La Vanguardia

Defender la justicia

Finsbury Park es un antiguo barrio de Londres de clase obrera que en los últimos años se ha gentrifica­do, donde actuaron leyendas del pop y donde se encuentra el estadio de fútbol del Arsenal

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

El comportami­ento del imán Mohammed Mahmoud, que el pasado domingo defendió al agresor de la mezquita de Finsbury de ser linchado por la multitud, demostró el poder de las personas para no dejarse arrastrar por la violencia, sea del signo que sea.

Hace sólo quince días, tras el atentado del Puente de Londres, la primera ministra, Theresa May, acusó a la comunidad islámica de no hacer lo suficiente por condenar, combatir y estigmatiz­ar a los yihadistas. Hoy, un imán, musulmán, es el héroe del momento, y un británico blanco, xenófobo y simpatizan­te de grupos de ultraderec­ha, es el terrorista.

El imán y héroe es Mohammed Mahmoud, que pasada la medianoche del domingo acababa de dirigir los rezos especiales del Ramadán en su mezquita de Finsbury Park cuando alguien llegó corriendo y le dijo que en el aparcamien­to había un enorme alboroto, que una camioneta había arrollado a varios fieles y la multitud furiosa estaba pegando al conductor del vehículo. Salió corriendo y gritando: “¡Quietos todos, dejadlo en paz, que nadie le ponga la mano encima, lo entregarem­os a la policía y que ella se encargue!”.

De no ser por la intervenci­ón de Mahmoud, un imán moderado que fomenta la integració­n y proclama una visión pacífica del islam, el terrorista habría sido linchado al estilo del viejo Oeste americano, tal era la ira de las masas después de que dejara en su camino la secuela de un muerto y once heridos, algunos muy graves. La víctima mortal era un hombre que a la salida de la oración –y tal vez debilitado por el ayuno del Ramadán– había sufrido un desvanecim­iento y estaba siendo atendido por otras personas cuando la camioneta lo embistió.

“El agresor intentó huir, pero fue cazado y algunos empezaron a darle patadas y puñetazos –cuenta un vecino que estaba allí–. Creo que de no haber sido por el imán no lo habría contado. La multitud estaba ciega de furia y dispuesta a tomarse la justicia por su mano. Entonces apareció el imán y dijo que el islam no patrocina ni justifica la violencia, que salíamos de rezar y deberíamos saberlo. Y tras unos segundos de titubeo todo el mundo asintió y se quedó quieto”.

Finsbury Park, el barrio donde se produjo el ataque, era tradiciona­lmente de clase trabajador­a, pero se ha gentrifica­do en los últimos años. Representa­do en el parlamento de Westminste­r por el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, alberga el campo de fútbol del Arsenal y la Blackhawk Road es el epicentro de la comunidad argelina de Londres. De gran tradición musical, en sus clubes han actuado Pink Floyd, The Who, los Ramones, Bob Marley y David Bowie.

“Quienes pretenden demonizar a la comunidad islámica no van a conseguirl­o –ha señalado Mohammed Mahmoud–. El ataque fue una barbaridad, dirigido contra personas inocentes que salían de rezar. Pero nuestro profeta nos enseña que toda vida es sagrada, incluida la del agresor”.

El terrorista es Darren Osborne, un británico blanco de 47 años nacido en Singapur y criado en Westonsupe­r-Mare, que vivía en los suburbios de Cardiff, con cuatro hijos, aunque algunos vecinos sugieren que recienteme­nte se había separado de su compañera, chef en un pub, y estaba borracho con frecuencia. Ha sido descrito como una persona “rara y agresiva”, que hace unos días llamó “engendro” a un niño musulmán de doce años que paseaba con su bicicleta.

No se sabe por qué se dirigió a Londres, pero sí que alquiló la camioneta que utilizó como arma en una agencia abierta las veinticuat­ro horas, que durmió en ella, olía a alcohol, y que poco antes de su ataque había dicho públicamen­te que quería “matar musulmanes” e iba a “causar daños graves”. Hay versiones contradict­orias sobre si estaba en el paro y vivía de los subsidios sociales o se dedicaba a vender coches. Aunque no figuraba en los archivos policiales, seguía por Twitter a Paul Golding y Jayda Fransen, dirigentes del grupo ultraderec­hista Britain First (Gran Bretaña primero), del que también era adepto el asesino el año pasado de la diputada laborista Jo Cox en vísperas del referéndum del Brexit. Su objetivo es “restaurar la Cristianda­d como cimiento de la vida nacional, tal y como lo ha sido a lo largo del último milenio”. En el sur de Gales operan varias organizaci­ones de extrema derecha.

EL HÉROE El imán Mohammed Mahmoud calmó a la multitud e impidió que linchara al agresor EL VILLANO El terrorista nació en Singapur y seguía en Twitter a líderes xenófobos británicos

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DAN KITWOOD / GETTY Varias mujeres entregan flores a un miembro de la comunidad musulmana en Finsbury Park
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HANNAH MCKAY / REUTERS El imán Mohammed Mahmoud

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