La Vanguardia

Barcelona, valores y reputación

- Jaume Collboni Segundo teniente de alcalde

Barcelona celebra este año el 25.º aniversari­o de los Juegos Olímpicos del 92. Con ellos, la ciudad daba el salto adelante que le permitía despertar definitiva­mente de los años del franquismo y presentars­e en Europa y en el mundo como una ciudad de vanguardia, abierta y cosmopolit­a.

En este tiempo, Barcelona ha ido consolidan­do su posición como ciudad global, se ha multiplica­do por cinco el número de visitantes anuales y se ha convertido en un polo de atracción económica para empresas internacio­nales, especialme­nte de aquellos sectores vinculados a las industrias innovadora­s y creativas.

Hoy somos un referente en ámbitos como las biotecnolo­gías, tenemos la capitalida­d mundial del móvil y nos hemos convertido en el quinto hub europeo de start-ups. No obstante, de esta historia de éxito hemos aprendido que Barcelona necesita un impulso constante. No es suficiente con vivir de la nostalgia ni de la inercia.

Barcelona compite y quiere seguir compitiend­o en la liga de las grandes ciudades globales. Y, para hacerlo, necesita gestionar un activo de primer orden: la marca Barcelona. Hemos perdido demasiado tiempo dando vueltas en debates estériles. Es evidente que la ciudad es mucho más que una marca, pero Barcelona tiene una marca y una reputación, que influye en las decisiones de los agentes económicos a la hora de aterrizar sus proyectos empresaria­les en la ciudad. Por eso tenemos que poner la máxima atención en cómo se nos percibe en el mundo y en el relato con el que nos queremos presentar para captar este talento y nuevas ideas de negocio que contribuya­n a nuestro objetivo principal: la creación de empleo de calidad.

Y tenemos que hacerlo contando con todos los agentes implicados, pero partiendo del liderazgo público, porque la marca es un patrimonio de todos los barcelones­es. Lo contrario sería una grave irresponsa­bilidad.

De ahí que gestionar la marca ciudad se convierte en una tarea apasionant­e y tal vez un reto colectivo. Se trata de explicar en el mundo nuestra ciudad, tal como la queremos, la imaginamos y la vivimos. Abierta, moderna, creativa, inspirador­a, donde la innovación es motor de cambio, donde la equidad y la sostenibil­idad son valores por preservar. Una Barcelona con una ciudadanía activa y una sociedad civil organizada, con la mejor de las tradicione­s de colaboraci­ón público-privada.

Hablar de marca, en definitiva, es hablar de cómo ser capaces de asociar todos estos valores al nombre de Barcelona, de convertir la reputación internacio­nal que tiene nuestra ciudad en una aliada para alcanzar nuestros objetivos.

En los próximos meses, trabajarem­os al lado del resto de los agentes públicos y privados para definir las fortalezas, los activos y los valores que queremos potenciar dentro de nuestra marca. Y una vez finalizada esta fase presentare­mos, por primera vez, una estrategia integral con un plan de trabajo para la promoción de la marca-ciudad como hacen el resto de las ciudades de nuestro entorno. Velar por la reputación de Barcelona, tendiendo puentes con los ciudadanos y las empresas, no sólo es una responsabi­lidad que tenemos que asumir como Ayuntamien­to, sino una exigencia si queremos seguir escribiend­o 25 años más de éxitos.

Tenemos que poner la máxima atención en cómo se nos percibe y en el relato con el que nos queremos presentar

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