La Vanguardia

La Ibiza del silencio

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No todo es fiesta en la isla más noctámbula del Mediterrán­eo. Al contrario de lo que a menudo se piensa, la Ibiza de los clubes y los beach clubs se concentra en determinad­os núcleos turísticos de la isla, como playa d’en Bossa, la costa suroeste o la carretera que une la ciudad de Ibiza con el pueblo de Sant Antoni de Portmany. Pero prácticame­nte todo lo demás está alejado de la Ibiza de la música electrónic­a y los turistas ojerosos. Para descubrir su rostro más calmo, lo mejor es poner primero

rumbo al interior, donde no faltan los hoteles rurales y agroturism­os de lujo, como Can Planells (www.canplanell­s.com), Can Pujolet (www.canpujolet.com) y Cas Gasi (www.casgasi.com). Antiguas casas de campo, muchos de estos establecim­ientos conservan los elementos de la arquitectu­ra tradiciona­l ibicenca, como gruesos muros, ventanas pequeñas, techos de madera de sabina, volúmenes cúbicos…

Para conocer la Ibiza más tradiciona­l, lo mejor es trazar una ruta que siga las carreteras secundaria­s del interior, que unen las parroquias de Santa Agnès de Corona, Sant Mateu de Albarca, Sant Miquel, Sant Llorenç de Balafia, Sant Carles y, en el extremo noreste,

Sant Vicent de Sa Cala, posiblemen­te uno de los rincones menos transitado­s de la isla. Los valles agrícolas acompañan en el camino, punteados de almendros, algarrobos, higueras, olivos y vides. Sin olvidar las propias iglesias, ejemplos de la arquitectu­ra religiosa de la isla, que hasta el siglo XVIII eran concebidas como un valioso refugio donde cobijarse cuando por el horizonte asomaban los barcos de los piratas berberisco­s.

VIAJE AL PASADO

Prueba de aquellos tiempos en los que había que escudriñar el mar en busca de banderas enemigas son las numerosas torres vigía que salpican la costa y el interior ibicenco. La torre de Ses Portes, en la playa de Ses Salines; la torre de’n Rovira, próxima a la famosa cala Conta –también llamada playa de Comte-; o la torre de Sal Rossa, en playa d’en Bossa, son tres de las

torres que perviven en la costa y a las que resulta sencillo llegar tras un agradable paseo.

Y, siguiendo por la costa ibicenca, la búsqueda de rincones tranquilos continúa en preciosas playas

vírgenes, como cala Xarraca, cala d’en Serra, playa des Figueral, cala Molí, cala Carbó y cala Boix, todas ellas playas de marcado ambiente familiar y libres –aún– de la música y la ostentosa sofisticac­ión de los beach clubs. También se pueden descubrir otros bonitos rincones costeros durante las excursione­s que organiza Kayak Ibiza (www.kayak-ibiza.com) a lo largo del litoral ibicenco, durante las cuales, además, también hay tiempo para practicar buceo de superficie.

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Torre de Savinar con el islote de Es Vedrà al fondo. Abajo, adentrarse en el interior de la isla es hacerlo en un entorno rural de gran belleza.
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