El nuevo capital de los clubs catalanes
La entrada de capital extranjero y los derechos de televisión devuelven el esplendor a los clubs históricos
El fútbol va dejando de ser refugio de capitales turbios y personajes estrafalarios con ansias de notoriedad y habilidades para manipular la materia sentimental de los aficionados. Hoy, en virtud de los mecanismos de control financiero y de la alta rentabilidad asociada al reparto de los derechos audiovisuales, el fútbol profesional es, ante todo, un negocio. Los principales clubs catalanes son un ejemplo de adaptación al nuevo paradigma de gestión, que ha proporcionado éxitos como los ascensos históricos del Girona y el Reus o la consolidación económica del Nàstic después de una época de zozobra. Entidades como el Sabadell depositan su futuro en la competencia de los nuevos inversores.
“Me gustaría convertir el Sabadell en un club tan grande como el Barça o el Real Madrid”, dijo en verano de 2013 Keisuke Sakamoto al desembarcar como máximo accionista del club arlequinado. Fue un desastre. El proyecto de los japoneses fracasó porque no tenían ni idea de fútbol, perdieron dinero y terminaron por irse, argumenta Esteve Calzada, promotor de Sabarcat Partners, el grupo inversor que acaba de adquirir la mayor parte de las acciones del club arlequinado. “Tenemos un plan de negocio a cinco años cuyo éxito está sujeto a dos condiciones: tener respaldo económico y saber de fútbol”. Esteve asegura que aglutina a inversores de varios países, pero matiza: “Nuestro proyecto no estará vinculado a ningún país ni seremos la filial de nadie (respecto a sus relaciones profesionales con el Manchester City)”.
Según Esteve Calzada, la identidad del Centre d’Esports quedará preservada. “El Sabadell seguirá siendo de los sabadellenses y de la ciudad, que es una ciudad de fútbol”, afirma. “Desde que hemos entrado el impacto mediático ha difundido el nombre de Sabadell por todas partes”.
En cambio, Lluís Fàbregas presume del “cien por cien capital catalán” del Gimnàstic. “Es un modelo positivo siempre y cuando la sociedad tenga claro que los socios tengan que participar”. No existe un accionista mayoritario, aunque varios miembros del consejo y la agencia de futbolistas Promoesport acumulan el 76% de los títulos. El resto está atomizado entre unos 3.000 socios. “Nosotros no vamos a especular”, asegura Fàbregas, y subraya la identificación con los aficionados que implica el modelo de la entidad grana, que recientemente ha ampliado el capital social en 500.000 euros para reducir la deuda. Josep Maria Andreu, consejero delegado desde 2012, con la entidad cerca de la bancarrota, ha centrado su gestión en la reducción de la deuda, que será de 3,2 millones al final de la temporada. El Nàstic cerró el pasado ejercicio con un superávit de 1,6 millones y Fàbregas sostiene que existen grandes posibilidades de beneficio con los ingresos de TV. “La buena gestión puede llevar a la consolidación de la sociedad y la reparto de dividendos entre la gente que ha expuesto sus capitales”.
¿Y al interés de compradores extranjeros? “Nos lo han ofrecido. Hemos tenido propuestas concretas de diferentes grupos, que significaban mucha revalorización de las acciones, y las hemos rechazado. El Nàstic es de Tarragona y de su gente y está económicamente saneado”.
Al Girona la financiación extranjera le va de maravilla. El 80% de las acciones del club de Montilivi fue adquirido hace dos años por un grupo francés del sector audiovisual encabezado por Jean-Louis Dutaret y Samir Boudjemaa. Los nuevos propietarios pusieron desde el principio su inversión en manos catalanas y en expertos en fútbol: “El Girona será gestionado desde Girona”, afirmaron, y prometieron un proyecto a largo plazo y sin injerencias. Pere Guardiola, hermano del técnico del Manchester City, pasó a ejercer de consultor externo de la propiedad. El pasado día 4 el Girona protagonizó su primer ascenso a la máxima categoría, un fabuloso éxito deportivo pero también económico: sus ingresos por derechos audiovisuales se elevarán el próximo ejercicio de 6 a 40 millones.
Por su parte, el Reus no mira a Francia, sino a Portugal y a la China, y la pasada temporada firmó un éxito sin precedentes al ascender a Segunda A. Hace tres años Joan Oliver, exdirector general de Barça, pasó a controlar la mayoría de un capital social de 300.000 euros y convirtió la entidad en un trampolín para cinco jóvenes jugadores portugueses representados por Jorge Mendes, el agente de Cristiano Ronaldo. El beneficio fue mutuo, pero tanto como el primer ascenso del Reus a la división de plata destaca que se haya mantenido.
Oliver piensa en grande. El Reus tomó el 29% de un club chino en un proyecto en el que participa el expresidente del Barça Joan Laporta y sus directivos Rafael Yuste y Xavier Sala Martín. “A ver si el invento funciona”, valoró Oliver, que sueña con futbolistas del equipo de China jugando en el Reus.
LA RESISTENCIA DEL NÀSTIC “Hemos tenido propuestas de diferentes grupos extranjeros y las hemos rechazado”
EL ÉXITO DEL GIRONA Los propietarios, franceses, han delegado toda la gestión deportiva y económica a los expertos
EXOTISMO EN EL REUS El club, junto a Laporta y exdirectivos blaugrana, compró parte de un equipo de China
EL NUEVO SABADELL “Nuestro proyecto no estará vinculado a ningún país ni seremos la filial de nadie”