Sánchez fija el rumbo a la Moncloa al frente de un PSOE a la izquierda
El líder socialista anuncia la apertura de negociaciones con las “fuerzas del cambio”
“¿Quién se podía imaginar esto hace ocho meses?”. La nueva vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, y el jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Juanma Serrano, abandonaban ayer un ya desangelado pabellón 3 del Ifema –donde hacía media hora el renacido líder del PSOE culminó el 39.º congreso federal ante el clamor de 8.500 entusiastas, según la organización– como si volvieran de una guerra. Pero felices.
Regresaban, efectivamente, de la guerra interna más cruenta del reciente socialismo español, que aún dará sus últimos coletazos en las pugnas congresuales que se abren ahora en las federaciones del PSOE. Pero lo hacían con una victoria inapelable en el bolsillo. Nadie se lo podía imaginar, ni ellos mismos. Ni mucho menos los mismos notables que ahora se repliegan a sus fortalezas territoriales para preparar sus propias defensas y que hace ocho meses consideraron finiquitado a Sánchez tras lograr su dimisión. El resurrecto líder socialista vuelve a tener el poder –ahora infinitamente mayor que en el 2014–, y le ha dado la vuelta al PSOE como a un calcetín, apartando a los dirigentes que de una u otra manera ocuparon el poder en el partido desde hace 40 años y hasta ahora, ayer mayoritariamente ausentes o escondidos en la nueva coronación de Sánchez.
Tras una larga noche no exenta de tensiones –la andaluza Susana Díaz salió al borde de las lágrimas tras una breve cita con un gélido Sánchez, que ni siquiera recibió al valenciano Ximo Puig–, el plenario votó los órganos directivos del nuevo PSOE en los que el secretario general se blinda con todos sus fieles en una ejecutiva que sus críticos tachan de absolutamente “sectaria” y con algunos nombres que consideran “una provocación”. Y con un coregeneración, mité federal del que caen muchos dirigentes de referencia. No obstante, ambos órganos tuvieron un respaldo de más del 70% de los delegados. Son 20 puntos más del apoyo que Sánchez cosechó en las primarias de mayo, pero 10 puntos menos del respaldo que obtuvo para su primera ejecutiva del 2014.
Sánchez, pletórico, protagonizó el cierre del cónclave con un mitin que entusiasmó a sus fieles –“¡Qué grande es el PSOE!”, clamó– y en el que desgranó su nuevo proyecto político y su hoja de ruta para, según proclamó, poner “rumbo a la Moncloa”. Dio un portazo al pasado de estos últimos ocho meses: “Olvidamos quiénes éramos”. Y agradeció a la militancia que se levantara, en las primarias, para recordarlo. “¡Nos dijisteis: somos el PSOE, somos la izquierda y España nos necesita!”. “El nuevo PSOE se abre paso –anunció–, que es el PSOE de siempre, el que nunca tuvo miedo al cambio”. Y quiso dar por concluida la pugna interna: “Hoy hay un único y claro ganador: el PSOE. Y así gana la izquierda y España”. De inmediato, alzó la bandera del 15-M, la de los indignados que hace seis años acamparon en Sol: “Su demanda de aún insatisfecha, pronto será una realidad”. “¡Somos la izquierda de Gobierno!”, proclamó. “Hoy el reloj del PSOE y el de España marcan la misma hora. Hoy el PSOE pone rumbo a la Moncloa”. No renunció a la mejor herencia, al PSOE que levantó el Estado del bienestar, reconoció derechos y libertades y “puso fin a ETA”. Reiteró hasta la saciedad que es la izquierda –“el PSOE vuelve a ser el partido de la izquierda de este país”– y, sin citar a Podemos, advirtió que su único adversario es la derecha: “¡No competimos más que con el PP, nuestra única meta es derrotar a la derecha!”. Anunció que trabajará “para conseguir una mayoría parlamen-
“OPOSICIÓN DE ESTADO” El secretario general iza la bandera del 15-M y apunta al fin de la “etapa negra” del PP
taria que cierre esta etapa negra de gobierno del PP”. Y apeló, siempre sin citarles, a Podemos y Ciudadanos, y si no, a las urnas. “Hoy el cambio depende de tres. Si continúan los vetos, pediremos a los españoles que con su voto hagan que el cambio dependa de uno: el PSOE”. Pero, de momento, diálogo con las “fuerzas del cambio” ante un PP sin mayoría absoluta. “Pongámonos ya en marcha –urgió–. Proponemos abrir un espacio de negociación y acuerdo con el resto de fuerzas del cambio en el Parlamento”. Estrenó una nueva fórmula: “Una oposición de Estado”. “El PSOE estará con el Estado, pero no con este Gobierno. Y porque estamos con el Estado, estamos enfrente de este Gobierno”. Atacó con dureza al PP por los escándalos de corrupción: “¡Este Gobierno corrompe todo lo que toca!”. “Y la izquierda dice basta”.
Sánchez enarboló su respuesta a la cuestión catalana, después de que el PSOE haya asumido, por vez primera, la plurinacionalidad del Estado. “¡Estoy a favor de España y del catalanismo!”, clamó. Rechazó el proceso que busca la segregación de Catalunya, con el “falso argumento” de que la Constitución de 1978, mayoritariamente apoyada por el pueblo catalán, fue “un engaño histórico”. Pero también rechazó la “fuerte pulsión neocentralista” de la derecha española. “Entre el neocentralismo y el independentismo se abre un espacio de encuentro tan amplio como mayoritario a ambos lados del Ebro”. Y propuso reformar la Constitución. “Somos un país con un solo Estado y una única soberanía, la del conjunto de los españoles, por eso no apoyamos el referéndum independentista”, advirtió. Y se aferró a Gregorio PecesBarba: “España es una nación de naciones con una única soberanía, la de todos los españoles, y con un único Estado”. Pero un Estado que debe reformarse para “culminar su ser federal y perfeccionar el reconocimiento de su carácter plurinacional”. “Fácil no es, pero sí posible. ¡Porque España no es ni Rajoy ni el PP, España no es anticatalana, España quiere a Catalunya!”.
Terminado el acto, acabó la guerra principal, pero ahora se abren las batallas en los territorios. Hoy Ximo Puig presenta su candidatura para revalidar el liderazgo en el convulsionado socialismo valenciano. Puig lamentó ayer amargamente que se quiera debilitar su liderazgo, tras haber logrado la presidencia de la Generalitat tras 20 años de hegemonía absoluta del PP. Pero el alcalde de Burjassot, Rafael García, fiel a Sánchez y alentado por el nuevo secretario de organización, José Luis Ábalos, ya anunció que le disputará el cargo. Será sólo la primera de las muchas pugnas territoriales que ahora se abren.
REFERÉNDUM INDEPENDENTISTA Sánchez rechaza la consulta: “Somos un país con un solo Estado y una única soberanía”
LAS BATALLAS TERRITORIALES Ximo Puig sale en tromba indignado ante la operación para moverle la silla