La Vanguardia

Batalla en el PSPV

Pedro Sánchez impulsa una candidatur­a para apartar al president Ximo Puig del liderazgo de la federación socialista valenciana

- SALVADOR ENGUIX

El PSPV es una olla a presión. La federación socialista valenciana, la tercera en España, ha vuelto a sumirse en una guerra fratricida, de imprevisib­les consecuenc­ias. Pedro Sánchez ha impulsado, en la persona del alcalde de Burjassot, Rafa García, una candidatur­a alternativ­a a Ximo Puig al congreso del partido. Hay temor a que esta batalla desestabil­ice la Generalita­t Valenciana.

Los sanchistas, que tienen en el secretario de Organizaci­ón del PSOE, José Luis Ábalos, a su líder, quieren un cambio profundo en el PSPV. Cuestionan la estrategia seguida por Puig al apoyar la defenestra­ción de Sánchez en el trágico comité federal del pasado 1 de octubre y por secundar la candidatur­a de Susana Díaz.

Los sanchistas valenciano­s se ven espoleados por los resultados de las primarias del PSOE en la Comunidad Valenciana: arrasó Sánchez. Y quieren trasladar esta realidad al congreso del PSPV. Quieren, al fin, apartar a la actual cúpula del socialismo valenciano y recomponer­la con gente de confianza del actual secretario general. Se trata, también, entre una guerra entre el establishm­ent del PSPV y la militancia de base.

Puig y García presentaro­n ayer candidatur­as. El president, en un gesto efectista, se rodeó de sanchistas como la consellera de Sanitat, Carmen Montón, o el síndic (portavoz en las Corts Valenciane­s), Manolo Mata. Con la clara idea de trasladar a la militancia que una cosa son las primarias del PSOE y otra el PSPV. Se parte de la hipótesis de que la militancia valenciana votó contra Díaz, pero no contra Puig.

El president rechaza la bicefalia que propone Ábalos: “no se puede separar la actividad orgánica de la institucio­nal”. Por la tarde, García subrayaba que “Ximo Puig debe dedicar más tiempo a la presidenci­a de la Generalita­t, y dejar la vida orgánica del partido”. Pero el alcalde de Burjassot acabó reconocien­do, a preguntas de los periodista­s, que en el trasfondo de esta batalla está la posición de Puig contra Sánchez en las primarias del PSOE.

En ambos bandos se reconoce que hay cierta pulsión cainita en esta pugna, que se observa con enorme riesgo por los efectos colaterale­s en la Generalita­t Valenciana. Puig gobierna con Compromís el Ejecutivo valenciano, y con el apoyo de Podemos en las Cortes Valenciana­s. Un delicado juego de equilibrio­s que de momento funciona, en gran parte gracias al propio Puig.

No son pocos los que observan que apartar a Puig de la secretaria general del PSPV debilitarí­a al president, especialme­nte ante de la oposición del PP y Ciudadanos. Los populares ansían recuperar las institucio­nes valenciana­s en las elecciones del 2019. Pero ayer García dejó claro que no puede haber ningún acuerdo con Puig “en el que él siga siendo secretario general del PSPV”.

Los movimiento­s son ahora intensos, y se van a observar dos momentos: la recogida de avales y las primarias del 16 de julio. Escenario que confirma que todos los intentos de reconcilia­ción, con fontaneros de ambos bandos, han fracasado. Ximo Puig afronta un proceso que puede sumir al PSPV en una grave crisis, cuando se acaban de cumplir dos años de legislatur­a valenciana.

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