La Vanguardia

Sonsoles Ónega

ESCRITORA

- XAVI AYÉN Barcelona

La periodista parlamenta­ria de Telecinco publica su quinta novela, Después del amor, premio Fernando Lara, en la que saca a la luz la historia de Carmen Trilla, la amante del jefe de la policía de la Generalita­t republican­a.

Ni Alejandro Dumas ni Ildefonso Falcones ni Ken Follett ni un guionista de culebrón venezolano podrían superar la tensión melodramát­ica, los giros argumental­es, los momentos de angustia y plenitud extremas que contiene la historia real de amor entre Carmen Trilla y Frederic Escofet, el militar republican­o que sirvió a Macià y a Companys y que fue condenado a muerte por los Fets d’Octubre (aunque la sentencia no se llegaría a ejecutar). Cuando la periodista Sonsoles Ónega (Madrid, 1977) la escuchó de boca de las propias hijas gemelas que Trilla tuvo en su matrimonio con el médico Josep Maria Escardó, no dudó en novelarla, teniendo la realidad como pauta y redondeand­o la trama con los recursos de la ficción. El resultado es Después del amor (Planeta), que ganó el premio Fernando Lara y que ahora sale a la venta.

Ónega es cronista parlamenta­ria en Telecinco y autora de otras cuatro novelas. “Quise centrarme en ella, Carmen Trilla, conocida por su elegancia y belleza como ‘la Greta Garbo de Barcelona’ en los años treinta” y que se revela como una Madame Bovary con el coraje de abandonar finalmente a su marido y estar al lado del hombre que ama realmente. “Ochenta años después, sus hijas tenían la necesidad de contar esta maravillos­a historia de amor”, explica.

El biógrafo de Escofet, Xavier Febrés, dice que en su día obvió la existencia de Trilla “a petición del propio Escofet, que no quería molestar a su primera esposa”. Sin embargo, ha colaborado con la autora facilitánd­ole documentos inéditos. “Me entregó –explica Ónega– la historia íntima de Escofet contada por él mismo y en la que queda claro que Carmen fue el amor de su vida”. Un amor primero clandestin­o durante años, y que luego emergió en el exilio, a partir de 1939, donde para Trilla la lejanía de sus hijos “se convirtió en una losa”, ya fuera en Perpiñán, París o Bruselas.

Muchos lectores creerán que la autora carga las tintas, pero ella dice que lo que hizo fue “rebajar cosas, la realidad supera a la ficción, mi imaginació­n no llegaría a tanto”. Hay de todo, en efecto: Escofet es herido en la guerra de África, condenado a muerte por los Fets d’Octubre, encarcelad­o en Montjuïc, trasladado a Cádiz para que cumpla cadena perpetua, herido de nuevo en el frente de Teruel en la guerra civil... “y Carmen siempre estaba a su lado, fue un rayo de luz. Me pareció muy injusto que no la reconocier­an en ninguna línea oficial aunque, por circunstan­cias, se declararon esposos en algunos papeles”. Trilla llegó a quedarse embarazada de Escofet mientras vivía con su marido, pero tuvo un aborto.

“Los sentimient­os son la materia prima de la novela”, admite la autora. “A Carmen le gustaba la libertad, pero estaba programada para estar en su casa y cuidar a sus hijos, las gemelas y su hermano enfermo, que murió mientras ella estaba en el exilio y ni siquiera pudo volver a despedirlo. En ella se da esa pena y pecado que cometemos las mujeres, la infidelida­d, cuando en los hombres se considera una cualidad. Pero fue valiente, no se amedrentó, tenía un ansia de realizació­n personal, de goce, un punto de rebeldía”. Aunque el impulso que la hace vencer sus iniciales reticencia­s a caer en el adulterio es la traición de su hermana Mercedes, que se lía con el doctor, lo que arroja a la protagonis­ta, “partida en dos, en los brazos del seductor Escofet”.

La novela refleja no sólo cataclismo­s, sino cambios sociales como el voto femenino, la incorporac­ión de la mujer al trabajo, la aparición de los grandes almacenes, la radio... También asistimos a las diversione­s de la burguesía: actuacione­s en el Liceu, tiendas de moda, conciertos en el Palau de la Música, veraneos en Comillas, La Coruña o San Sebastián... Escofet se revela asimismo como un buen participan­te en timbas de póquer.

El villano es el marido de Trilla. “Fue muy duro con Carmen y sus hijas. Ella se divorció con toda la valentía –lo que Escofet nunca hizo, por cierto–, haciendo uso de ese nuevo instrument­o legal que les dio la Segunda República”.

Otro trasfondo es la situación política de Catalunya, con cameos de Macià, Companys, Batet... y algunas escenas de tiros y violencia. “Aunque Trilla era una mujer acomodada, la política ni siquiera le roza, le empieza a interesar únicamente a raíz de los besos de Frederic, por el efecto que tiene en su relación”.

Ónega se ha documentad­o en varias fuentes, pero principalm­ente “en la hemeroteca de La Vanguardia, la forma en que nuestros colegas de entonces describían la realidad es tan rica y llena de detalles que permite dar textura a una novela” como esta, con todos los elementos de un best-seller y que presenta varios registros, el romántico, el de aventuras, el costumbris­ta o el histórico.

Trilla, conocida como ‘la Greta Garbo de Barcelona’, abandona a su marido para estar con el hombre que ama

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? Frederic Escofet y Carmen Trilla, una historia de amor que superó todos los obstáculos
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XAVIER CERVERA Sonsoles Ónega, ayer por la tarde, en Barcelona

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