La Vanguardia

Sin ADN, por ley

La Policía no pudo comparar los datos de las violacione­s de Madrid con las de Pedro Luis Gallego porque había cumplido la pena

- C. LÓPEZ / J. RICOU Madrid

La Policía no lo ha tenido fácil llegar hasta Pedro Luis Gallego. Desde que quedó en libertad en el 2013, los datos y muestras que había sobre él no se podían tocar ya que había cumplido la pena. Ni siquiera el ADN, algo que hubiera ayudado mucho a los investigad­ores, reconocen. De ahí las dificultad­es en conectar al violador de La Paz con el violador del ascensor.

En primer lugar, porque la agresiones se estaban produciend­o en el barrio del Pilar, cerca del hospital madrileño de La Paz, y Gallego en los años 90 actuaba en Castilla y León (él es de Valladolid, pero atacó a jóvenes de Salamanca, Burgos...).

Él salió en libertad en el 2013 y, tras huir del domicilio familiar por el rechazo de los vecinos, se afincó en Segovia sin que nada hiciera indicar un aumento de los delitos sexuales en aquella zona, tal y como confirman fuentes municipale­s de Segovia.

En cambio, en el barrio de El Pilar de Madrid comenzó a extenderse el miedo tras la primera violación en diciembre del 2016, a la que en apenas cuatro meses se sumaron otras tres más (dos en grado de tentativa). Las últimas tres agresiones las cometió en apenas unas semanas, lo que dio a entender a la Policía que se encontraba­n con un violador en serie.

Sin embargo, el modus operandi era distinto. En los años 90, Gallego aprovechó su profesión como mecánico de ascensores para acceder a los portales de sus víctimas. Allí esperaba que las jóvenes entraran y, al llegar al ascensor, las sujetaba e introducía en el ascensor para forzarlas de modo muy cruel, según testificar­on sus víctimas. Ahora, en cambio, su manera de actuar (si se confirma que es él) se ha “sofisticad­o”, según la Policía. A punta de pistola, capturaba a sus víctima por la noche y, tras amordazarl­as y taparles los ojos, las llevaba en su coche hasta su piso en Segovia, donde las violaba. Luego, las llevaba de regreso a Madrid (en dos ocasiones, las víctimas consiguier­on huir antes de ser introducid­as en el vehículo).

“Abrimos muchísimas líneas de investigac­ión y al pasar los meses se fueron acotando y concluyero­n en la persona detenida el miércoles”, relató ayer la responsabl­e de la Unidad de Familia y Atención a la Mujer de la Policía Nacional, Irene Niño, quien precisó que en este momento hay cuatro denuncias, aunque “no se puede descartar que aparezcan más en un futuro”.

El jefe de Policía de Madrid señaló que no podía dar más detalles ni de cómo se ha llegado hasta Gallego ni sobre sus víctimas, ya que quedan diligencia­s por practicar. Fernández pidió comprensió­n porque su objetivo es presentar una investigac­ión que permita una condena efectiva y “ejemplariz­ante” para “este monstruo”.

El juzgado de primera instancia e instrucció­n 5 de Segovia, en funciones de guardia, ha decretado su ingreso en prisión provisiona­l, comunicada y sin fianza. Ahora, se inhibirá al juzgado de instrucció­n 33 de Madrid, que ya conocía las actuacione­s declaradas secretas.

Por el momento hay cuatro denuncias, pero “no se puede descartar que aparezcan más”, señala la Policía

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PABLO MARTÍN / EFE Llegada de Gallego ayer a un juzgado de Segovia, que decretó su ingreso en prisión provisiona­l sin fianza

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