Petición de relevo en las negociaciones del metro
La huelga de metro, que ayer alcanzó su séptimo lunes con paros en hora punta, ha tenido una evolución dispar dependiendo del lugar desde el que se analice. En la calle, los pasajeros, que las primeras semanas mostraban su indignación no han tenido más remedio que resignarse y acabar aceptando las aglomeraciones o buscarse alternativas de transporte –se registran un 30% menos de pasajeros cada lunes de paros–, ya sea público o privado. En cambio, en la plaza Sant Jaume, los partidos políticos optaron por la prudencia al principio y tanto la semana pasada como ayer optaron por atacar con dureza al gobierno de Ada Colau.
A los grupos municipales de la oposición se sumó ayer el conseller de Territori, Josep Rull. “¿Hasta cuándo? El interés colectivo está por encima de los corporativos o políticos”, escribió el conseller en las redes sociales. Su compañero de partido, el portavoz del grupo Demòcrata en el Consistorio, Joaquim Forn, fue más allá e insistió en pedir a la alcaldesa Ada Colau que asuma las riendas del conflicto en lugar de la presidenta de TMB, Mercedes Vidal. “No entendemos este silencio, después de tan pocos avances ha llegado el momento de preguntarse si las personas que están negociando son las más adecuadas”, aseguró Forn.
Por su parte, el republicano Jordi Coronas, pidió a Colau o, en su defecto, al alcalde accidental, Gerardo Pisarello, “que asuman el peso de las negociaciones”. La postura se ha generalizado entre la oposición y en los últimos días se han pronunciado en la misma línea también tanto Ciutadans como el PP.
En paralelo, los seis sindicatos con representación en el comité de huelga ultiman un documento consensuado como respuesta a la propuesta de convenio colectivo redactado por la mediación de la Generalitat. La empresa aceptó dicho texto pero los sindicatos le han dado una vuelta de tuerca en aspectos como las contrataciones de personal y la internalización de servicios subcontratados. Hasta que la dirección de TMB y los representantes de los trabajadores no acepten un texto unitario, los sindicatos no llevarán el convenio a votación en asamblea para desconvocar la huelga.