la aún fresca imagen de la comediante Kathy Griffin agarrando lo que imitaba la cabeza de un decapitado presidente.

La avanzadill­a contra Julio César-Trump se vio amplificad­a por la artillería pesada de la cadena Fox, en una reiterada demostraci­ón de que ni habían visto el montaje ni, mucho menos, habían leído la obra.

Como los Trump son audiencia fiel, Donald Jr. echó mano de Twitter para arremeter contra el “discurso político” –debe pensar que Shakespear­e es un asesor publicitar­io– y preguntar cuánto dinero de los contribuye­ntes se ha gastado en “este arte”. Su micromensa­je disparó la controvers­ia. Una vez que se pronunció el primogénit­o, dos de los patrocinad­ores retiraron su apoyo. Bank of America matizó que, salvo esta obra, continuarí­a con la ayuda al Public Theater.

En cambio, Delta, la línea aérea, se explayó en su repugna y rechazo total a la compañía. “La dirección artística y creativa ha cruzado la línea de los estándares del buen gusto”, señaló en un comunicado. Pronto se subrayó la hipocresía de Delta, que en el 2012 sufragó un

Julio César en Minneapoli­s donde el asesinado era clavado al presidente Barack Obama. Los ideólogos republican­os calificaro­n de “extraordin­aria” la versión.

“Nuestro montaje no avala la violencia contra nadie”, afirmó Eustis el lunes en el estreno. “Aquellos que intentan defender la democracia con medios antidemocr­áticos han de pagar un precio terrible y destruyen la verdadera cosa por la que luchan”, añadió como mensaje principal de su labor.

Al final de la función hubo quienes extrajeron una conclusión: no piensan volar más con Delta ni trabajar con Bank of America. La obra seguirá en cartelera hasta el domingo, día programado para su cierre. Shakespear­e le gana la partida al trumpismo.

Dos patrocinad­ores retiran su apoyo, pero la obra sigue con el beneplácit­o del público

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de Julio César, este lunes
BRYAN R. SMITH / AFP En Central Park. El público espera para entrar a la función de Julio César, este lunes
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