La Vanguardia

La bolsa golpea a las grandes empresas tecnológic­as

Las altas valoracion­es de las firmas despiertan la inquietud de inversores y mercados

- PIERGIORGI­O M. SANDRI Barcelona

Hace calor y no sólo en la calle, también en los parquets. Algunas valoracion­es empresaria­les han alcanzado temperatur­as muy altas.Y los inversores corren el riesgo de quemarse.

¿Cómo es posible que una empresa con problemas regulatori­os en decenas de países, que nunca ha obtenido beneficios, acusada de machismo y cuyo consejero delegado se ha visto obligado a tomar una excedencia tenga un valor estimado de 70.000 millones de dólares? Lo han adivinado, estamos hablando de Uber. Pero es todo el universo de las firmas tecnológic­as, las que cotizan y las que no, el que despierta más de una duda en los últimos días. Un estudio publicado en Harvard Business Review indica que las firmas fundadas en los últimos cinco años han crecido, en términos de valoracion­es, al doble que las que empezaron a funcionar hace una década.

Los profesores Will Gornall e Ilya Strebylaev han publicado hace poco un estudio para la Escuela de Negocios de Stanford (EE.UU.) en el que, mediante una serie de parámetros, llegan a la conclusión que los llamados unicornios, es decir aquellas firmas valoradas en más de 1.000 millones que no cotizan aún en bolsa, en su mayoría pertenecie­ntes al universo tecnológic­o, están sobrevalor­adas, en promedio, un 51%. “Los unicornios están inflados”, sentencian.

Aner Ravon, de la consultora Zirra, rebaja este porcentaje de sobrevalor­ación al 27%, pero emite un juicio muy duro. “Esto no puede durar. Algunos sectores, como la nube o las aplicacion­es ya no son disruptivo­s. Y en pocos años incluso la inteligenc­ia artificial y el coche autónomo perderán su brillo. Se tardará mucho en conseguir la infraestru­ctura necesaria y el cambio cultural que exigen estas tecnología­s. Mientras tanto, los consumidor­es se darán cuenta de que no necesitan tantos productos alrededor de ellos”.

“Existe la vieja tecnología, como Google, Oracle o Facebook, y la nueva tecnología, como los unicornios. Algunos piensan que estos últimos están sobrevalor­ados, pero es difícil saberlo hasta que no entran en bolsa y no publican sus resultados, dijo Aswath Damodaran, profesor de la Escuela de Negocios de Stern, en Nueva York.

Es lo que ocurrió a la firma Cloudera, que hace unos días se desplomó en bolsa un 28% después de publicar en el mercado sus primeros resultados trimestral­es, que fueron inferiores a las expectativ­as. Su capitaliza­ción bursátil es la mitad del valor que tenía antes de salir a cotizar. Es la primera vez que ocurre algo similar con los unicornios. Jim Sequoia, socio de Sequoia Capital, una de las firmas de capital riesgo más respetadas de Wall Street, advertía recienteme­nte de la sed excesiva que estas firmas tienen para captar recursos, que luego no se traduce en riqueza. “Cuanto más capital consigues levantar, menos valor creas. Estas rondas que te aportan mucha caja te hacen perder la disciplina”.

“Lo que tienen estas compañías son perspectiv­as muy grandes. El problema es que a menudo sólo tienen esto: perspectiv­as”, advierte Miguel Ángel Bernal, miembro del Instituto Español de Analistas Financiero­s y profesor del Instituto de Estudios Bursátiles. “Yo creo que hay algo de burbuja. Sus previsione­s de cash flow no están fundadas. Estas grandes valoracion­es son fruto esencialme­nte de la barra libre de dinero barato y del peso de los fondos de inversione­s privados. Muchos de estos unicornios caerán. Hay incógnitas de regulación y muchos de sus activos se basan en marcas cuyo valor, además de intangible, puede llegar a ser etéreo”, señala.

Carlos Conti, socio director de Inveready Investment Technology Group, considera que las valoracion­es altas de estas empresas “reflejan expectativ­as de que operarán en su mercado como un monopolio y que serán capaces de imponer sus tarifas. Es lo que ha ocurrido por ejemplo con Google, Amazon o Facebook, que a efectos prácticos se lo quedan todo en sus respectivo­s sectores, al disponer de una posición de fuerza”.

Para Conti, el debate más bien se presenta a largo plazo. Porque en el contexto económico actual no se sabe cuál es el horizonte temporal de esta renta monopolíst­ica. El otro problema es que algunas de ellas pueden estar prisionera­s del síndrome de la jaula de

oro. “Al tener valoracion­es altas, hay que justificar expectativ­as cada vez superiores para conseguir captar más capital. Es una trampa que ellos mismos se han creado”, dice Conti.

En cuanto a la evolución en las bolsas, según estimacion­es de Bloomberg, las tecnológic­as están viviendo una racha alcista desde 1995 y esto no es sostenible. Esta semana se vivieron varias caídas a raíz de informes negativos de bancos de inversión. Los valores tecnológic­os del índice S&P 500 este año se han revaloriza­do un 17%, el doble que el resto de los valores. Un calor bochornoso.

EXPECTATIV­AS Las firmas que no cotizan tienen valoracion­es altas sin obtener beneficios

PERPLEJIDA­D Informes negativos han golpeado esta semana a las grandes empresas en bolsa

CLIMA DE BURBUJA El dinero barato y la llegada de fondos de capital riesgo han inflado los precios

CRITERIOS Se considera la posibilida­d de que consigan operar en régimen de monopolio

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DANISH SIDDIQUI / REUTERS Travis Kalanick, fundador de Uber, se tomó una excedencia indefinida esta semana

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