Interior no reúne a la Junta de Seguridad porque no se fía del Govern
El conseller Jané se muestra indignado con la actitud del ministro Zoido
Las cuestiones que afectan a la seguridad de las personas habían conseguido estar al margen del debate político y de las tiranteces del proceso. Más en estos tiempos en que la amenaza yihadista obliga a España a estar en un nivel cuatro sobre cinco de alerta antiterrorista. Pero eso era hasta ahora. Las cosas han cambiado para el Ejecutivo central, que ya no se fía, dice, de “unos mandatarios que amenazan con no cumplir la ley”. El Gobierno central dejó claro ayer que no convocará la Junta de Seguridad de Catalunya. No confía en la Generalitat. Lo aseguró el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, y número dos del Ministerio del Interior: “La convocatoria requiere un clima de entendimiento y confianza que ahora no se da”.
La decisión es unilateral y provocó la indignación en cadena de los responsables de la Generalitat, empezando por el president Carles Puigdemont, que denunció que el Estado “no gobierna para todos, rehúye de sus responsabilidades en seguridad y perjudica a todos los catalanes, los del sí y los del no”.
En las últimas horas, Puigdemont ha consultado la posibilidad de convocar unilateralmente la Junta de Seguridad. Hacer, lo puede hacer. ¿De qué serviría? Pues para evidenciar que una de las dos partes, ente este caso el Estado, no se sienta en la mesa para hablar de seguridad pública en unos tiempos que son especialmente complejos.
Hace más de ocho años que no hay manera de convocar la Junta de Seguridad. Fue imposible con Jorge Fernández Díaz al frente del Ministerio del Interior, pero parecía que con la llegada de Juan Ignacio Zoido y el talante dialogante de Jordi Jané, el conflicto se desatascaría. Pues tampoco ha sido posible.
Una de las primeras cartas que recibió Zoido cuando fue nombrado ministro, el 7 de noviembre del año pasado fue la de Jané. Le dio la bienvenida, le deseó suerte en la tarea y le recordó que desde el 2009 no se celebraba la Junta de Seguridad. El sevillano respondió dando las gracias, pidió un periodo para aterrizar y ponerse al día, y le prometió una fecha lo antes posible. Los meses pasaban y a finales de febrero, el conseller denunció en público que hacía un mes que el ministro no le descolgaba el teléfono, ni le respondía a los mensajes. Ni siquiera para comentar el resultado de operaciones antiterroristas.
En esa crisis medió el delegado del Gobierno, Enric Millo, que restó importancia a los silencios y logró que se restableciera la comunicación. El diálogo funcionó hasta el punto de que los dos equipos de trabajo designados por ambos departamentos lograron consensuar un orden del día y evitaron cualquier tema polémico con el único fin de celebrar la Junta de Seguridad.
Los Mossos d’Esquadra incluso prepararon el convenio para formar parte del Citco, el centro de inteligencia contra el terrorismo y el crimen organizado, al que son convocados, de vez en cuando. Unas siete veces en los últimos tiempos. Pero existe la voluntad de que formen parte y sólo falta que se celebre la Junta y formalizar allí su entrada en el organismo.
Puigdemont liberó de su agenda cinco días. Y Zoido prometió personalmente a Jané que en cuanto se aprobaran los presupuestos generales se anunciaría conjuntamente
Puigdemont estudia convocar la junta para poner en evidencia la falta de compromiso del Estado
las fechas de las juntas de seguridad de Catalunya y del País Vasco. Pero pasaron los días y, sin previo aviso, ni descolgar siquiera el teléfono, las fechas dadas por Puigdemont pasaron y se celebró la Junta de Seguridad del País Vasco. En ella se ha permitido la entrada de la Ertzaintza
en el Citco y se ha resuelto de un plumazo una de las viejas reivindicaciones de las policías autonómicas, las persecuciones en caliente cuando se salen del territorio con competencias. Además, la policía vasca ha conseguido un ampliación de la información que le llega con las alertas de las bases de datos de los diferentes organismos internacionales de cooperación policial. Que no quiere decir que la Ertzaintza tenga silla en Europol, ni mucho menos.
Y mientras tanto a los Mossos d’Esquadra no sólo se les dijo ayer que, de momento, no se amplía su participación en los órganos de coordinación estatal, sino que el propio Estado les advierte que no pueden convocar las 500 nuevas plazas de policía que se necesitan para mantener el actual nivel de alerta antiterrorista, y para cubrir los servicios mínimos de seguridad, tras seis años sin convocatorias, por falta de presupuesto.
Jané elevó ayer varios tonos su habitual mensaje conciliador y dialogante. Zoido no le descuelga el teléfono desde el pasado 1 de junio. Y aun así, le escribió una carta el pasado día 6 reiterando al ministro su voluntad de “mano tendida” para celebrar la Junta de Seguridad y trabajar “en la mejora de la seguridad en este contexto de amenaza difícil y próxima”. A Jané le ofendió especialmente los calificativos de “desconfianza” que lanzó el segundo de Interior. Y aseguró que durante el tiempo que lleva al frente de la seguridad pública en Catalunya “nunca he hecho nada, ni yo, ni los responsables de mi departamento, ni los mandos de los Mossos que pueda ser calificado de desleal o que haya generado la desconfianza de nadie. Al contrario”.
En su carta de tres folios a Zoido, al que tutea y le pide que por favor convoque ya la Junta porque los ciudadanos “no entenderán” desajusten políticos en cuestiones de seguridad, le recuerda que en lo que llevamos de año, los Mossos han realizado operaciones antiterroristas y detenidos que suman el 30% de las que se han llevado a cabo en toda España.
Lo único reconfortante para el ciudadano en este complejo escenario es que la policía de la Generalitat ha logrado en los últimos años un nivel de cooperación con la Guardia Civil, el CNI y la Policía Nacional desconocidos hasta ahora. Y pese a desencuentros puntuales entre uniformados, que se pueden calificar de anecdóticos, la información entre las diferentes unidades de análisis antiterrorista fluye. Y en las reuniones del Citco los datos relevantes se comparten. Ahora falta formar parte, tener acceso a sus bases y alimentarlas con los datos propios de Mossos.