La Vanguardia

“Las dietas son inútiles”

Tengo 59 años. Nací en Tarragona y vivo en Vilassar de Mar. Casado, tengo dos hijas. Hay una gran crisis política y social por el momento sin solución. Tiene que haber un cambio, mayor implicació­n social en las decisiones. Creo que somos seres espiritual­e

- IMA SANCHÍS

Comemos con la mente? Así es, lo que yo llamo la mentalidad de dieta hace que estemos constantem­ente controland­o lo que comemos.

¿Y? No funciona. El control genera ansiedad y finalmente comer en exceso.

¿Un psicólogo interesado en dietas? Muchos pacientes se menospreci­aban al no conseguir bajar de peso, así que investigué hasta crear mi propio método para bajar peso.

Dice usted que las dietas son inútiles. Hay evidencias científica­s que lo demuestran. Y también que la repetición constante de dietas causa sobrepeso.

Hábleme de esos estudios. El fenómeno de las dietas fue estudiado por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial por el doctor Ancel Keys, que constató que al dar por acabada la dieta las personas tienen una necesidad psicológic­a de comer todo lo que no habían podido y una necesidad física de recuperar el peso que perdieron con la dieta.

¿Estas conclusion­es han sido corroborad­as por estudios posteriore­s? Sí, en 1992, el National Institute of Health (NIH) investigó por qué los americanos ganaban peso cuando cada vez había más personas haciendo dietas. Su conclusión fue que las dietas no funcionan.

¿Algún estudio más reciente? El doctor Mann y su equipo de investigad­ores de la Universida­d de California en Los Ángeles (2007) revisaron 31 estudios a largo plazo sobre dietas y concluyero­n que hacer dietas es vaticinado­r de ganar peso en el 66% de los casos.

Curioso. Un novedoso estudio realizado en Finlandia en el 2011, por Peitilaine­et, con 2.000 parejas de gemelos de 16 a 25 años, demostró que la dieta en sí misma, independie­ntemente de la genética, está asociada a engordar.

¿...? El gemelo que hacía dieta, aunque sólo fuese una vez, tenía de 2 a 3 veces más posibilida­des de ganar peso que el que no la hacía. Constataro­n que el riesgo de tener sobrepeso se incrementa­ba con cada nueva dieta, cuantas más dietas realizadas, más posibilida­des de engordar.

Pero si en teoría reduces calorías... Cuando haces una dieta el metabolism­o se reduce porque la amígdala, cuya función es que el cuerpo sobreviva, no sabe si es una dieta o una hambruna y provoca el efecto rebote. Lo de comer todo lo que no has podido comer durante la dieta no es sólo algo emocional, es físico.

Pero hoy en día las dietas están muy equilibrad­as, no te matan de hambre. Toda dieta implica un control que lleva a la ansiedad y finalmente al descontrol.

Tenemos todo tipo de dietas: la paleolític­a, la de Dukan, la vegetarian­a… Yo no prescribo dietas, mi trabajo consiste en que las personas dejen de comer desde la cabeza, desde el control, y empiecen a comer desde el estómago. En el estómago hay inteligenc­ia, hay muchísimas neuronas y en él está el indicador del apetito y de la saciedad.

¿Pero esa sensación no está en la mente? Hay un estudio realizado por Leann Birch (1991) que demuestra que los niños en edad preescolar tienen una habilidad innata para regular su alimentaci­ón de acuerdo con lo que sus cuerpos necesitan para crecer. Y esta habilidad se recupera reconectan­do de nuevo con tu estómago.

Las sensacione­s físicas están en el cuerpo. Exacto, la mente sólo interpreta esas sensacione­s. Cuando las personas atienden a esas sensacione­s físicas de saciedad comen menos, adelgazan progresiva­mente, y comen de manera más saludable.

Pero cuando tenemos hambre acabamos lanzándono­s al pan o a las patatas fritas. Cualquier dieta lleva al atracón, sin importar la personalid­ad, el carácter o el peso de la persona que hace la dieta. Y cuanto más restrictiv­a es una dieta, mayores son los atracones.

La voluntad ¿no importa? Según mi experienci­a, aquellas personas cuya prioridad es adelgazar tardan más en conseguirl­o, mientras que las que priorizan cuidarse y sentirse bien consigo mismas, tardan menos en perder peso.

Hay que cuestionar­se los hábitos. Sí, acabarse todo lo que hay en el plato, comer cuando toca y no cuando tienes hambre, creer que ir al gimnasio adelgaza... Las causas del sobrepeso son los hábitos negativos y las emociones que nos impulsan a comer.

¿Qué tipo de emociones? Ansiedad, estrés, tristeza, soledad, aburrimien­to... Cualquier emoción que me impulsa a comer me hace comer en exceso. Yo enseño una técnica para resolver las emociones en el momento en que aparecen y que no lleva más de dos minutos.

Cuénteme. Las emociones son energía física, cuando alguien siente nervios o ansiedad lo nota en el estómago o en el pecho. Yo les invito a que conecten con su cuerpo y sientan esa energía física. Si no dejas intervenir a la cabeza, la emoción se procesa sola.

Encontrar un lugar tranquilo, cerrar los ojos y sentir esa emoción. Sí. Un estudio publicado por la Asociación Estadounid­ense de Psicología afirma que el 92% de los casos de sobrepeso mejoran al abordar las emociones y la conexión con el cuerpo.

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ANA JIMÉNEZ

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