Más lluvias, menos riesgos
El gobierno de Colau limita su aportación a Turisme de Barcelona a 4,5 millones de euros
Aunque la actual ola de calor parece indicar lo contrario, la masa forestal de Catalunya se encuentra en buen estado de salud gracias a las copiosas lluvias del pasado mayo, que no hacen necesarias por ahora restricciones en las zonas boscosas, lo que no exime de las habituales medidas de prevención contra el fuego.
Nuevo enfrentamiento entre el gobierno de Ada Colau y el tejido empresarial de Barcelona. Las heridas se están abriendo. El concejal de Turismo, Agustí Colom, anunció ayer que a partir de ahora las aportaciones del Ayuntamiento a la promoción turística de la ciudad que lleva a cabo Turisme de Barcelona no excederán de los cuatro millones y medio de euros al año, que el Ayuntamiento no destinará ni un euro más a dar a conocer la ciudad de todo el dinero que la Generalitat le ceda de la recaudación del impuesto de estancias turísticas, del tributo conocido de manera popular como la tasa turística.
La noticia, en verdad ya esperada por muchos, cayó como un jarro de agua muy fría en la industria del sector. Hasta ahora el Consistorio destinaba a la promoción la mitad de lo cedido por la Generalitat, una proporción que este mismo año ya se encaminaba a traducirse en un montante total muy superior al fijado por el nuevo tope. Y es que el número de turistas de Barcelona no para de incrementarse, y además la Generalitat aumentó de manera sustancial la parte del impuesto turístico que entrega a los municipios. Hablamos de una cuestión que durante años pasó de puntillas entre la opinión pública, pero en estos momentos, en Barcelona, el interés de la gente por todo lo relacionado con el turismo se está multiplicando.
Muchos empresarios entienden que se trata de una iniciativa demagógica. La gente que viaja a Barcelona a beber mojitos y caipirinhas en la playa de la Barceloneta sobre todo durante el verano, aseguran, no dejará de venir, y probablemente cada vez más. Las redes sociales y los operadores extranje- ros que venden la ciudad como el mejor lugar para celebrar una despedida de soltero continuarán encargándose de ello. Será el turismo de congresos, el de negocios, el que menos molesta a la gente y el que más se dosifica durante el año, el que a la postre más afectado se verá por esta medida. Invertir en promoción turística, muy especialmente en estos tiempos, agregan, significa en realidad invertir en calidad. No se trata precisamente del primer desencuentro entre el gobierno de Colau y los hoteleros, los comerciantes, los restauradores... Muchos empresarios ya se plantean si acaso llegó el momento de dejar atrás el modelo de colaboración público-privada que se instauró en los años noventa con la fundación del consorcio Turisme de Barcelona y emprender otro camino, encargarse ellos mismos de su propia promoción en el exterior. El impuesto de estancias turísticas nació hace un lustro, pese a las resistencias de buena parte del sector, como un modo de financiar la promoción turística exterior de Catalunya.
Según el gobierno municipal, la pataleta de los empresarios es infundada, este nuevo tope no descalabrará la promoción internacional de Barcelona: en el 2015 se invirtieron más de 3.700.000 euros en este concepto, el año pasado se superaron los cuatro. Argumenta que lo único que están haciendo ahora es garantizar que los nuevos ingresos servirán para redistribuir de un modo más equitativo los beneficios de una actividad económica que necesita reajustes, que determina la vida cotidiana de la ma- MALESTAR EN EL SECTOR Muchos profesionales piensan que la medida afectará a la calidad de los visitantes NUEVO DIVORCIO El empresariado cree que se cuestiona otra vez la colaboración público-privada
yor parte de los ciudadanos. El sector privado hace diversas aportaciones a la promoción a través de diferentes programas, pero el grueso de la inversión lo lleva a cabo el Ayuntamiento. El concejal Colom detalló ayer que el Consistorio estableció este tope a la promoción de Barcelona después de que hace pocas semanas la Generalitat aceptara incrementar hasta el 50% la asignación al Ayuntamiento de todo lo recaudado en el municipio en virtud del impuesto de estancias turísticas. Hasta entonces esta asignación no pasaba de una tercera parte.
El gobierno municipal dedicó buena parte del año a tratar de convencer a la Generalitat de que le permitiera gestionar todo lo recaudado en la capital catalana, pero apenas obtuvo un puñado de los privilegios especiales solicitados, como que los cruceristas que permanezcan menos de doce horas en la ciudad tengan que pagar 0,65 céntimos o que los que duerman en pisos turísticos paguen 2,25 euros por noche en lugar de los 0,90 que se abonan en el resto de Catalunya. Los concejales de BComú y del PSC entienden que Barcelona ya se promociona demasiado en el exterior, que la recaudación del impuesto turístico ha de destinarse a paliar los problemas que ocasiona esta actividad económica. El Consistorio espera recaudar este año gracias a este impuesto al menos 12 millones de euros. El año pasado
esta suma fue de 7,9 millones.
Fuentes municipales aseguran que gracias a este dinero el Ayuntamiento pondrá unos sensores en el mirador de la Rovira a fin de conocer al detalle sus crecientes flujos de visitantes y tratar de regularlos, que invertirá al menos medio millón de euros en reparar fuentes, setos y demás elementos de un lugar tan sobreexplotado como el parque de la Ciutadella, que se instalará un nuevo sistema de señales en el barrio de Sant Andreu que conformarán itinerarios de interés general, paseos que disfrutarán tanto los ciudadanos como los visitantes ocasionales... Y también gracias a este dinero el Ayuntamiento de Barcelona podrá reforzar durante el verano algunas de las líneas de autobuses que comunican con las playas de la ciudad, renovar el pavimento y el mobiliario urbano de la acera de la plaza Catalunya entre el Portal de l’Àngel y la Rambla, remodelar el paso de peatones entre el pas sota la Muralla y la plaza de Pau Vila...