Rajoy se vuelca en garantizarse apoyos para las cuentas del 2018
El presidente está decidido a negociar para lograr una legislatura larga
Pasada la moción de censura con más holgura de la prevista, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha fijado ya un nuevo objetivo, aprobar los presupuestos generales del Estado para el 2018. Y hacerlo en tiempo y forma, es decir, que puedan entrar en vigor el 1 de enero. A juicio de los populares, esto daría estabilidad al Gobierno, dentro y fuera, y permitiría al presidente pensar ya en una legislatura de larga duración, que fuera, como mínimo, hasta las elecciones municipales, autonómicas y locales de la primavera del 2019. Eso garantizaría una legislatura de al menos tres años, porque, con los presupuestos generales para el 2018 en el Boletín Oficial del Estado, Rajoy se podría permitir prorrogarlos en el 2019, donde la cercanía de las elecciones impediría o haría más difícil llegar a acuerdos con el resto de los partidos.
Un paso previo a la aprobación de esos presupuestos, que el Gobierno debería remitir al Congreso antes de acabar septiembre, tiene que ser la aprobación del techo de gasto. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, pactó para este año con el PSOE, además de con Ciudadanos, Coalición Canaria y el PNV, muy pocos días después de la investidura de Rajoy gracias a la abstención del PSOE. El titular de Hacienda, pese a que las cuentas del 2017 no están definitivamente aprobadas, ha vuelto a dirigirse en primer lugar a los socialistas, aunque no ha encontrado mucha receptividad, para intentar negociar el techo de gasto, que debería estar aprobado en julio. Montoro, pues, no es muy optimista respecto a la posibilidad de reeditar aquellos apoyos, pese a que es imprescindible para las comunidades autónomas, ya que sólo así pueden contar con sus objetivos de déficit.
Al Gobierno y al PP no les ha extrañado, se lo esperaban después del resultado de las primarias socialistas, pero están dispuestos a insistir en ello. De todas formas, según las fuentes consultadas, el Ejecutivo es consciente de que volverá a ser un calvario, pero los presupuestos del 2018, si se sacan adelante, sólo se podrán aprobar con los mismos apoyos que los del 2017: Ciudadanos, PNV, Coalición Canaria y Nueva Canarias, justo los 176 votos que necesitaba y con los que al final contó para pasar el trámite del Congreso de los Diputados.
De hecho, según las fuentes gubernamentales consultadas durante la negociación de los presupuestos del 2017 con estos partidos, ya se habló, y mucho, de las cuentas del próximo año, con lo que Rajoy está dispuesto a involucrarse activamente en la negociación, como hizo entonces, por ejemplo con el PNV.
Además, dicen las mismas fuentes, la buena marcha de la economía, con un crecimiento para este año por encima del 3%, y la aproximación al cumplimiento del déficit, le permitirá al Ejecutivo hacer unos presupuestos con unas medidas más sociales e incluso la revisión de algún impuesto, que haría más fácil conseguir el apoyo de sus interlocutores. El ministro Montoro quiere también entablar negociaciones y atraer al acuerdo a los diputados del PDECat, con los que les une una coincidencia ideológica que ha hecho que en anteriores ocasiones hayan podido llegar a pactos presupuestarios. El Gobierno sabe que la celebración del referéndum anunciado por Carles Puigdemont para el 1 de octubre y el ambiente preelectoral que se percibe en Catalunya hará muy difícil el acuerdo, pero lo mismo que se alcanzaron pactos para sacar adelante el decreto de la estiba, el PP por lo menos lo intentará. Una simple abstención le permitiría al Gobierno tener cuentas para el 2018.
Y mientras, el PP trata de poner fin a su proceso congresual con los cónclaves provinciales que está celebrando. Rajoy espera que acaben cuanto antes, por la tensión que suponen entre los militantes y por las rencillas que aparecen siempre. En Valencia, por ejemplo, el PP ha tenido que crear una gestora porque no se ponían de acuerdo ni sobre la fecha del congreso. Y porque Rajoy quiere que las maquinarias electorales empiecen a funcionar y a preparar las elecciones municipales y autonómicas, que considera claves para saber la duración de la legislatura y las posibilidades que tendrá el PP de repetir en el Gobierno.