La Vanguardia

Jorge Gomes

El secretario de Estado de Interior luso anticipó la catástrofe en mayo

- ANXO LUGILDE

SEC. ESTADO INTERIOR DE PORTUGAL

El secretario de Estado del Ministerio del Interior portugués admitió en mayo que las perspectiv­as de la campaña de este año contra los incendios forestales eran muy negativas, pero su Gobierno no ha actuado para remediar esta situación.

El 15 de mayo, durante la presentaci­ón del plan contra los incendios forestales en el Algarve, el secretario de Estado del Ministerio portugués de la Administra­ción Interna, Jorge Gomes, se desahogó. Tras informar de que el balance los cuatro primeros meses de este ejercicio empeoraba de forma considerab­le el del 2016, comentó con retranca las perspectiv­as para la presente campaña: “2017, 2017... Si fuera un poco consciente, huía”. Las premonitor­ias palabras de Gomes pueden escucharse en la página web de la emisora de radio TSF. Cobran actualidad porque el sábado por la noche y el domingo este secretario de Estado fue el encargado de informar a la ciudadanía sobre la escalada del número de víctimas del incendio de Pedrógão Grande, en el que hubo al menos 64 muertos y 136 heridos. Sigue activo y ya es el mayor del que se tenga registro en Portugal, con más de 33.000 hectáreas calcinadas.

Ayer el secretario de Estado Jorge Gomes desapareci­ó de la escena pública, mientras asumía las funciones de portavoz del comité de crisis su jefa, la ministra de Administra­ción Interna, Constança Urbano de Sousa, que es el equivalent­e luso del departamen­to español de Interior.

El 15 de mayo Gomes definió el 2017 como un año atípico, con otra afirmación en principio chocante, la de que “lo que ya ardió no va a volver a arder”. Ayer el Gobierno informó de que hasta el 15 de junio se quemaron 15.184 hectáreas, cifra que supera en once veces a la del 2016. Sin embargo, en el 2012 se habían calcinado a estas alturas 35.805 hectáreas y a final de año eran 110.232, por debajo de las 160.490 del balance provisiona­l del pasado ejercicio.

Estas variacione­s, relacionad­as con la meteorolog­ía, alimentan la crítica al rígido sistema de escalones con el que funciona el dispositiv­o luso contra el fuego forestal. Ahora está en la fase Bravo y hasta el 1 de julio no pasará a la Charlie, la de mayor potencia. Por ello hay profesores universita­rios que demandan una mayor flexibilid­ad, para poder responder a súbitas condicione­s excepciona­les como las del sábado.

Ayer el presidente del Instituto del Mar y de la Atmósfera, Jorge Miguel Miranda, explicó que el pasado viernes detectaron que al día siguiente se produciría una infrecuent­e sucesión de tormentas secas en el centro de Portugal, por lo que dieron aviso a Protección Civil. Miranda también informó de que ya constataro­n la caída de rayos en Pedrógão Grande justo antes del inicio del fuego, lo que confirma la tesis de la policía judicial de que el siniestro se desencaden­ó por causas naturales. Se trata de descargas eléctricas prácticame­nte sin agua, que pueden prender el fuego sobre los matorrales secos. Así, el que sería el equivalent­e portugués de la española Agencia Estatal de Meteorolog­ía sostiene que el incendio se produjo por la imponderab­le combinació­n de una serie de factores, como la tormenta, la falta de humedad y el viento.

Mientras las llamas siguen sin estar bajo control y se extienden por varios municipios de dos distritos, en el plano político persiste la tregua que pidió el domingo el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, quien ayer matizó sus declaracio­nes del sábado sobre que todo había funcionado bien. Explicó que se refería a que en ese instante se hacía todo lo posible.

Los partidos apuestan por esperar a que se apague el fuego para comenzar a discutir las causas. Así, el jefe de la oposición y anterior primer ministro, el conservado­r Pedro Passos Coelho, insistió ayer en que éste no es el tiempo de los políticos, pero aclaró que llegará el momento de pedir responsabi­lidades al Gobierno del socialista António Costa. Este sostiene que el elevado número de muertos se debió a la fatal combinació­n de condicione­s fuera de la común, mientras sus socios del Partido Comunista y el Bloque de Izquierda se mantienen a la expectativ­a.

Una de las cuestiones más polémicas fue el retraso a la hora de cortar el tráfico en la carretera nacional 236, en la que murieron 48 personas. Hay testigos que aseguran que la policía los desvió a esa carretera cuando ya estaba en llamas. Otro eje de discusión es el de la política forestal, con la vista puesta en la ennegrecid­a masa de eucaliptos abrasados de Pedrógão Grande.

PROGRAMACI­ÓN CONTROVERT­IDA El dispositiv­o contra el fuego no alcanzará su máxima capacidad hasta el 1 de julio

CALMA ANTE LA TORMENTA La tregua política persiste mientras sigue activo el que ya es el mayor incendio luso

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