La Vanguardia

Un largo debate sin heparina

Código de vestido blanco y abundancia de frutos secos y de citas literarias en la sesión

- JUAN CARLOS MERINO Madrid

Una diputada del PP causa una polvareda por su comentario machista sobre “los novios” de Podemos

Me dijeron que iba a ser largo, pero...”. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, salía desvaída del hemiciclo, ya casi a las cinco de la tarde, tras haber permanecid­o sentada durante ocho horas seguidas. Ocho horas menos cinco minutos, exactament­e, en las que no se levantó de su escaño para nada. Así que lo primero que hizo, en cuanto logró ordenar el primer receso de apenas una hora en la larguísima sesión parlamenta­ria, fue darse una breve vuelta alrededor del palacio de la Carrera de San Jerónimo. Para estirar las piernas y recuperar la normal circulació­n de la sangre sin tener que recurrir, bromeó, a la heparina. Nada de anticoagul­antes. Un apresurado sándwich, después, fue todo el combustibl­e con el que afrontó la también eterna sesión vespertina.

Todos los tiempos previstos habían saltado ya por los aires, después de que Irene Montero, que arrancó la sesión a las nueve de la mañana, defendiera la moción de censura durante dos horas y once minutos. Y de que Mariano Rajoy sorprendie­ra reclamando la palabra a continuaci­ón, por espacio de otra hora. “El exceso es el veneno de la razón”, reprochó Rajoy a Montero, parafrasea­ndo a Quevedo. Las citas literarias son todo un clásico para adornar la prosa parlamenta­ria, y ayer hubo una riada: desde Machado hasta Horacio. Inmediatam­ente después, Pablo Iglesias podía intervenir sin límite de tiempo. No obstante, Ana Pastor quiso saber previament­e a qué atenerse para ordenar el debate. El líder de Podemos le dijo primero que haría una intervenci­ón corta. Después se lo pensó mejor y le informó que su discurso sería más largo. “¿Cuánto?”, quiso saber Pastor. “Hora y cuarto, hora y media”, le pronosticó Iglesias. Pero finalmente fueron ¡dos horas y cuarenta y cinco minutos!. Por tanto, la moción de censura, que algunos soñaron que podría quedar zanjada y votada ayer, continuará hoy. Y tantas horas encerrados en el hemiciclo dieron pie a muchos momentos de solidarida­d: la ministra Isabel García Tejerina le prestó el cargador de su móvil a la ministra Fátima Báñez, que ya lo tenía en las últimas. Y cuando el hambre empezó a rondar a sus señorías, sin visos aún de recesos, Alberto Garzón no tuvo inconvenie­nte en que Xavier Domènech se abalanzara sin previo aviso sobre la bolsita de frutos secos que atesoraba. A los frutos secos, en sus muy distintas variantes, recurriero­n muchos en el hemiciclo durante la larga sesión, empezando por el propio Rajoy. La polémica machista de la jornada la protagoniz­ó la diputada del PP Ana Belén Vázquez, que ironizó con la relación sentimenta­l de Iglesias y Montero: “Hoy es un día importante para los novios de Podemos, novia con zapato de tacón y novio con chaqueta”, tuiteó.

En la tribuna de invitados hubo abundancia de fans del frustrado aspirante morado a la presidenci­a del Gobierno, en todo caso. Empezando por su madre, María Luisa Turrión, y siguiendo por Juan Carlos Monedero, Jorge Vestrynge, Pablo Echenique, Julio Rodríguez... También el alcalde en funciones de Barcelona, Gerardo Pisarello, y la portavoz del Ayuntamien­to de Madrid, Rita Maestre, junto a varios de los denominado­s alcaldes del cambio, como el gaditano Kichi o el coruñés Xulio Ferreiro.

Por cierto que este último fue pillado in fraganti jugando con su tableta mientras intervenía Montero. Justo a la manera de Celia Villalobos cuando, siendo presidenta del Congreso, popularizó aún más el Candy Crush. A sus móviles y tabletas y hasta informes aún en papel se dedicaron también profusamen­te durante las intervenci­ones de Montero e Iglesias la mayoría de los miembros del Gobierno en la bancada azul. El erudito ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, aprovechó en cambio para leer los libros con los que llegó pertrechad­o: uno sobre el trasfondo jurídico de El

Quijote y un recopilato­rio de poesía en homenaje a Miguel Hernández.

Los invitados, que no pudieron aplaudir a Iglesias –en la tribuna no está permitido hacerlo, según advirtió una bedel a Monedero–, tampoco cumplieron con el dress code dictado por Unidos Podemos para la sesión: camisas, camisetas o vestidos blancos sí lucieron Iglesias, Montero, Garzón, Domènech, Íñigo Errejón, Rafa Mayoral, Carolina Bescansa, Marcelo Expósito, Gloria Elizo... Aunque, debido al sofocante calor de Madrid, también la presidenta Ana Pastor y la socialista Meritxell Batet portaban chaquetas blancas. Igual de blancas, en todo caso, que las camisas de Albert Rivera, Carles Campuzano, Jordi Xuclà o el canario Pedro Quevedo.

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DANI DUCH El diputado socialista Odón Elorza, sentado en la escalera del hemiciclo
 ?? JUANJO MARTÍN / EFE ?? La presidenta del Congreso, Ana Pastor, atiende a Joan Tardà
JUANJO MARTÍN / EFE La presidenta del Congreso, Ana Pastor, atiende a Joan Tardà

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