El estigma de ‘El Padrino’
Hace años que la siciliana Corleone lucha para desvincularse de la imagen de la mafia
Los vecinos de Puerto Hurraco, Tor o Alcàsser hartos de ser señalados por un suceso trágico sólo encontrarían consuelo, si un día lo buscaran, en la situación vivida por los habitantes de Corleone. El estigma en internet de esta población del corazón de Sicilia no tiene comparación. La novela El Padrino de Mario Puzo y la trilogía de excelentes película de Francis Ford Coppola ha dejado marcada de por vida a esta localidad, que no llega a los 12.000 habitantes. Cuando se habla de Corleone se menta a la mafia. Y esa comparación tiene agotados a los vecinos de esa localidad, que desde hace años intenta borrar en internet una imagen que en nada se corresponde con la realidad.
El personaje de Don Vito Corleone de la novela de Puzo estaba basado en una persona real. Pero era de Palermo y se llamaba Carlo Gambino. Y además Coppola no grabó ni una sola escena de su película en Corleone, para decepción de muchos turistas despistados que han visitado esa localidad buscando los escenarios de la ficción. Las escenas grabadas en Sicilia se filmaron en Palermo y Savoca, un pueblo cercano a Messina.
El Ayuntamiento de Corleone ha intentado en los últimos años borrar esa identificación digital que le liga con la mafia con diferentes iniciativas para que los turistas visiten esa localidad para disfrutar de su naturaleza o patrimonio artístico. Pero la cantidad de informaciones que relacionan Corleone con El Padrino hacen que ese esfuerzo tenga poca visibilidad en las búsquedas en internet. Los únicos que parecen haber sacado partido de esa imagen digital son los propietarios de un bar ubicado en la plaza de Corleone, decorado con fotos de la película de Coppola. Incluso han comercializado un licor típico de la zona con el nombre de El Padrino.
Un beneficio particular que no compensaría el estigma que persigue a todos los vecinos de la población siciliana. Igual que ocurre cuando se habla del turismo de crónica negra en poblaciones protagonistas de crímenes mediáticos. Lo recordaba ayer el alcalde de Puerto Hurraco, Eduardo Tena. “Los primeros años tuvimos una avalancha En Puerto Hurraco tuvieron que cerrar el cementerio para evitar el turismo que busca el morbo de visitantes que buscaban los escenarios de los crímenes, incluso tuvimos que cerrar las puertas del cementerio porque esos turistas querían ver las tumbas de las víctimas”. Ocurrió algo parecido en Fago o en la montaña de Tor. Pero llega un día en que ese turismo morboso se acaba y entonces esos pueblos están condenados a seguir viviendo con un estigma que marca a todos los vecinos. Una realidad que agota. Así que la propuesta de empresas que aseguran poder recuperar la reputación digital podría ser la solución para pasar, de verdad, página en las historias locales.