Aromas de Oriente
Tres locales que han cambiado de manos y que reabren con distintas miradas a la cocina asiática
No son nuevos en la plaza, sino empresarios con experiencia y con unos cuantos locales a su cargo quienes acaban de tomar las riendas de los restaurantes que apareSus cen en esta página y que en su día abrieron con otros propietarios, otro nombre y otra propuesta. Los impulsores del Grupo Nomo celebran diez años de empresa con la apertura de Nomo Sarrià (Major de Sarrià, 105), en una antigua casa que hasta hace poco albergó el restaurante La Consentida y que en su día fue la fábrica de muebles de Valentí.
Explican que cuando abrieron el primer Nomo, en Gran de Gràcia, se dejaron llevar por lo que a ellos como comensales les seducía de la oferta japonesa en otras ciudades. elaboraciones japonesas con producto local, y sus fórmulas a base de sushis, sahimis, tepanyaki, arroz, fideos o tartar, les han funcionado y ya suman cinco locales, algunos de ellos en la Costa Brava (con socio local), y donde el próximo año abrirán en el Club Náutico de Sant Feliu de Guíxols. En el nuevo local de Sarrià no hay cambios sustanciales respecto a su oferta habitual, aunque sí esperan incorporar pronto algún ceviche, como una concesión a la cocina nikkei (japo-peruana).
La fusión ente el país andino y Japón centra la carta del nuevo Big Kokka (pasaje Mercantil, 1), que antes fue el Big Fish, y que ahora pertenece a la +++Clos (Derby Hotels) e Isidro Marquès, de Grupo San Telmo. Al frente de la cocina la japonesa Kioki Li (quien trabajó en Pakta) y el peruano Juan Olivo (que pasó, entre otros, por Astrid y Gastón o Asiana Next Door de Madrid).
De su trabajo salen platos interesantes, como el arroz chaufa, el ceviche clásico o la sabrosa berenjena con sumiso, ají amarillo y virutas o los distintos uramakis.
Y de Japón a China, cuyas múltiples cocinas apasionan a Tomàs Tarruella, que acaba de abrir con su madre, Rosa Esteva, dos nuevos locales de Grupo Tragaluz: Tapas Tomate y Fan Ho (València, 225), Son casas que funcionaron con otro nombre, otro dueño y una propuesta distinta de la que ahora estrenan donde estuvo Cornelia y donde ahora confluyen la taberna de tapas y la taberna oriental. “Cada una cuenta con su carta, pero es en el fondo del local, en forma de U, en la base de esta, donde se pueden probar ambas propuestas”, explica Tarruella, quien ha querido rendir homenaje a gastronomías tan ricas y aún poco conocidas en Barcelona como las de Tíbet, Mongolia, Sichuan o Shanghai. “Compartimos con los chinos la afición a compartir platillos en el centro de la mesa y es así, de modo informal, como queremos hacer llegar estos sabores de una cultura culinaria fascinante”.