Rusia, bajo presión
Hooliganismo, racismo y terrorismo son las amenazas en el ensayo del Mundial
Sólo serán cuatro ciudades. Sólo habrá partidos en Moscú, San Petersburgo, Kazán y Sochi. Mucho más sencillo de seguir y de controlar que las once sedes que tendrá el Mundial del próximo año y, sin embargo, la Copa Confederaciones que arranca hoy en Rusia constituye el ensayo general con vistas al torneo del 2018. El país está bajo el foco e intentará demostrar su eficacia en tres aspectos fundamentales: la lucha contra el hooliganismo, el racismo y el terrorismo. En la Eurocopa francesa del pasado verano unas imágenes se convirtieron en planetarias, la de grupos de aficionados salvajes rusos arremetiendo contra supporters ingleses por las calles de Marsella. Dejaron a su paso un decorado bochornoso y despertaron una alarma con fundamento con vistas a la Confederaciones y el Mundial. Y más teniendo en cuenta que entonces Rusia estaba inmersa en el torbellino del dopaje, que limitó su presencia en los Juegos de Río. Para que no se repitan esas imágenes el gobierno ruso ha prometido mano dura. De entrada han elaborado una lista de 191 aficionados que tienen prohibida su entrada a los estadios del torneo. Entre ellos hay algunos de los que participaron en las reyertas marsellesas.
Para acceder a los partidos no sólo hace falta tener una entrada sino también disponer de una
identificación de hincha de las autoridades una vez hayan estudiado la información personal del seguidor. Los controles de seguridad serán como los de los aeropuertos, se desplegarán diversos anillos en las proximidades de los recintos y se restringirá la venta de alcohol. En este sentido se realizó una prueba que no terminó de salir del todo bien el 17 de mayo en un partido entre el Spartak de Moscú y el Terek Grozni. Los registros no impidieron que los aficionados del conjunto moscovita introdujeran botes de humo y artefactos pirotécnicos. De hecho, el partido se tuvo que interrumpir durante algunos minutos por culpa de la mala visibilidad. Las autoridades son optimistas en cuanto a posibles enfrentamientos entre hinchas, puesto que no se prevé una presencia masiva de seguidores venidos del extranjero, lo que debería limitar las batallas campales.
Otra cuestión es la del racismo y la discriminación en las gradas. Según un estudio del grupo antidiscriminación FARE (Fútbol contra el racismo en Europa) Rusia ha hecho progresos en este campo pero aún se produjeron 89 episodios en la temporada 20162017, menos que en las dos campañas precedentes. Ya no hubo que lamentar tantos cánticos imitando a monos ni tantas banderas abiertamente nazis, pero sí mensajes ultranacionalistas y antisemitas, como el de los radicales del CSKA de Moscú contra su propio entrenador, Leonid Slutsky (ahora en el Hull), que profesa la fe judía. Para combatir este asunto la FIFA ha dado poder a los árbitros en el torneo. Los colegiados pueden parar el partido ante cualquier cántico o mensaje racista y ordenar que por megafonía se pida el cese de estos gritos. Si persisten tienen la potestad de detener el partido de forma momentánea para realizar una segunda petición pública y no reanudarlo hasta que no terminen. En tercera instancia, si con esto no se frena el episodio, el árbitro podrá determinar la suspensión definitiva del encuentro.
Fuera y dentro de los estadios también habrá una especial atención ante posibles actos terroristas. Una bomba en el metro de San Petersburgo el 3 de abril provocó 14 muertos y acabó con tres años sin grandes atentados en Rusia, con excepción del Cáucaso. Precisamente la competición arranca hoy en San Petersburgo con un Rusia-Nueva Zelanda (17.00 horas). Lo hará en un estadio que ha sido fuente de controversia desde que empezó a construirse en 2007. El presupuesto superó finalmente los 650 millones de euros, entre acusaciones de corrupción. Su inauguración no fue modélica porque el césped se tuvo que cambiar entero en mayo tras dos partidos. Eso sí, con capacidad para 68.000 espectadores, se trata de un campo majestuoso en su estructura, con forma de nave espacial.
En el terreno deportivo Alemania, Portugal y Chile son los principales favoritos de la competición.
LA NOVEDAD Los colegiados podrán suspender un partido si se producen reiterados mensajes discriminatorios
MEDIDAS DE CHOQUE
Rusia ha elaborado una lista negra con 191 radicales que no pueden entrar a los estadios