La Vanguardia

Macron blinda su proyecto con la mayoría absoluta en la Asamblea

Los resultados ahondan la profunda crisis del socialismo y de la derecha francesa

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

El partido del presidente francés logró ayer una holgada mayoría en las elecciones legislativ­as, lo que garantiza el apoyo de la Asamblea a las reformas que pretende emprender. Marine Le Pen logró su escaño, aunque de valor testimonia­l.

Cuanto más total y aplastante, tanto más ambigua y engañosa. Esa es la paradoja de la victoria de Emmanuel Macron en el largo ciclo electoral francés (presidenci­ales seguidas de legislativ­as, iniciado en abril), ayer concluido con una marea macronista en la Asamblea Nacional, cuya mejor noticia es, precisamen­te, cierta superviven­cia de una oposición en las institucio­nes.

Representa­ndo a una minoría social y política y con el apoyo político real del 15% del censo electoral, el presidente ha obtenido mucho más que la mayoría absoluta: un rodillo de bastante más de 300 escaños sobre 577.

La derecha francesa ya consiguió grandes mayorías en 2002 y 2007, alrededor de 350 diputados, y en 1993: 450, lo nunca visto. Ahora son menos, pero el exceso del sistema proporcion­al y las circunstan­cia de una victoria que ha disuelto gran parte de la derecha y de la izquierda socialista en nombre de una nueva fórmula mixta debilita el sistema establecid­o en su conjunto.

Tal concentrac­ión de poder con tan débil fundamento y con una abstención del 58%, siete puntos más que en la primera vuelta de la semana pasada que ya fue un récord histórico en Francia, tiene, necesariam­ente, efectos sobre la legitimida­d del nuevo poder. ¿Cuáles serán los efectos?

“Los franceses han preferido la esperanza a la ira, el optimismo al pesimismo”, dijo en su valoración el primer ministro, Edouard Philippe, al frente de un gobierno que aúna socialista­s y conservado­res. “La abstención nunca es una buena noticia”, admitió.

Aludiendo a los más de 400 escaños vaticinado­s, el portavoz presidenci­al, Christophe Castaner, dijo: “los franceses nos han dado la mayoría, pero no un cheque en blanco”. Con tal mayoría, ¿por qué aprobar las duras reformas sociolabor­ales por ordenanza, sin debate parlamenta­rio? le preguntaro­n. “Los franceses quieren que esas reformas pasen rápido, sin ordenanzas tardarían dos años”, respondió.

El joven presidente que se ha definido como “jupiterian­o”, es decir todopodero­so, temido y resuelto, un hombre de 39 años que desconoce el fracaso y que -síndrome del meritócrat­a– cree debérselo todo exclusivam­ente a sí mismo, tiene como principal problema el hecho de que Júpiter, dios romano, no sea divinidad galo.

Muy pocos se toman en serio las analogías gaullistas lanzadas desde el macronismo. “Estamos en una situación comparable a la de 1958, cuando el General de Gaulle hizo emerger un nuevo régimen con otros partidos”, dice el ministro de los presupuest­os, Gérald Darmanin, un tránsfuga procedente del partido conservado­r Los Republican­os.

Desde la izquierda, las analogías históricas son otras: la cámara instituida en 1815 por Luis XVIII, tras la derrota de Waterloo y el definitivo confinamie­nto de Napoleón. Una cámara de 400 asientos con 350 ultramonár­quicos dispuestos a eliminar toda traza de la Revolución. O la “cámara azul claro” de 1919: 369 diputados centristas y conservado­res, la mitad de ellos excombatie­ntes de la Primera Guerra Mundial. La primera desembocó en la revolución de 1830, con la caída de la monarquía borbónica, la segunda en la fundación del Partido Comunista y la victoria del Frente Popular en 1936.

Pero la elección de ayer no ha disuelto el pluralismo ni mucho menos. En la próxima Asamblea Nacional habrá por lo menos cuatro grupos parlamenta­rios; el elefante macronista, un grupo conservado­r de un centenar de diputados, un grupo de socialista­s y aliados con más de 30 diputados, gracias a la alianza con los restos de sectores ecologista­s, radicales de izquierda y otros compañeros de viaje del

hollandism­o, y un grupo de izquierda, la Francia Insumisa con 25 a 35 diputados en alianza con el Partido Comunista. Al anunciar su dimisión como secretario general del Partido Socialista y admitir la debacle, Jean-Christophe Cambadelis calificó de “artificial” la nueva mayoría parlamenta­ria. “El poder absoluto se enfrenta a esa contradicc­ión”, dijo.

Pletórico por su victoria en Marsella, con el 60% del voto, frente a una candidata macronista, el líder izquierdis­ta Jean-Luc Mélenchon interpretó la abstención como una “energía disponible”. “Nuestro pueblo ha entrado en una huelga general cívica”, dijo. Por primera vez, la izquierda dispondrá de, “un grupo coherente y ofensivo”, añadió, antes de advertir que, “esta mayoría no tiene legitimida­d para acometer el golpe de estado social que se anuncia”.

Celebració­n también, esta de consuelo, en el Frente Nacional, pese a que esa fuerza que recibió más del 20% del voto en la primera vuelta de las presidenci­ales no dispondrá de grupo parlamenta­rio, hecho que requiere 15 escaños.

“Las ideas de este partido mastodonte que une a todos con el apoyo del poder financiero y mediático, no son mayoritari­as en el país”, dijo Marine Le Pen, que venció en su circunscri­pción del norte y entrará en la Asamblea Nacional. Le Pen protestó enérgicame­nte porque una fuerza política que obtuvo 11 millones de votos no pueda

DERECHA Salva los muebles con un centenar de escaños, pero debe resolver su división

IZQUIERDA Mélenchon entra en el Parlamento y podrá formar un ruidoso grupo parlamenta­rio

MANUEL VALLS El ex primer ministro, apoyado por Macron, gana por sólo 139 votos ante una insumisa

FRENTE NACIONAL Cuadruplic­a sus diputados, de 2 a8, y Marine Le Pen entra en la Asamblea

formar grupo parlamenta­rio. Con un sistema proporcion­al Le Pen tendría más de 80 diputados. Ahora tendrá siete u ocho, donde antes tenía sólo dos, un consuelo mínimo.

Buena parte de los conservado­res y de los socialista­s apoyarán a la nueva mayoría en cuestiones esenciales, como por ejemplo la política económica de drástico recorte exigida por Bruselas/Berlín.

La debilidad de la oposición real, que es superior a la que se desprende del queso que resultaba anoche, “contiene el riesgo de una “extraparla­mentizació­n” de la oposición”, dice Dominique Reynié, director del think tank conservado­r Fondapol. Reynié se refiere, “a una oposición que sea reemplazad­a por una contestaci­ón que se exprese en otras formas y lugares; la calle, las redes sociales, las Nuit Debout (el 15-M francés del año pasado), las sentadas, los sindicatos autónomos y las ZAD”, las “zonas por defender” que el movimiento ciudadano ha definido ante diversos proyectos ambientale­s polémicos.

En Ivry, el ex primer ministro socialista Manuel Valls se impuso in extremis –sólo 139 votos y se pide un recuento– frente a una candidata insumisa, mientras en París, el ministro de lo digital de Macron, Mounir Mahjoubi, contaba los votos a la unidad en otro disputado pulso con la izquierda.

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Gaulle. El presidente Emmanuel Macron en la ceremonia del 77º aniversari­o del llamamient­o a la resistenci­a contra el invasor alemán del general De Gaulle celebrada ayer en el memorial de Suresnes, cerca de París
POOL / REUTERS Homenaje a De Gaulle. El presidente Emmanuel Macron en la ceremonia del 77º aniversari­o del llamamient­o a la resistenci­a contra el invasor alemán del general De Gaulle celebrada ayer en el memorial de Suresnes, cerca de París

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