Londres se pliega a las condiciones de la UE para negociar el Brexit
Bruselas impone su plan de hablar primero de ciudadanos, dinero e Irlanda
La indefinición sobre qué tipo de relación quiere mantener el Reino Unido con la Unión Europea cuando la abandone jugó ayer a favor de los intereses europeos. Londres se plegó totalmente a los términos de la negociación planteados por Bruselas en la primera toma de contacto entre las partes. Primero se hablará del divorcio y, sólo después, de cuán amigos serán en el futuro.
A punto de cumplirse un año desde la celebración del referéndum del Brexit, el equipo negociador británico viajó ayer a Bruselas para mantener su primera reunión con la Comisión Europea, la institución que negociará en nombre de los Veintisiete. A un lado, la bandera de la Unión Europea. Al otro, la británica. Un formato nunca visto hasta ahora. Londres hablando con Bruselas de tú a tú, como futuro tercer Estado, deseando disfrutar de su libertad para “recuperar el control sobre sus leyes y sus fronteras”, aunque de momento lo que ayer experimentó fue que en esta negociación es la Unión Europea y los 27 países a los que representa quienes parten de una posición de fortaleza.
Tanto el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, como su homólogo británico, David Davis, extremaron los gestos de cortesía y buena voluntad al inicio de sus encuentros. El francés entregó al británico un bastón de montaña traído de su tierra, la Saboya. El británico, sabedor de sus aficiones, le obsequió con las memorias de un montañero francés en el Himalaya (Regards vers Annapurna). Barnier citó a Jean Monnet para declararse no optimista ni pesimista de cara a la negociación sino “decidido”. Davis recurrió por supuesto a Winston Churchill para acogerse a su definición de optimista, “alguien que ve una oportunidad en cada dificultad”. “Tendiendo puentes entre Churchill y Monnet: soy sin duda un optimista decidido”, remató el británico.
De las reuniones mantenidas salieron varias decisiones sobre cómo proceder en los 21 meses que en principio durará la negociación. Paso a paso, como planteaba Barnier, un montañero muy cartesiano. Sin recurrir a amenazas como la primera ministra, Theresa May, ha hecho en el pasado, ambas partes expresaron su deseo de pactar “una salida ordenada” del Reino Unido. Los negociadores europeos dudan que sea posible, a la vista de la volátil situación política en el país.
Para resolver los tres temas considerados prioritarios se han creado varios grupos de trabajo. Uno sobre los más de cuatro millones de ciudadanos afectados directamen- te por el Brexit por vivir en el Reino Unido o en la UE. Bruselas quiere máximo reconocimiento de los derechos adquiridos; Londres publicará hoy su oferta. Otro grupo discutirá sobre uno de los temas más explosivos de la negociación: la factura del Brexit, la cantidad que Londres deberá pagar a la UE al irse o, más bien, el método para calcularla. Los planteamientos de la Unión Europea elevan el precio a 100.000 millones de euros, el doble de lo que se planteaba inicialmente; Londres hasta hace unos días ni siquiera quería hablar del tema aún.
Un tercer grupo se dedicará a hablar de otras cuestiones derivadas del divorcio mientras, en paralelo, los coordinadores examinan las implicaciones del Brexit para la frontera entre la República de Irlanda y el Ulster. El objetivo es preservar los acuerdos de Paz de Viernes Santo y que sea “lo más invisible posible”, dijo Davis. May se había negado hasta ahora a aceptar este orden para las negociaciones, planteado por Bruselas desde el primer momento. En su carta de activación del Brexit, reclamaba hablar tanto del pasado como del futuro a la vez. Ayer quedó claro que sólo cuando los Veintisiete estimen que se han hecho progresos suficientes en los tres primeros temas se hablará de la futura relación entre la UE y el Reino Unido. “Al final de estas conversaciones el Reino Unido seguirá siendo un socio comprometido y un aliado de este continente”, aseguró el negociador británico.
El documento pactado ayer estipula que los equipos negociadores se reunirán una vez al mes durante una semana. No se explicita, pero las reuniones tendrán lugar en Bruselas, aunque Barnier está dispuesto a viajar a Londres de vez en cuando, explican fuentes comunitarias. En las conversaciones se podrá usar tanto el francés –que Davis no habla– como el inglés –que Barnier maneja con soltura aunque no le guste usarlo para improvisar–, por lo que es probable que ambos recurran a las facilidades de interpretación de la Comisión Europea.
“Hemos empezado con buen pie”, celebró Barnier en la rueda de prensa tras las reuniones. “Será un camino largo pero ha sido un comienzo prometedor”, comentó Davis antes de ser bombardeado a preguntas por la prensa británica sobre porqué ha capitulado y los efectos en la negociación del resultado electoral de la semana pasada. El negociador británico reiteró que los planes de May de abandonar la UE, el mercado único y la unión aduanera “no han cambiado”. En Londres, entretanto, algunos diputados conservadores, la oposición laborista y los empresarios presionan a favor de una fórmula más suave.
SATISFACCIÓN EUROPEA “Hemos empezado con buen pie”, celebra Barnier, el negociador europeo
SEGUNDA FASE El Reino Unido acepta hablar del futuro sólo si hay avances suficientes sobre el divorcio