La Vanguardia

“Todos los seres humanos somos aporófobos”

Soy valenciana. Estoy casada y no tengo hijos. Soy catedrátic­a de Ética y Filosofía Política en la Universita­t de València y dirijo la Fundación Étnor. El proyecto del Estado de bienestar es de lo más interesant­e que se ha propuesto y, aunque es difícil d

- IMA SANCHÍS

Aporofobia?

Fobia o rechazo al pobre.

¿Una nueva palabra para un viejo sentimient­o? Sí, había que darle nombre a esa realidad que hoy más que nunca arraiga en nuestra sociedad.

Es un primer paso. Me llama la atención que se hable tanto de xenofobia, de fobia al extranjero sin matizar, porque todos sabemos que hay extranjero­s que son muy bienvenido­s y otros que no.

Setenta y cinco millones de turistas nos visitaron el pasado año. Los turistas nos encantan, esos extranjero­s que se dejan el dinero en nuestro país son bienvenido­s independie­ntemente de su origen, color de piel o religión. Pero hay otros extranjero­s que nos molestan, como los inmigrante­s pobres y los refugiados políticos, y durante años también han sido algunas etnias como los gitanos.

No los del cante jondo. No, los que piden por las calles. El pobre, el sin recursos, el desamparad­o, el que parece que no puede aportar nada positivo al PIB del país al que llega o en el que vive, el que aparenteme­nte no trae más que complicaci­ones, nos molesta.

¿Ocurre así en todo el mundo? Sí, Tampocotie­ne un alcancees algo universal.nuevo. Está en nuestro cerebro: todos los seres humanos somos aporófobos. La aporofobia tiene raíces cerebrales, pero también sociales, así que se puede y se debe modificar.

Explíqueme en qué lugar de mi cerebro albergo desprecio hacia el pobre. Los humanos somos gregarios, necesitamo­s ayuda de otros, y cuando pensamos que hay alguien que no nos puede ofrecer demasiado, tratamos de relegarlo y dejarlo de lado; es una tendencia que se fue gestando en la evolución.

Entonces, nuestro cerebro también es xenófobo. Sí. Los humanos primitivos vivían en grupos pequeños y homogéneos en cuanto a costumbres y raza. La colaboraci­ón y cohesión en esos grupos era necesaria para la superviven­cia.

¿Y el forastero era una amenaza para la estabilida­d? Exacto, y el paso siguiente fue el rechazo a todo aquel que puede plantearno­s problemas y que parece que no nos va a dar nada. La aporofobia es una escisión entre aquellos que se creen bien situados y superiores y los que se han quedado descolgado­s de la sociedad.

Nadie considera que rechace a los pobres. No, pero los delitos contra los sintecho no dejan de crecer, por eso hay que darle nombre y visibilida­d. Debemos reconocer que esa tendencia a relegar a los que parece que no tienen nada bueno que ofrecer está en todos nosotros.

Cuesta creerlo. Cuando una persona tiene un pariente pobre no le gusta lucirlo; sin embargo, sí le gusta lucir al pariente bien situado; es una discrimina­ción que está en nuestra evolución.

La convenienc­ia. Efectivame­nte, los seres humanos estamos dispuestos a dar con tal de tener expectativ­as de recibir algo a cambio, y el pobre queda fuera de esa posibilida­d, y nos parece que tomarle en cuenta implica perder capacidad adaptativa biológica y socialment­e.

¿Se trata de una patología social? Sí, pero es importante recalcar que tener una predisposi­ción no implica estar determinad­o a actuar en ese sentido. El cerebro es plástico.

¿Cuáles son las soluciones? La educación, y también crear institucio­nes igualitari­as. Hay quienes proponen la biomejora moral, pero yo no estoy de acuerdo.

¿En qué consiste? Cambiar las bases biológicas a través de fármacos o de intervenci­ones cerebrales.

¡¿De toda la humanidad?! Implantánd­ola a través de grupos, por ejemplo en los colegios se podría distribuir oxitocina, que nos hace más amigables.

Es una locura. Las personas que lo proponen argumentan que cada vez tenemos más medios para progresar, pero que no estamos moralmente preparados para hacer frente a todos esos medios técnicos.

Parece ciencia ficción. Mejorar la moral humana se ha intentado durante milenios mediante la educación sin grandes resultados. Teniendo en cuenta que nuestras motivacion­es están ligadas a la biología, investigar seriamente nuestra mejora biológica representa­ría un verdadero progreso, aseguran sus partidario­s.

¿No le gusta la idea? Me parece descabella­da. Yo sigo creyendo en la educación, la voluntad social y el hecho de garantizar institucio­nes igualitari­as que defiendan que todos somos válidos.

Pero no parece que seamos capaces. En el ser humano está la tendencia al egoísmo y la tendencia a la cooperació­n y la solidarida­d. Es como la historia de ese viejo cherokee que le cuenta a su nieto que todos tenemos dentro un lobo bueno y uno malo. “¿Qué lobo gana?”, le pregunta el nieto.

“Aquel al que tú alimentas”. Si alimentamo­s la compasión, es decir, padecer con otros su sufrimient­o y compartir sus alegrías, las cosas pueden ir adelante, y esa es mi propuesta, cultivar la hospitalid­ad.

¿En qué nos equivocamo­s? En educar en la hipocresía, decir una cosa y hacer otra, eso es lo que enseñamos.

 ??  ?? EMILIA GUTIÉRREZ
EMILIA GUTIÉRREZ
 ??  ?? VÍCTOR-M. AMELA
IMA SANCHÍS
LLUÍS AMIGUET
VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain