Los vinos de Joan Rubió se quedan sin la DO Penedès
El Consejo Regulador no ampara su primer proyecto propio
Tras una brillante carrera como director técnico de las cavas Recaredo, donde sigue colaborando como asesor externo, el enólogo y viticultor Joan Rubió ha impulsado su propio proyecto vitivinícola de prestigio partiendo de las viñas familiares en su masía, la de Cal Tiques de Santa Margarida i els Monjos. Sus propios ahorros, la ayuda económica de su amigo holandés Aart Jan Hemmink y crédito le han permitido sumar una inversión inicial de 150.000 euros. Rubió ha construido y equipado una pequeña bodega en la que combina crianzas en barricas de roble, depósitos de acero inoxidable y ánforas creadas por el ceramista Joan Carles Llarch.
Cuenta con cinco hectáreas de microviñas arcilloso-calcáreas plantadas con variedades autóctonas que cultiva dejando cubiertas vegetales espontáneas permanentes, siguiendo los criterios de las agriculturas ecológica y biodinámica. A lo largo del próximo año ampliará sus viñedos plantando sumoll y sumoll blanco (escanyavelles). Rubió también desarrolla actualmente formación sobre biodinámica y un proyecto de investigación sobre las variedades autóctonas de las islas Baleares.
Ha lanzado al mercado sus cuatro primeros vinos con etiquetas del diseñador Salvador Vinyes, el autor del logotipo de la Patum de Berga. Se trata de tres reinterpretaciones de la variedad xarel·lo y un macabeo en los que minimiza la adición de sulfuroso. Se ha estrenado con poco más de 6.000 botellas que no ha conseguido que sean am- paradas por el Consejo Regulador de la DO Penedès. Tras mandar sus primeras muestras le comunicaron que la mayoría de sus vinos no habían pasado la calificación por presentar diversos defectos, como un exceso de prensado pese a que no prensa sus uvas. Con resquemor y decepcionado, no ha tenido más remedio que comercializar sus vinos sin DO. Pese a ello, ha conseguido vender toda su producción. El desencanto, sin embargo, no le resta ilusión ni ganas en su obstinación “por hacer vinos y hacer Penedès, tierra que quiero seguir representando”.
El viticultor suma una inversión inicial de 150.000 euros y agota su primera producción